Carlos Stornelli sigue acumulando causas. Esta vez la investigación de la Procuración General está basada en un pedido de juicio político del senador Oscar Parrilli, que reclama su remoción por haber incumplido las obligaciones propias de su función.

 

 

La denuncia se apoya en la relación de Stornellli con el falso abogado y espía Marcelo D’Alessio. El pedido dice que, más allá de si cometió o no delitos lo que se debe evaluar es su actuación como fiscal. Del vínculo con D’Alessio, se concluye que consentía la realización de cámaras ocultas fuera de cualquier procedimiento regular y aceptaba sin ningún cuestionamiento a arrepentidos que eran llevados a declarar luego de hacerlos entrar en pánico para generar maniobras extorsivas. Ninguno de estos «aportes» eran una colaboración oficial como parte de algún servicio de inteligencia nacional para una causa judicial, pero sí eran utilizados por la fiscalía, según el escrito del Senador.

El primer expediente contra Carlos Stornelli, existe desde 2019 y apunta a evaluar su conducta en función de los delitos que se le atribuyen en la causa a cargo del juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla. Pero esa investigación disciplinaria avanza lentamente porque prima el criterio de esperar a que el caso avance lo más posible en el plano penal.

La Cámara de Mar del Plata confirmó el procesamiento de Stornelli por dos hechos de espionaje, pero para el órgano que nuclea a los fiscales, no está firme ya que irá a la Cámara de Casación Penal. Con este criterio es que Parrilli actúa y subraya que más allá de los delitos, lo que importa es la conducta de Stornelli en su cargo y en base a eso promueve una nueva acusación y pedido de juicio político, que después de su descargo será analizado por un consejo evaluador de fiscales.

Uno de los puntos del pedido de enjuiciamiento del senador del Frente de Todos señala que el fiscal no podría escudarse en que fue engañado o que no sabía sobre las actividades ilícitas de D’Alessio, porque él mismo recibió la denuncia de Pablo Barreiro, ex secretario de Cristina Fernández quien dijo que se veía “amenazado por D’Alessio que invocaban el nombre del propio Stornelli para ofrecer le posibilidad de evitar quedar detenido, como su padre, en la causa de los cuadernos. Barreiro, era ajeno a esa investigación y terminó sentado en la fiscalía. Su declaración terminó en un tacho de basura porque no comprometía a nadie y nunca se investigó lo que denunciaba. Este hecho forma parte de la ampliación del procesamiento de Stornelli que dictó en octubre el juez Ramos Padilla.

«El fiscal no fue sorprendido en su buena fe, al contrario, sabía que se estaba relacionando con un personaje que transitaba la ilegalidad”, dice Parrilli, quien hace hincapié en situaciones que muestran que el fiscal “consentía” irregularidades que le ofrecía D’Alessio, como hacer una cámara oculta con la promesa de presentarla en la fiscalía a través de un “tercero” lo que a la vez implicaba “un claro fórum shopping”. Uno de los casos por los que fue confirmado su procesamiento fue la planificación de una cámara oculta al abogado José Manuel Ubeira, que defendía a Oscar Thomas en la causa de los cuadernos, a quien querían hacer aparecer en alguna transacción irregular. Stornelli le pidió al falso abogado información sobre Jorge Castañón, ex marido de su actual pareja y aceptó el ofrecimiento adicional de plantarle droga en su valija. Castañón es piloto y la intención era generarle alguna complicación legal en sus viajes.

El pedido de juicio político transcribe algunos de los diálogos entre Stornelli y D’Alessio, para mostrar el tenor de la relación y que el fiscal nunca se ocupó de verificar para quién trabajaba D’Alessio, que se decía vinculado con la DEA, la embajada de Estados Unidos y con la Agencia Federal de Inteligencia.

Sólo falta que la Cámara de Mar del Plata revise más procesamientos, lo que se viene moviendo con notable parsimonia, lo que hasta ahora dio cierta tranquilidad a Stornelli, pero solo hasta ahora.