En medio de una crisis económica que obliga a tomar medidas de restricción de gastos a nivel nacional, provincial y municipal, nos encontramos con una propuesta que genera interrogantes sobre las prioridades del gobierno provincial. Mientras se anuncian recortes, el Ministro Villada resucita la idea de los teleféricos urbanos, una iniciativa que parece más cercana a algún interés particular, que a las necesidades actuales.

La exintendenta Bettina Romero, cuyo mandato dejó más críticas que aplausos, había lanzado la idea de los teleféricos urbanos en plena campaña electoral, quizás como un último intento de mantenerse en el poder. Ahora reflota y publica la idea, el ministro romerista Ricardo Villada, sin tener en cuenta las medidas de austeridad, avanzando en el análisis de un «sistema multimodal» de transporte.

Resulta cuestionable que, en momentos en que se revisan contratos, se suspende asistencia financiera a municipios y se congelan sueldos, se abra la puerta a proyectos que, además de generar dudas sobre su viabilidad, parecen más enfocados en un legado político-comercial como uno de los tantos que caracterizan a las gestiones romeristas, que a las necesidades reales de la ciudadanía.

En contraste con las acciones gubernamentales destinadas a enfrentar la crisis, se plantea la posibilidad de un sistema integrado de movilidad por cable, citando experiencias en Bolivia, Colombia y México, al igual que en su momento lo hizo Bettina Romero. Sin embargo, la lógica detrás de esta propuesta no queda clara, especialmente cuando existen alternativas para agilizar el tránsito y mejorar la movilidad urbana sin necesidad de invertir en proyectos de alto costo.

Es crucial preguntarnos si este impulso por los teleféricos responde a un verdadero beneficio para la población o si, más bien, es resultado de intereses políticos y económicos. En este contexto, resulta difícil justificar la prioridad dada a proyectos que, por el momento, parecen más caprichos políticos que soluciones pragmáticas.

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