Las derivaciones del escándalo que involucra a la ex jueza de faltas Soledad Gramajo anticipan una semana candente en la órbita deliberativa. A días de la asunción de los ediles, las negociaciones por la elección de autoridades podrían tomar otro rumbo ante el asedio del romerismo. (Nicolás Bignante)

A horas del recambio deliberativo, las definiciones en torno al «Gramajo-gate» exponen el interés de las distintas fuerzas en pugna en el ámbito municipal. Mientras se intenta reducir la polémica a la banca que, eventualmente, dejaría vacante la ex jueza de V nominación de Tribunal de Faltas, desde las altas jerarquías siguen de cerca el virtual reacomodamiento de piezas al interior del órgano deliberativo.

El abordaje mediático local del escándalo evidencia, en mayor o menor medida, la puja de intereses al interior del poder político. Si bien, recaen sobre Gramajo serios antecedentes por desmanejos y malos tratos contra empleados, desde el romerismo y sus medios afines apelan a la teoría de la empleada «infiel» como una forma de disimular el tufillo operacional. El contraataque puede leerse como un reflejo esperable a los señalamientos que la concejal electa hiciera sobre su inmediato heredero en la línea de postulantes: el ultra-romerista Aroldo Tonini. La edil del doble comando llegó a catalogar a su ex-compañero de campaña como una «persona nefasta» y, de manera más genérica, referenció al romerismo como el impulsor de lo que denominó una «cama». “Yo estoy segura que es una manipulación política y que al señor Aroldo Tonini le encantaría estar en mi lugar”, disparó.

No obstante, el tenor del escándalo y su posterior manejo político exceden ampliamente las habilidades y atribuciones del ex-concejal colombofóbico. La sincronía de los hechos (sacados a flote en paralelo a la entrega de las distinciones del Tribunal Electoral), como así también el hecho de que el estallido haya tenido origen en las usinas informativas del centro del país, exponen el carácter minucioso de la maniobra.

 

Sincronía fina

Al día siguiente del escándalo, hicieron referencia al asunto el gobernador Gustavo Sáenz y la intendenta Romero. El primero, mesurado, catalogó de «reprochable» la actitud de la abogada, aunque matizó agregando que no será él quien opine o defina «lo que hay que hacer con la concejal electa». La segunda, por su parte, no escatimó en adjetivos y aseguró que el tribunal de ética de su partido (suponiendo que tal cosa exista) evaluará las acciones a seguir contra la edil; partido al que, por cierto, Gramajo Salomón no está afiliada.

La firmeza de la mandataria halló extensión y continuidad en el diario familiar, donde se plasmaron detalles de escasa chequeabilidad, como la presencia de un menor en el vehículo y los nombres de las presuntas «entregadoras». Pero al margen de toda valoración sobre el rigor informativo de la publicación, se destaca un particular fragmento: «la revelación de la presencia de un menor de edad en el auto anticipa un agravamiento del escándalo y la necesaria intervención de la Justicia para averiguar qué hacía un menor en esas circunstancias» (El Tribuno, 26/11/2021).

El «agravamiento del escándalo» presagiado por el rotativo de la familia Romero, no parece haber tenido lugar en las plataformas de comunicación alineadas con el Grand Bourg, ni en ninguna otra que no esté bajo la órbita del CCM. Sin embargo, el meollo de la cuestión puede encontrarse en el expreso pedido de «intervención de la justicia».

Más allá de las declaraciones de los altos mandos, de las derivas partidarias y hasta del clamor popular, no existen los mecanismos institucionales para impedir que el próximo viernes 3 de diciembre Gramajo se siente en una de las 21 bancas del edificio de Av. del Líbano. Al no haber concejales en actividad (al menos hasta la aprobación de la Reforma Constitucional el recambio del cuerpo es total), un eventual juicio político sólo podría concretarse luego de la asunción de los ediles, de la elección de autoridades y de la conformación de comisiones. Sólo la justicia ordinaria, ante la existencia de un delito, podría dilatar la asunción de la ex jueza de faltas, aunque eso implicaría una celeridad judicial inusitada a menos de una semana del recambio. La insistencia en la presencia de un menor al momento de los hechos, se encamina a forzar la no asunción de la excandidata de FELICIDAD en el órgano deliberativo.

Factor Tonini

Para el romerismo, no es lo mismo que Aroldo Jesús Tonini asuma el 3 de diciembre a que lo haga luego de una eventual destitución. El viernes próximo, en el recinto deliberativo, se definirá nada menos que el tridente de autoridades que comandará las sesiones de aquí al final del mandato bettinista. Todo indica que la actual conducción del cuerpo, refractaria a las políticas del romerismo, lograría ser ratificada.

En el medio se filtraron algunos pedidos para que, en caso de que Gramajo renuncie, se respete la paridad de género y sea reemplazada por una mujer. De haber prosperado alguno de ellos, la heredera natural de la banca hubiera sido la saenzista Noelia Nieva, pero los antecedentes inmediatos echan por tierra esa posibilidad: Fonseca fue reemplazada por Nicolás Kripper y Pontussi por Gabriel Bazán.

Por sí solo, el cambiazo Gramajo-Tonini no revertiría la tendencia, aunque envalentonaría a otros aspirantes y equilibraría la balanza en el esquema de negociaciones. Es allí donde cobran notoriedad las intervenciones de los ediles de Juntos por el Cambio, en particular de José Gauffin, quien adelantó que reclamará la presidencia del cuerpo para su espacio en virtud de los resultados electorales.

Al coro se sumaron los concejales electos del espacio y hasta la derrotada Inés Liendo, quien escribió desde algún lugar de Buenos Aires: «Soledad Gramajo es del partido que le robó las vacunas a nuestros abuelos e hizo fiestitas en Olivos mientras nosotros nos fundíamos en nuestras casas. Basta de privilegios, corrupción e impunidad. @solegramajok DEBE RENUNCIAR!» (SIC).

Cualquiera sea el contendiente del saenzista Darío Madile, deberá enfrentar la adversidad de los números. Si por caso es el macrista Gauffín, deberá apalabrar a los dos representantes del radicalismo, además de a los biellistas, Paula Benavides y Ricardo Choque. Esto último a pesar de que en algunos sectores de Juntos por el Cambio aún cargan las tintas de la derrota sobre Salta Independiente. La entrada de Tonini al campo de las negociaciones podría aportar el décimo poroto.

Un escenario semejante no garantizaría en sí mismo el desplazamiento de Madile, aunque pondría a más de un saenzista a repensar y, eventualmente, engrosar sus exigencias. Un reacomodo indeseado de fichas que aleja a la actual conducción del cuerpo de la convicción de «tener la vaca atada»