La Izquierda Diario publicó una nota que devela el trasfondo social del sketch ´Sor teresa de la UTA´ y “el pelotero de troskistas” de Peter Capusotto. El objetivo de la nota es “pensar la función de la parodia y el humor como elemento de disrupción en el actual panorama hegemónico de sentido común progresista” (sic).

El chiste, precisa el artículo firmado por Sebastián Muzyka, estuvo incluido en la escena de “Peter Capussoto y sus vídeos” del lunes 10 de agosto pasado. El contexto de producción del mismo, se precisa en la nota, era el conflicto entre la empresa Monsa y los trabajadores de la línea 60. El objetivo, finalmente según el intelectual orgánico de la clase trabajadora, no era otro que “pensar la función de la parodia y el humor como elemento de disrupción en el actual panorama hegemónico de sentido común progresista”.

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Tras calificar el objetivo, el autor vuelve sobre el contexto de producción del sketch recordando que dos semanas atrás la Gendarmería Nacional había reprimido a los trabajadores que reclamaban la reincorporación de 53 compañeros despedidos, con el único apoyo político de partidos y agrupaciones de izquierda (el “pelotero de troskistas” que el sketch menciona) y la oposición de su sindicato.

“¿Habrán conocido los autores el trasfondo de este conflicto? ¿Fue grabado antes o después de la mencionada represión? ¿Es una mera coincidencia o es la explicitación de un posicionamiento político ante un conflicto determinado?”, se pregunta el autor que ahí nomás aclara que en tanto no le interesa “hacer denuncias simplonas que pretendan relacionar mecánicamente un chiste masomenos desafortunado o logrado, la postura política de su autor y el desarrollo de una lucha particular” sentencia que “Una obra no es una prueba incriminatoria. Una obra es, en última instancia, síntoma de procesos históricos, políticos, culturales mucho más profundos (de los cuales sus autores no son ajenos)”.

Tras el largo, rodeo Musyka precisa que “El análisis, entonces, pasará por otro lado” aunque para comprenderlo se recomienda observar el capítulo de Capussoto que disparo tamaño análisis:

A continuación, las ideas principales de un análisis y el sketch:

“El sketch de Sor Teresa se propone parodiar, por un lado, la imagen de la burocracia sindical como paladín del movimiento obrero y, por el otro, el rol de la izquierda en el desarrollo de sus acciones políticas (…) el sketch desplega un interesante desarrollo cómico (a nivel corporal) que enfatiza la contraposición entre la mesura religiosa esperada en el cuerpo de una monja y la desmesura del dirigente peronista (…) La izquierda troskista es representada en la figura de un tonto distraído de barba que corre detrás de una pelota lanzada por la Sor, cortando la calle más próxima sin sufrir ninguna represalia.

“Luego, trabajadores de la UTA tiran piedras a gastronómicos y preparan un enfrentamiento con la UOCRA. Aquí, la referencia al accionar de patotas es sutil, imperceptible. No aparece en escena ninguna alusión a algún tipo de entramado mafioso de mercenarios a sueldo, sindicatos, patronales y funcionarios del estado. Esta ausencia iguala a todo posible activismo sindical de base con las patotas representadas. En este panorama, la burocracia de la UTA pareciera salir de la humorada bastante bien parada, con una dignidad nostalgiosa que apela a cierto romanticismo peronista”.

“Los dardos más punzantes son lanzados a la izquierda, apelando al estereotipo más elemental del “psicobolche”. No hay rostro humano ni nostalgia posible en ese personaje. El “reirse con él” solo es posible con la Sor Teresa de la UTA. Tampoco hay rastro alguno de represión en la escena. No hay causas ni consecuencias en los actos representados (….) Se reiría (en los marcos de la hipótesis planteada) de ese troskista al “que le gusta que le peguen”.

“La fisura instalada para que el chiste funcione es la de esa izquierda tonta manejada por la UTA (mencionando directamente al troskismo) y el corte de calle irracional, tonto, inconsciente, corriendo detrás de alguna pelota oportunista lanzada por “la derecha”. No hay rastros de represión ni de conflictividad social: esa ausencia, ese ocultamiento (de acontecimientos reales y concretos ocurridos recientemente), deja entreabierta una burla a las denuncias permanentes de casos de represión del aparato estatal realizados por esa izquierda estereotipada (“¿no ves que cruza la calle y no le pasa nada?”, parece querer decirnos el chiste). Si se tratara, en cambio, de un mero “desconocimiento” de esas denuncias por parte de los autores, la ecuación no cambiaría demasiado”.

“Sin dudas, es extraño (y, ¿por qué no?, doloroso) poner a Capussoto y Saborido bajo la lupa en esta circunstancia: una dupla muy respetada por aquellos que revindicamos ese humor político como arma de ruptura, de desnaturalización, políticamente incorrecto, irreverente y rupturista que supieron (y quizás aún sepan) desarrollar”.

“La industria del entretenimiento cambió, los programas más reaccionarios del prime-time hacen uso de procedimientos del humor absurdo y surrealista. Quizás por eso hoy Capussoto sea ubicado (por propios y extraños) en un pedestal de capo-cómico nacional, lugar ganado, sin dudas, con justicia. Posiblemente, el costo de ese lugar ganado sea la neutralización de su propuesta”.

“Así como la Tota de Miguel Del Sel parodiaba a esa cuarentona menemista para afirmar los modelos de belleza joven y femenina (también menemista) o el gay de Dady enaltecía, por oposición, al macho alfa del patriarcado más reaccionario, “Sor Teresa de la Uta”, después del chiste, nos abre un mundo más ordenado dónde la lucha por “paritarias, aguinaldo y retroactivo” es una exageración, un exceso (una revelación divina inesperada), y la disputa política del movimiento obrero en las calles no tiene nada que ver con la izquierda”.

“Pero el chiste no fue gratuito. La industria del entretenimiento (a la cual Capussoto suele criticar con ironía) sigue funcionando, reciclando cínicamente sus elementos subversivos. Otra vez nos reímos y divertimos dentro del intervalo establecido entre la música y los cortes publicitarios, con la conciencia tranquila de estar participando del rito televisivo del sarcasmo y la crítica social semanal. Quizás sea ese el único rasgo distintivo de este humor progresista con respecto al de Del Sel y compañía”.