El apretado triunfo “U” provino otra vez del interior. El 69% de los votos oficiales vinieron del allí. Orán y San Martín fueron cruciales para equilibrar los porcentajes a pesar de la dura derrota en Capital. Recursos e impunidad explican la lealtad de los intendentes al Grand Bourg. (Daniel Avalos)

Los resultados obtenidos por el oficialismo en el interior no fueron los mismos que los de la PASO, pero alcanzaron para asegurarle un triunfo que le permite disimular una tendencia decreciente en cuanto a la adhesión civil.

En el interior, sin embargo, estuvo su espacio vital. De los 174.000 votos alcanzados por Rodolfo Urtubey en el día de ayer, el 69% provino del interior de la provincia (119.687 votos) contra un total de la Capital provincial que apenas llego los 54.133 (31%). Esa situación, en el marco de un interior que cuenta con un mayor padrón electoral que capital y que posee más cantidad de votos efectivamente emitidos, ha resultado crucial. De ese total, además, un porcentaje más que importante procedió de dos distritos claves en términos electorales: Orán y San Martín con 22.401 y 31.304 respectivamente. Cifras que en conjunto representaron el 30% de los votos oficialistas. Tales departamentos, en ese sentido, se convirtieron para el Grand Bourg en escenarios vitales de un mapa en donde el distrito capital le resulta esquivo desde el 2009 en lo que a elecciones legislativas se refiere.

La ocupación efectiva de esos espacios ha sido paciente y requirió enormes recursos. El oficialismo argumenta que el apoyo del interior obedece a las políticas de descentralización, mientras los apegados a lecturas menos altruistas interpretan a la descentralización como un dispositivo que permite aceitar y usufructuar el poder de los extensos aparatos clientelares que los intendentes montan a partir de la pobreza existente en esos municipios.

Eso requirió dos movimientos bien articulados: mayor provisión de recursos a los municipios por parte del Grand Bourg que luego los intendentes administran con total impunidad. Lo primero tiene una corta historia. Desde el 2009 se transfiere más dinero a las intendencias a partir de un incremento de la coparticipación del Fondo Federal Solidario (retenciones a la soja) y la descentralización de la ayuda social implementada en el 2010. El uso de esas partidas es distinto -el Fondo Federal debe invertirse en obras mientras la descentralización es dinero en efectivo- pero suponen un volumen de dinero enorme. Según el presupuesto 2013 y excluyendo a la intendencia capital, los municipios recibieron por fuera de la coparticipación un total extra de $294.572.614 ($127.046.721 por Fondo Federal Solidario y $167.525.893 por Descentralización de la ayuda social).

Un poderoso bonus trak

Si esa situación de conjunto explica que la poderosa maquinaria de los intendentes se haya puesto al servicio de Urtubey, no es menos cierto que el gobernador se encargó de que los dos distritos más importantes del interior gozaron de un plus que explica el triunfo que equilibró lo que ya se sabía como una segura derrota en la capital. Nos referimos a la relación entre Fondo de Reparación Histórica y resultados electorales en los departamentos de San Martín y Orán.

Como se sabe, el FRH significó una suma cercana a los mil millones de pesos que se destinaron a los tres departamentos hidrocarburíferos para solventar 175 obras: 48 en Rivadavia por $77.050.000; 66 para San Martín por $243.550.000; otras 57 en Orán por $265.460.000; y 4 interdepartamentales (aquellas que alcanzarían a jurisdicciones diferentes) por $338.000.000. El anuncio del plan en el 2012 coincidió con la designación de Rodolfo Urtubey como coordinador de ese dinero que, así, se garantizó una sólida campaña de instalación personal, inauguraciones y manejo de recursos en dos distritos claves por densidad demográfica: Orán con 138.838 habitantes y San Martín con 156.910 y que juntos representan, según el censo 2010, el 25% de la población salteña. El otro departamento beneficiado fue Rivadavia que cuenta con 30.357 habitantes.

La enorme cantidad de recursos por fuera de la coparticipación con la que gozaron los intendentes de esos distritos, explican el férreo compromiso de los mismos con el hermano del gobernador. Un breve repaso de lo ocurrido en las PASO de agosto y en los comicios de ayer lo confirman. Hace dos meses Urtubey ganó con el 48% en San Martín (34.131), con el 38% en Orán (24.755) y con el 75% en Rivadavia (7532); porcentajes que sensiblemente menores en el día de ayer se  repitieron ayer con el casi 47% % en San Martín (casi 32.000 votos) y el 35% % en Orán (23.000 votos). Cifras que permitieron que los dos distritos más importantes del interior compensaran ampliamente los buenos números de Romero en la capital provincial.

El compromiso, por supuesto, se entiende. A los $18.792.825 que recibieron este año los municipios de Orán por concepto de Fondo Federal Solidario (Orán $10.543.834; Pichanal $2.886.546; Santa Rosa $2.478.396; Hipólito Yrigoyen $1.726.892; Urundel $1.157.157); hay que sumarle los $28.603.191 que percibieron por Descentralización de la Ayuda Social (Orán $14.018.510; Pichanal $7.732.055; Santa Rosa $3.624.465; Hipólito Yrigoyen $2.067.516; Urundel $1.160.645); y adjuntarle también los montos de las obras del Fondo de Reparación Histórica. Si uno analiza solamente las obras ya inauguradas, las finalizadas pero no inauguradas, las que están en ejecución y las que se iniciaron, descubrirá algo asombroso: que las 37 obras de Orán inscriptas en esas categorías suman $151.051.897, de los cuales $29.346.894 (20%) quedo en manos de las municipalidades de Orán que ganaron 14 licitaciones.

El departamento de San Martín vive una situación aun mejor. No sólo porque sus seis municipios (Embarcación, General Ballivian, Mosconi, Salvador Mazza, Tartagal y Aguaray) recibieron más que Orán en concepto de Fondo Federal Solidario ($23.744.096) y Descentralización de la Ayuda Social ($36.955.682); sino también por la situación vivida con las obras del Fondo de Reparación Histórica. Y es que aunque las obras que el gobierno califica como inauguradas, finalizadas pero no inauguradas, en ejecución e iniciadas, son 43, representan un monto total inferior a las 37 de Orán: $132.307.491. Sin embargo, en San Martín, las obras licitadas por los municipios llegan a 18 y representan $43.858.955, lo que significa que el 33,15% de los fondos quedaron también bajo administración de los intendentes. El más beneficiado de esos municipios fue Embarcación que ganó la licitación de tres obras que le representan el manejo de $19.000.000. El menos beneficiado fue Salvador Mazza con dos obras por $1.500.000, aunque con sólo pensar que el que manejaba esa suma era el prostibulario Villalba… la realidad asusta.

Plata e impunidad    

Asusta porque la mayor provisión de recursos a los cuestionados intendentes estuvo acompañada por la impunidad en el manejo de los mismos. El caso emblemático fue el del ya nacionalmente famoso intendente prostibulario Carlos Villalba, quien fuera separado de su cargo luego de ser detenido en un prostíbulo capitalino. Una auditoría a Salvador Mazza en el 2011 y publicada por el organismo el 2 de noviembre de ese año, mostraba que el uso nefasto del mayor dinero con el que contaban los intendentes fue tal, que los auditores concluyeron que  “en atención a las observaciones formuladas en este Informe de Auditoría Definitivo (…) correspondería la aplicación de la normativa contemplada en la Res. AGPS Nº 20/04” que es la que busca “proveer a la Auditoría General de un Reglamento que brinde celeridad a las actuaciones, asegurando el legítimo derecho del Estado de munirse de aquellos elementos esenciales para fundamentar la acción judicial tendiente a hacer efectiva la responsabilidad civil de los agentes y funcionarios, ante la existencia de un perjuicio de significación para el Fisco, en el marco propio de una investigación sumarísima”.

Salvador Mazza, sin embargo, es un fragmento de la totalidad. De allí lo asombroso que resulta visitar la página oficial de la auditoría. Entre los años 2011 y el actual, se publicaron 83 informes definitivos sobre municipios. Esos 83 informes corresponden a gestiones municipales que actuaron con Urtubey como gobernador. Y de ellos sólo uno, el efectuado a Cachi y publicado en febrero del 2011, aprobó el accionar del Intendente. Con el resto nunca se hizo nada al respecto, aun cuando tres fragantes faltas atraviesan a todos los informes: el no cumplimiento de la Ley 6838 denominada del Sistema de Contratación y que establece cómo usar el dinero de los a partir de ciertos montos; la inexistencia de controles internos que aseguren la legalidad de los procesos; y la constante obstaculización de los intendentes a suministrar la información requerida.

Al que nunca asusto esta situación fue al propio Urtubey. Sin dudar un segundo y persistiendo con determinación a lo largo de los años, su estrategia electoral fue la de transferir recursos y garantizar impunidad a los intendentes a cambio, eso sí, que estos últimos le transfieran a él su poder territorial-electoral. La estrategia, hay que admitirlo, ha sido inteligente y exitosa. Y confirma, también, que lo inteligente y exitoso no necesariamente va de la mano del bien común.