El periodista de Orán, Samuel Huerga, confirmó que el gobierno lo dejó sin un puesto que desde hace siete años ocupaba en la administración pública. Huerga, director de la radio Cadena NOA de Orán acusó de la maniobra persecutoria al ministro de gobierno también oranense Julio César Loutayf.

Huerga se ha convertido en un referente del periodismo independiente del norte provincial. Es también, para muchos, una espina irritativa que alumbra lo que muchos quieren que quede en las sombras. Hace un año, por ejemplo, sorprendió a propios y extraños cuando transmitió en directo la represión a los obreros del ingenio El Tabacal. Él, que ejerce su profesión poniendo su propio cuerpo y sin contar con las ventajas monetarias de los grandes medios, desde hacía siete años que trabajaba en el área de informática del Ministerio de Educación que, al final de cada año y tras informe de evaluación, le renovaba el contrato. Durante el último tiempo, Samuel estaba afectado al Programa Conectar Igualdad. Según él mismo declaró, este año tenía contrato hasta diciembre con la posibilidad de renovar hasta el 2016.

Todo eso ha quedado ahora en la nada. Sin motivo ni argumento convincente, a Samuel le rescindieron el vínculo a mitad de año. Como siempre, Samuel no tuvo reparos en decir lo que piensa y a ese despido lo atribuyó a una clara discriminación por sus posicionamientos ideológicos siempre explicitados, y al enojo del Ministro de Gobierno Julio César Loutayf por la cobertura que hizo sobre el fenomenal enriquecimiento del mismo tras cuarenta años de cargos públicos. “A partir de ahora seré un desocupado pero no un ladrón ni un cómplice”, aseguró Huerga. “La rescisión de mi trabajo no tiene antecedentes y es una ataque a la libertad de prensa, de corte macartista y contra la clase obrera”. No fue esto lo único que Huerga debió padecer en los últimos años. “Me tiraron la antena de la radio, nos niegan la publicidad oficial, nos interfieren la señal, me amenazaron y ahora quieren ajustar con el hambre y sin argumentos. Para vencer todo ello, mi familia, compañeros del Partido Obrero, vecinos, oyentes y colegas, vamos a desarrollar una lucha en todo sentido”, concluyó.

Los ataques a la libertad de prensa, de este modo, siguen a la orden del día. Y el método adoptado con Samuel confirma que la estrategia de las listas negras volvió a ser desenfundada por los vampiros que desean que sus actos queden en la oscuridad de la noche. Listas negras que siempre constituyeron una herramienta del poder, para amedrentar a los que critican ese poder. Una herramienta vil que siempre tuvo por objetivo identificar a los actores irritantes al establishment, para así someterlos a un proceso de asfixia económica. Un paciente y demoledor trabajo que priva al “provocador” de los recursos indispensables para la supervivencia misma y que busca quebrarlo en su moral para disciplinarlo, o directamente eliminarlo. Una eliminación, además, que debe ser pública a fin de que el triste espectáculo del que lo padece aleccione a otros potenciales díscolos. Samuel Huerga seguramente luchará contra eso a brazo partido. Solidarizarse con él resulta imprescindible para que el triunfo sea de todos.