Aunque los datos del Indec revelaron ayer que el 32,2% de los argentinos son pobres, si las se analizan por franja etaria surge un dato más preocupante: el 47,7 % de los niños menores de 14 años es pobre. El porcentaje representa a 2.850.900 niños y niñas.
Esos 2.850.900 son casi el 48% de los 6.011.421 que habitan en los aglomerados urbanos relevados por la Encuesta Permanente de Hogares. El diario Ámbito Financiero preciso esas cifras y luego dialogó con la directora del Programa de Protección Social de Cippec, Gala Díaz Langou, quien sostuvo: «los niños y las niñas son los más perjudicados en esta distribución. Son a quiénes deberíamos estar brindando las mejores condiciones y, en realidad, es en quienes concentramos la pobreza».
Según la especialista, esta diferencia entre las franjas etarias surge porque en general «los hogares con niños son los más pobres». «Una pareja sin hijos tiene más facilidades que una pareja con el mismo ingreso y dos hijos», señaló y agregó que además, en hogares vulnerables la tasa de natalidad y embarazo adolescente suele ser más alta.
En este sentido, Díaz Langou enumeró tres ejes fundamentales a la hora de hacer frente a la pobreza infantil: la reformulación del actual sistema de trasferencias que es «fragmentario e inequitativo y favorece más al 20% más rico que al 20% más pobre», el fortalecimiento de las estrategias de educación sexual y reproductiva y la designación de un Defensor del Niño, «una ley que se promulgó en 2006 y aún no se ejecutó».
«Revertir esta tendencia de infantilización de la pobreza es un desafío complejo pero urgente. Implica abordar causas estructurales con una estrategia que incluya múltiples dimensiones como garantizar que todas las familias con niños cuenten con ingresos suficientes», concluyó.