Aunque el Gobierno modificó las subas en las boletas de gas, casi no se emite ninguna factura de ese servicio desde el jueves pasado. El sector está inmovilizado desde el fallo que prohibió los incrementos.

Además, ayer se agregó otra resolución judicial contraria a los intereses del ministerio de Energía. La sala II de la Cámara Federal de La Plata ratificó esta semana que su fallo que suspende el aumento de tarifas está vigente. Ese mismo tribunal confirmó ayer esa decisión con otra resolución.  Cuando el Poder Ejecutivo apeló el fallo,  solicitó  la aplicación de «efectos suspensivos». Esto quiere decir que el Gobierno entendía que la sentencia -la que impedía los aumentos- podía dejar de correr mientras la sala II de La Plata estudiaba los argumentos legales del Ejecutivo.

Pero el tribunal platense no hizo «lugar» al pedido del Estado Nacional. El pedido de «efectos suspensivos» -mientras se estudia- fue negado. Tal como señaló Clarín en su edición de ayer, el fallo que impide los aumentos sigue en pie.

Las empresas distribuidoras de gas -Metrogas, Gas BAN, Camuzzi, Ecogas, por ejemplo- están paralizadas por estos fallos contrarios a los aumentos. Como consecuencia, la facturación está detenida en casi todas las compañías.

En 2015, la mayoría de los hogares de Buenos Aires y el conurbano abonaron entre $ 0,15 a $ 0,30 por metro cúbico de gas. El Gobierno había llevado esos valores  a un rango de $ 2,32 – $ 5,44 por metro de gas.

Como los nuevos importes derivaron en facturas abultadas, el Poder Ejecutivo les puso un tope de 400% (residenciales) o 500% (comerciales). Ningún hogar pagará cinco veces más que en 2015, más allá de lo que haya consumido. Pero eso será una vez que el frente judicial se ordene. Mientras tanto, los topes y límites oficializados no están vigentes, como tampoco los aumentos del 1° de abril y sus correcciones.

El Estado nacional terminará pagando las facturas con los aumentos, al menos de estos meses. Esa posibilidad agrada poco en el sector privado, donde prefieren que los hogares también participen del incremento.

Las empresas invertirán en gas una vez que el país tenga precios parecidos a los de sus vecinos. En Chile, Brasil o Uruguay se paga más (el doble o triple en dólares) por el gas que en la Argentina. La producción de gas cayó un 26% entre 2005 y 2015. Esa situación empuja al país a ser más dependiente de las importaciones.

Tanto en el gobierno como en las empresas creen que los precios «subsidiados» por el Estado demorarán las inversiones. Y con menos gas habrá mayor volumen de importaciones.

Mientras tanto, los hogares y comercios  están ansiosos por una refacturación de sus boletas anteriores tendrán que esperar. También los que pagaron de más. El Gobierno primero decidió un tope del 400% de incremento a las facturas para «iguales» consumos. Como hubo más frío y pocos hogares lograron idénticos niveles de consumo, a los usuarios les llegaron boletas con incrementos superiores.

«Dicho importe será devuelto automáticamente en las próximas facturas, sin necesidad de que el cliente deba realizar llamado o trámite alguno», contestan las empresas a los clientes.

Fuente: Clarin