En Salta coexisten 65 fuerzas políticas, de las cuales 33 están reconocidas y 32 están en trámite de reconocimiento. ¿Qué papel jugaron las primarias abiertas en la dispersión de la oferta electoral? ¿Existen realmente 65 modelos distintos de provincia concentrados en cada uno de los partidos vigentes?
La eliminación de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) es por estos días el eje central de discusión en la política doméstica. El debate, absolutamente escindido de las preocupaciones y urgencias de las mayorías, se abre paso en paralelo a las reuniones que el oficialismo lleva adelante con referentes de las distintas fuerzas políticas.
Como cada vez que el tema se pone sobre la mesa, la posición que adopta cada uno de los actores políticos depende enteramente de la coyuntura actual. De allí que quienes otrora fueron fervientes detractores del sistema hoy lo defienden a ultranza, y viceversa. En su última aparición pública, el gobernador Gustavo Sáenz evitó sentar posición sobre el asunto en pos de no condicionar el debate, aunque a nadie escapa que es uno de sus principales impulsores. Si, en cambio, hizo mención al sistema de votación, refiriendo que volver a la boleta papel sería un enorme retroceso.
Ahora bien, al margen del oportunismo reinante vale la pena cuestionar el papel real de las PASO en el desarrollo de la oferta política provincial. ¿Realmente han sido una garantía para los partidos incipientes o más bien son estos una consecuencia de la aplicación de las PASO? ¿Hasta qué punto las primarias no han contribuido a la desintegración de las expresiones partidarias?
Quienes abogan por la continuidad del sistema esgrimen que el Estado debe garantizar la participación de todo aquel que quiera ser candidato en el espacio que sea. Frente a esta realidad, vale la pena echar un vistazo a los datos de la justicia electoral.
En el distrito Salta existen 33 partidos políticos con personería jurídica reconocidos, de los cuales 15 cuentan con número nacional. La cifra posiciona a Salta como una de las provincias con mayor oferta electoral del país.
Adicionalmente, existen 32 partidos en trámite de reconocimiento. Esto es, casi el mismo número de fuerzas políticas reconocidas legalmente. Entre los partidos que aún no han sido legitimados se encuentran espacios otrora relevantes como: Salta Somos Todos (de Alfredo Olmedo) el Movimiento Popular Unido (de Nora Giménez) y el Partido de la Cultura, la Educación y el Trabajo (de Jorge Guaymás). Todos ellos se encuentran en trámite de readquisición de personería, entre otros posibles motivos, por la caída de afiliaciones.
Desde el retorno de la democracia a la fecha, la provincia pasó de un sistema tri-partidario (justicialismo, radicalismo y Partido Renovador) a contar con al menos 65 expresiones políticas. A ellas deben sumarse las agrupaciones municipales que en la última elección fueron alrededor de cuarenta.
Cabe cuestionarse mirando estas cifras: ¿Existen en Salta 65 modelos distintos de provincia expresados cada uno en una fuerza política independiente? ¿Cuántos de esos partidos no son en realidad desmembramientos ocasionales de otras fuerzas mayores? ¿Cuántas variantes reales del justicialismo, el radicalismo o la izquierda existen verdaderamente en Salta?
Hay quienes sostienen que las PASO podrían haber contribuido a la atomización de los partidos, en tanto que evitan a sus miembros tener que sentarse a discutir políticas, acercar posiciones y negociar cargos. Desde su aplicación, quienes cuentan con cierta espalda simplemente se presentan ante la justicia electoral y compiten por fuera. Para muchos, las PASO, tal cual se conciben en la actualidad, sólo derivaron en la pulverización de los partidos en un sinfín de propuestas independientes, pero indistinguibles entre sí.