Algunas preguntas que le realizamos al escritor Mario Saravia sobre su libro “Formas Humanas”. (Andrea Sztychmasjter)

02/02/2020 la fecha que el escritor dejó plasmado en su libro cuando me lo entregó en mano en un bar de la ciudad. Las circunstancias de esa entrega no hacen falta contarlas aquí pero puedo decir que ese mismo día conocí al escritor por un amigo en común. 22/07/2020 me apresto a escribir una nota luego de haberle prometido que leería su libro y veo que pasó algún tiempo desde esa noche de verano a hoy y recuerdo haberle dicho algo sobre las “reseñas” de libros y lo complejo que me parece el asunto. Entonces considero que lo mejor es que el autor hable de su obra, quien mejor que él para reseñarse.

Mario Saravia nació en El Quebrachal, provincia de Salta, en 1978. Es empleado de comercio. Comenzó subiendo sus escritos en un blog personal y redes sociales. Ha participado en la antología Brote poético (2016, Vidamí Editora), ha publicado el poemario Stalker (2018, Killa Ediciones) y Formas Humanas (2019, Gerania Editora)

En la contratapa de “Formas Humanas” de la editorial tucumana “Gerania” publicado el año pasado aseguran que “En el horizonte actual, donde sigue predominando un realismo somnífero, Mario Saravia siembra minas que desestabilizan la costumbre, tensionan las interpretaciones de lxs lectorxs (…)”. Me quedo pensando en la frase “realismo somnífero” y decido preguntarle al escritor -¿Qué significa para vos “un realismo somnífero”? él responde: “En el texto de la contratapa que escribió Diego Font está esa referencia ‘un realismo somnífero’. El interpreta que lo que se venía produciendo en cuanto a realismo había caído en cierta monotonía, y que de alguna manera, Formas Humanas hace un cambio en el ritmo o en la lógica de ese realismo al que menciona como somnífero. Para mí es consecuencia de la experimentación o de mi deseo de experimentar con la narrativa; logrado o no. No es algo que yo lo haya dicho, está ahí, es lo que él consideró desde su lectura. Personalmente me gusta la idea de que existiera esa sutileza en mi realismo”.

Algunas “reseñas” en medios locales describen que en los cuentos del libro de Mario (son siete en total) se encuentra presente “la salteñidad” como herramienta literaria. Y hace algunos años que escucho que en Salta empezó a aflorar una literatura alejada de lo “solemne”, una literatura que podría describirse como anti tradicionalista o anti salteñidad solemne, en donde los personajes se presentan o bien como antihéroes y antiheroínas o bien como personas como cualquiera de nosotrxs. Mario refuerza esto de los personales al decir en una parte de las respuestas que: “(…) Mi idea era que el elemento o recurso realista se proyecte desde la construcción de los personajes, es decir que los protagonistas puedan ser identificados como alguien real, un vecino, un laburante, un conocido. Con necesidades, problemas, deseos, cotidianidades y que habitaran los mismos espacios que habitamos todos. Pero que a la vez sus historias conecten con mundos intangibles, con los que subyacen de la realidad y se entraman en sus mentes, de ahí el elemento fantástico. Mundos que conecten desde otras dimensiones. Las formas humanas pasan por una mirada alternativa a lo antropomorfo. Esa fue un poco la idea del libro. Estará en la tarea del lector de encontrarlas y valorarlas”.

La cita es parte de la respuesta a la pregunta: – ¿cómo definirías y explicarías el contenido de tu nuevo libro? La otra parte que falta de esa respuesta dice: “Espero que mi nuevo libro deje de ser nuevo pronto. A Formas Humanas lo presentamos el año pasado con los chicos de Gerania que fueron quienes me editaron. Es un libro de cuentos que transita entre el realismo y lo fantástico”. Asegura Mario Saravia que en esa respuesta completa está también la respuesta a la pregunta: -¿por qué “Formas humanas”?

Sobre esto de la “salteñidad” y la “solemnidad” hay una parte de una respuesta en donde el escritor hace referencia a esta nueva forma literaria que se viene gestando en Salta hace un tiempo y en donde se evidencian algunos tópicos comunes: “(…) La literatura se filtró desde otros espacios (menos solemnes). Hay un lenguaje que acaparó desde lugares marginales y que muestra una salteñidad fuera de libreto, fuera de la postal de los cerros y de la catedral, incluso fuera de las élites. No sé si en esencia se buscaba un cambio, tampoco una mutación. Lo que se muestra es otra mirada. En todo caso celebro esa otra salteñidad si eso beneficia a la diversidad del arte y la literatura local. Cuando empecé a escribir este cuestionamiento ya estaba planteado y ya se habían marcado tendencias, yo llegué después. No estuve en ese proceso”.

El humor como forma

La primera pregunta que decido realizarle es central para entender su libro aunque el escritor describe: “Creo que el humor en la literatura es riesgoso, es decir, suponer que se encara una obra con la idea de hacerla humorística. Es un algo que debería realizarlo alguien con ese perfil y yo no me considero un humorista, no obstante puedo ser irónico y en ese sentido pueden aparecer situaciones cómicas en las historias y los diálogos. De alguna forma se da por mi tono poco solemne. A mí el humor me sucede de forma casual, por la misma vorágine de la escritura. Cuando me pongo a pensar en los personajes como personas reales entiendo que en mayor o menor medida, tienen humor. Se ríen, hacen bromas, no son del todo aburridos. Fuera del contexto literario, el humor es una manifestación humana inherente. No se puede evitarlo, va más allá de una construcción, es irracional. Muchas veces nos reímos de algo que no necesariamente es cómico o alegre, no nos paramos de analizarlo y ahí están los riesgos cuando uno lo aplica a la literatura. No soy un experto en el humor tampoco, pasa por desdramatizar situaciones que sin un poco de humor pudieran resultar insoportables. El humor debe adaptarse a paradigmas y mutar con ellos”.

Detrás o delante

Mario Saravia asegura que empezó a escribir “con muy poco bagaje de lectura, la lectura no precede a mi escritura”, menciona: “Todo es materia de escritura, desde lo más simple a lo más complejo, aunque trato de no complejizar cuando escribo. En todo caso me doy a la tarea de simplificar. Escribo porque hay cosas que se expresan de mejor manera en la escritura que en la oralidad. La escritura es terapéutica, es una forma sanadora de manifestarse, sin querer darle un sentido místico obviamente. Escribir me ha salvado en momentos difíciles, puedo ser catártico o puedo hacerlo como un acto creativo. Desde la escritura se interpela a la realidad, se la cuestiona y se la replantea. Bueno, escribir es algo ambicioso en mi caso, por eso no escribo mucho. Me gusta estar seguro de lo que hablo y que en lo posible no hayan fisuras en lo que digo. Hasta la más delirante fantasía debe tener asidero con la realidad, no en vano se dice que la realidad supera a la ficción ¿no? (…)”

Esta comparación que hace el escritor sobre la escritura como un tratamiento para sentirse mejor lo completa al decir que siente un “goce” al hacerlo más allá de los estados anímicos que lo invaden en el momento: “(…) Hay tensiones que se van acumulando en el proceso, hay conexiones con lo más íntimo de uno; el pulso, la respiración, los pensamientos que siempre están con sus bullicios. Finalmente todo deviene en goce”.

Mario Saravia describe que tiene influencias locales, autores que le han planteado poner en prácticas algunas herramientas: “(…) Para mí descubrir autores locales y cercanos ha sido muy estimulante, y en esos casos sí me he tomado la tarea de leerlos con mucho interés. En Salta hay grandes escritores, tanto de narrativa como de poesía. Cada uno hace su búsqueda, yo comencé leyendo a los autores clásicos en el primer taller de escritura que hice y fue tremendo descubrirlos”, aseguró-