El consumo de bebidas alcohólicas se realiza en el intercambio social, con amigos, familiares, pero el aislamiento social, preventivo y obligatorio cambió estos hábitos. El consumo de alcohol  en forma desproporcionada puede convertirse en un enemigo. (Por Guadalupe Macedo)

En la Provincia de Salta se prohibió la venta de alcohol en Rosario de la Frontera, El Carril, Metan y San Lorenzo donde se prevén multas de hasta $15.000 para aquellos comerciantes que no cumplan con esta medida. En capital, las bebidas alcohólicas no están prohibidas pero según Adrián un repositor de cervezas comentó que: “las ventas disminuyeron un 50%, en esta semana se vio un incremento muy bajo, la gente está priorizando otros alimentos, nosotros que tenemos la ventas de aguas Nestlé aumentaron las ventas al igual que las gaseosas” también comentó que la competencia también registra descensos de venta de cervezas.

Un comerciante de zona sureste analizó: “se consume a cualquier hora” evidenciando un cambio en el consumo en tiempo del aislamiento obligatorio ya que relata que anteriormente vendía bebidas en horarios de la noche y en este tiempo la venta se da en todo momento. El crecimiento en la venta de bebidas alcohólicas que registró este comercio se dio porque tiene que comprar más cantidad que en otro tiempo ya que: “la birra se vende más” afirmó el comerciante.

Algunos salteños afirmaron que durante lo que va del aislamiento social, preventivo y obligatorio no consumieron “ni una gota” como Cintia, Marcia, Virginia, Anahí. Ya que en sus hogares no se acostumbra a tomar alcohol y no tienen la costumbre de consumir en soledad. “No puedo tomar nada, porque en casa no se puede” nos comenta Cintia añorando compartir unos tragos con sus amigos al igual que Virginia que espera con ansias “compartir una cerveza con amigues”. Anahí comparte que: “no extraño el alcohol, me da igual si está presente o no porque me gusta más la reunión y el encuentro con amigos eso es más placentero para mí”.

Ángel otra persona que no tomó todavía alcohol en la cuarentena dijo, “extraño reunirme con mis amigos para compartir una cerveza o probar un vino. No extraño consumir alcohol sino las reuniones con mis amigos. Ahora surgió una idea con mis amigos de en una teleconferencia reunirnos a beber en un hora determinada cada uno en su casa” Mostrando como surgen nuevas prácticas sociales de encuentro, ahora mediado por las nuevas tecnologías que permiten acercar a las personas a pesar del aislamiento social obligatorio y poder compartir una bebida que caracterizaba las reuniones de amigos.

Otras personas que si consumieron alcohol durante la cuarentena afirman que consumieron mucho menos cantidad que antes, “menos, muchos menos, quiero un buen vinito” responde Alejandro. Rocio analiza que antes consumía más en fiesta, juntadas y boliches. Mientras que Abigail nos relata que: “Durante la cuarentena si consumí alcohol (cerveza), solo en dos ocasiones. Pero mucho menos de lo que solía ser. En general suelo consumir en reuniones de amigues, compañeros, cuando estoy con otras personas. Lo que se extraña es poder compartir con amigxs una charla, una salida. Lo cierto es que en muchas de esas situaciones acompaña no solo la comida sino también una cerveza, un vino y/o alguna otra bebida alcohólica. Yo creo que la comida, cómo la bebida cobran otro valor en ese tipo de contexto, de amistad. Se vuelven la excusa o el centro de reunión. Cuando pase el aislamiento creo que una de las cosas que haría sería tomar una «birrita» con amigues”. Los cambios de consumo de alcohol están asociados a lo colectivo y en tiempos donde prima la soledad el compartir una bebida se convirtió en una nostalgia del pasado.

Otra causa de que disminuyó el consumo de alcohol es el déficit económico donde prima guardar los recursos para satisfacer las necesidades básicas, pagar los servicios, Marce nos relata: “Consumir considerablemente menos, pero sigo tomando aunque sea un vinito o una cerveza los sábados. Creo que en buena medida porque mi consumo estaba asociado a las reuniones con amigues y con todo esto de la cuarentena no es posible. También porque tengo más limitados mis recursos económicos y eso impide darme el gusto. El efectivo que tengo lo gasto en comida y solo compro alcohol cuando voy hasta el único supermercado de mi barrio donde puedo pagar con débito. No extraño el alcohol pero si muchísimo el reunirme con mis amigas, las salidas y mi rutina habitual. Tenemos siempre planes con amigas de reunirnos pero nos desanima el temor a que nos detenga la policía, nos quiten el vehículo o problemas peores, por eso siempre postergamos los encuentros”.

Otras personas como Lujan dice que consume la misma cantidad que antes y lo sigue haciendo con su novio, pero durante la cuarentena dijo: “tengo ganas de embriagarme todos los días”. En cambio Juli dice que: “consumí de la misma forma que antes. Uno o dos vasos los viernes y sábados. Lo hice porque intenté mantener la rutina del fin de semana y eso implicaba un vaso de fernet”.

El consumo de alcohol dentro de la cuarentena debe ser cuidado, la OMS recomienda que: “No busquen canalizar sus emociones fumando, bebiendo alcohol o consumiendo productos estupefacientes” ya que el consumo excesivo y habitual puede provocar una adicción a la sustancia, sumado que el tiempo de aislamiento genera mayor estrés y preocupaciones, por lo que el consumo podría provocar mayores problemas. Sedronar, el Observatorio Argentino de Drogas recomienda que “Registremos qué sucede en nuestro estado de ánimo y en nuestro cuerpo. Antes de tomar alcohol, comamos algo. Intercalemos la bebida con mucha agua. Establezcamos horarios. Mantener rutinas, realizar actividades y estar comunicados es muy importante. Beber alcohol no nos estimula y reduce nuestras capacidades para realizar trabajo remoto o cualquier tarea que elijamos hacer”.