La relación del romerismo con el saencismo tiene protocolos prolijos, relaciones tirantes y continua desconfianza alimentada por soberbia del pasado y poca autoridad del poder actual. El grupo que comanda el senador nacional quiere cerrar negociaciones que se concentran en la reelección de Bettina Romero y un acuerdo para heredar el poder en 2027 con el apoyo del macrismo. Crónica de un matrimonio en crisis.

 

Los tiempos electorales se aproximan vertiginosamente y comenzarán en estos días a forzar definiciones de los diferentes espacios políticos. El conglomerado saencista se muestra confiado por los acuerdos gestados el año pasado y que se proyectan para un intento reeleccionario que no muestra nada enfrente que lo ponga en peligro.

Sin embargo, hay un sector asociado que oscila, y que ante la falta de seguridades sobre sus pretensiones, busca que el primer mandatario lo bendiga de antemano. “El romerato” siempre ha mostrado inteligencia para estos trances y, entre amagues, estocadas a la segunda línea y operaciones mediáticas, gravita para lograr que Bettina Romero también renueve su mandato.

La aparición de la familia Biella instalando una marca que puede competir con una intendenta que apenas llega a veinticinco puntos de aprobación ciudadana, ha despertado preocupación que ya detonó especulaciones y acciones. Por boca de los hermanos del médico ya han planteado que Bernardo quiere competir. La paranoia también alimenta la versión de que Emiliano Durán disputará el cargo más importante de la Capital. Por ello, miran de reojo al oficialismo, conspiran, confabulan, reniegan y maldicen porque no existen para ellos las seguridades de antaño.

El plan con Bettina

Como siempre, la estrategia de este grupo se concentra en el acuerdo de mesa chica en la que solamente quieren que estén Gustavo Sáenz y Juan Romero. Ya fuera Juan Urtubey de la mesa de mandamases, y fallecido Jorge Brito, sostienen que no existen otras personas de poder que puedan decidir sobre los destinos del millón y medio de salteños.

Confían en que el gobernador tiene en claro que ha llegado al cargo con su ayuda y que lo que corresponde es imponer el status quo hasta el 2027 en deberán devolverles el bastón gubernativo. Son los que divulgan a quien quiera escuchar que son el único agrupamiento que combina la influencia política con el apoyo económico de los sectores productivos y financieros y que, a partir de 2023 también tendrá la llave para abrir las puertas de la Casa Rosada con el nuevo presidente que será de Juntos por el Cambio. Sueñan con el regreso de Mauricio Macri a Balcarce 50 y que éste imponga a Bettina como la gobernadora cuando Sáenz abandone el cargo tras la limitación que impone el nuevo texto constitucional.

Maniobras encubiertas

Este quizás es el motivo por el que Juan Romero, mientras es afiliado activo del Partido Justicialista, solicita que ésta fuerza no integre el movimiento provincial que quiere presentar el Gobernador en el próximo comicio. Nada que lo acerque al Kirchnerismo o al Albertismo debe comprometer estos altos objetivos, aunque la posición incomode a su socio local más importante.

También explica por qué los interventores del PRO, elegidos en Lesser, castiguen y proscriban a funcionarios afiliados a esta fuerza que ocupan cargos de un gobierno al que también ellos pertenecen. Por ello diputados y concejales de este partido pusieran tanto énfasis en la necesidad de que Sáenz garantice que se irá luego de su segundo mandato.

Lo que cobraron

A nivel local nada ha cambiado desde 2019 en que Gustavo Sáenz ingresó al principal despacho de Grand Bourg. Las huestes de Juan Romero mantienen espacios de poder en el gobierno provincial, al margen de que en el municipio capitalino no comparten ningún espacio salvo la supuesta inserción de Frida Fonseca en la Secretaría de Gobierno. Todos saben que para ser parte del gabinete de la alcaldesa hay que presentar un positivo en pruebas de ADN y ofrendas de lealtad.

El Gobernador, sin embargo, compensa a la dirigencia de distinta extracción política que lo acompañó al poder provincial y ha sido generoso con la familia que comanda con señales ambivalentes el sempiterno senador nacional. Ocuparon las estratégicas áreas que deciden sobre las obras públicas y los juegos de azar y, detrás de la vidriera, también incidieron en la designación del Ministro de Economía Roberto Dib Ashur y de la Secretaría de Minería y Energía Flavia Royón. Aprobaron la designación del Ministro de Seguridad Abel Cornejo, y sostienen con cobertura política indirecta a varios intendentes. Carlos Funes de Embarcación, Enrique Martínez de Rosario de Lerma, Carlos Folloni de Campo Quijano, Yolanda Vega de Cerrillos, son solo algunos de los alcaldes que de diferente manera o por distintos motivos, hoy tienen abierta relación con “el romerato”.

El desgaste

Algunas encuestas interesadas hablan de que la imagen negativa del gobierno provincial supera los cuarenta puntos y es lo que genera debates en la casona de Lesser, en donde los de paladar negro integrantes del  “romerato” continúan renegando del estilo saencista y proclaman la necesidad de diseñar estrategias que amplíen su zona de poder. Son los que sugieren que el Ministro de Infraestructura Sergio Camacho, además de contemplar los intereses económicos del grupo debe ahora asumir el rol de Jefe de Gabinete. Sostienen, tal vez con razón, que es el mejor ministro, el más expeditivo y el que ha logrado la inversión del gobierno nacional en Salta de más de 50.000 millones de pesos. Semejante versión choca con el atributo más importante del actual gobernador y hasta intenta desmerecer las gestiones que semanalmente se transforman en anuncios y visitas de funcionarios de Alberto Fernandez.

Los rumores de que estos rebeldes denigran a los dos pilares del gobierno, constituidos en las personas de Nicolás Demitrópulos y Pablo Outes, llegaron hace rato a la Casa de Gobierno. Los descontentos se ahondaron luego de que en un asado un ministro afín a este sector se presentó ante importantes empresarios como la cabeza del grupo de “hacedores” que serían los únicos que sostienen la gestión de Sáenz y se autotitulan “los imprescindibles”.

Los resultados de las consultoras que exponen como magra la gestión tienen bastante que ver con defectos propios de los funcionarios, como también con la continua campaña mediática que tiene como usina al diario familiar de Limache. Cada conflicto que se inicia en la órbita gubernamental no solamente es replicado, sino que es expandido geométricamente por el matutino, generando un desgaste que es inversamente proporcional al disimulo con que trata la peor gestión capitalina.

El corto plazo

El tiempo que viene debe definir en concreto cuándo se realizarán las elecciones y mientras los delfines saencistas entienden que hay que adelantarlas para abril o mayo de 2023, lo que ahora condiciona esta decisión es la aparente intención de Alberto Fernández de adelantar los comicios nacionales. De lo que no hay dudas, es que siempre estarán separados.

También deberá decidir si habrá PASO y cómo se constituirán los concejos deliberantes tras la expansión de los mandatos a cuatro años y la necesidad de que la renovación se produzca por mitades. Son leyes importantes que deberán sancionarse a corto plazo.

Frente a debilidades que hablan de escasez de cuadros con alto conocimiento e imagen para poblar las listas de candidatos, y poco trabajo territorial en la provincia, si bien piden más parece que los romeristas se conformarán con mantener lo que ya tienen.

Esto incluye el apoyo a la división de elecciones porque quieren repetir la estrategia que en 2021 los llevó a apoyar al oficialismo local en las provinciales, para mostrarse en las nacionales en alianza con quienes a diario hablan mal de Sáenz y su gobierno.

Hasta ahora el saencismo supo contener pacientemente las apetencias de cada uno de los sectores que integran un movimiento cuyos extremos están demasiado distantes. También ha pagado cada favor político. Mientras que algunos se muestran rebeldes o demasiado ingeniosos para tensar la cuerda, lo único claro es que si el Jefe de todos decidiera bajarles el pulgar poco podrían hacer para atenuar semejante golpe. Para el Grand Bourg casi todos son prescindibles.