Mario Cuenca, jefe comunal de Campo Santo, asumió la presidencia del Foro de Intendentes salteños. Sergio “Topo” Ramos, presidente saliente, quiso evitarlo argumentando que Cueca confronta con el Grand Bourg. No lo logró. (Daniel Avalos)
Muchos saben que el ex intendente de Rosario de Lerma Sergio “Topo” Ramos fue uno de los jefes comunales de las provincia con más procesos judiciales en su contra, también que su nombre se asociaba a la palabra corrupción, o que había presidido el Foro de Intendentes sin convocar a sus colegas a reuniones importantes con el claro objetivo de balcanizar el poder territorial de los intendentes.
Sin embargo, había un rostro que mantuvo oculto hasta el pasado jueves: el de golpista frustrado. Y es que en nombre de la buena convivencia que él entiende debe existir entre los intendentes y el Grand Bourg, trató de evitar que el presidente electo del organismo que nuclea a los jefes comunales, Mario Cuenca, asumiera en sus funciones durante la mañana de ayer viernes.
Para los entendidos, el “Topo”, simplemente era el brazo ejecutor de planes diseñados en el Gran Bourg que no parece dispuesto a tolerar los reclamos que el nuevo presidente del Foro verbaliza: el contraste entre el discurso descentralizador que emite Urtubey y una coparticipación municipal que ahoga las arcas de las intendencias. Variable que según Cuenca puede resolverse con medidas de corto y largo plazo. La primera hace referencia a la restitución del 15% de transferencias como ocurría antes de que el gobierno de Augusto Ulloa, en 1992, la bajara al 12% y el de Urtubey, en el 2010, la subiera al 13,5%. La segunda apunta a una reforma de la ley de coparticipación.
Pero como buen brazo ejecutor, Sergio Ramos asumió la autoría exclusiva de la maniobra y hasta se hizo preparar una proclama propia. Un simulacro de “manifiesto destituyente” que él asegura fue rubricado por 30 de sus pares. El documento no se hizo público aunque varios asistentes al juramento de Urtubey en la legislatura durante la mañana del día jueves, confirmaron que el “Topo” interceptaba a los jefes comunales que participaban del acto para invitarlos a rubricar el escrito que incluía una propuesta extraña: que Alfredo Llaya, intendente de Embarcación, asumiera la presidencia del Foro en lugar de Cuenca.
Los argumentos del frustrado golpista eran el común a personajes de este tipo: considerar que la intransigencia de Cuenca por obtener mayor coparticipación para los municipios, desquiciaba la relación armónica entre el Grand Bourg y los jefes comunales.
Los hombres de inclinaciones golpistas son así: siempre se muestran atónitos ante las tensiones lógicas que puede generar algún reclamo y proclamándose guardianes de la armonía, violentan las legalidades que el mismo Ramos había impulsado.
Lo legal
La elección de Cuenca ocurrió en una asamblea realizada en junio de este año. La misma tenía por objetivo subsanar lo que sería una anormalidad. Y es que el estatuto del Foro establece que la presidencia debe recaer en un intendente en ejercicio cosa que dejaría de ocurrir desde ayer porque “Topo” dejo de ser un jefe comunal el pasado jueves, cuando en la intendencia de Rosario de Lerma lo reemplazó quien le ganó las elecciones de mayo: Ignacio Jarsún. La situación impedía que Ramos pudiera conducir el organismo hasta abril cuando finalizaba su mandato y por ello la asamblea debía elegir un presidente que evitara la acefalía hasta la fecha en la que deben celebrarse nuevas elecciones.
El que dirigió esa asamblea fue el propio “Topo” Ramos. Las autoridades allí elegidas con Mario Cuenca a la cabeza, fueron ratificadas por la Inspección General de Personas Jurídicas que el 3 de septiembre pasado suscribió lo siguiente: “Certifico que la entidad ‘FORO DE INTENDENTES DE LA PROVINCIA DE SALTA – FIPSA’ de esta ciudad, de acuerdo a la copia de Acta del 30-06-15, del LEGAJO Nº 102 – GREMIAL, que contiene los antecedentes de la mencionada entidad, y su Comisión Directiva se constituye de la siguiente manera: Presidente, Mario Alberto Cuenca; Vicepresidente 1º, Juan Ángel Pérez; Vicepresidente 2º, Esteban Sergio Ivetich; Secretario General, Julio Marcelo Romano; Secretario de Actas, Samuel Gerardo Córdoba; Pro Secretario de Actas, Carlos Alberto Mur; Tesorero, Gustavo Bernardo Dantur…”
Cuarto Poder consultó a Sandra Oviedo -la abogada que junto a un escribano acompañó al intendente de Campo Santo a tomar posesión de su cargo en la mañana del viernes- sobre la naturaleza del acta de la asamblea realizada en junio. La respuesta fue lacónica: el encuentro fue correctamente convocado, la elección de Cuenca carece de vicio alguno y la misma fue rubricada por 27 jefes comunales entre los que se encontraba el propio Sergio “Topo” Ramos.
¿Qué ocurrió entre esa fecha y la actitud de Ramos del pasado jueves? Algo sencillo: los reclamos que siempre habían estado en boca de Mario Cuenca adquirieron mayor resonancia y produjo en el tiempo algo pocas veces visto: el jueves 3 de diciembre, en la legislatura provincial, varios jefes comunales en ejercicio y electos tuvieron una reunión a puertas cerradas con el ministro de Gobierno para exponer los reclamos e incluso, lograr el compromiso de una reunión para el próximo 18 de diciembre que contaría con la presencia de funcionarios de Economía, diputados y senadores provinciales. La agenda de temas que se había acordado para el potencial encuentro, incluía la discusión de una nueva ley de coparticipación, la profundización de la descentralización y la restitución del famoso 1,5%.
El proceso parece haber sido objeto de interpretaciones distintas por los actores. Mientras Mario Cuenca estaba seguro de protagonizar una discusión legítima, realizada entre amigos y que en nada atentaba contra la autoridad del Grand Bourg; desde acá creyeron identificar un peligro latente e intolerable: la posible conformación de un bloque capaz de imponer condiciones en el futuro al ejecutivo provincial.
Fue entonces cuando Ramos entró en acción. Asumió el rol de figura arcaica que recurriendo a una maniobra grosera parecía tener un objetivo preciso: generar pésimas condiciones de trabajo para la nueva comisión directiva e inclinar al nuevo presidente del Foro a marcharse por su propia cuenta. Del plan también formaron parte otros jefes comunales que sin desempeñar un rol protagónico, prestaron apoyo a la maniobra manteniendo un cerrado silencio ante lo que ocurría.
La toma de posesión
Lo que ocurrió fue distinto. Mario Cuenca, con arrojo temerario, se presentó a tomar posesión de cargo el viernes a las 8 horas. La presencia pareció sorprender a quien busco evitar la asunción que desde algún lugar de la provincia, se comunicó telefónicamente con un empleado del Foro que mientras buscaba escabullirse de los periodistas presentes, dejó oír una parte de la conversación: además de reprocharle la actitud que ponía en riesgo la integridad de la institución, lo invitaba a apersonarse al lugar, presentar el acta con las 30 firmas que el “Topo” decía tener en su poder y proceder a convocar a asamblea para decidir qué hacer. “Pero hace las cosas como corresponde”, fue lo último que los hombres de prensa pudimos escuchar.
Cuarto Poder pudo saber, incluso, que tras el fracaso telefónico del Topo, el que habló fue Juan Ángel Pérez, el intendente de La Merced -que asumía como Vicepresidente 1º de la nueva Comisión Directiva-, quien al parecer había hecho suyos los argumentos de Ramos y advertía sobre la intransigencia de Cuenca que, mientras tanto, seguía junto a la abogada Sandra Oviedo y el escribano Fernando Cansino Vera ultimando los detalles de asunción en una de las oficinas del organismo. A ellos se sumó pronto Gustavo Bernardo Dantur, el intendente de El Galpón, tesorero designado de la institución y que al hacer su ingreso en el edificio saludo al jefe comunal de Campo Santo con un amable “buenos días señor presidente”. La ceremonia fue sencilla, casi íntima, estrictamente administrativa y corta. Antes de las 10 de la mañana, el presidente y el tesorero en ejercicio partieron al Centro de Convenciones para participar de una ceremonia más estridente: la asunción de los ministros y secretarios de Estado.
Algunos hombres de prensa pidieron a los intendentes un aventón hacia el lugar de los juramentos para cubrir el evento. El resto se fue alejando del lugar comentando los detalles de esa mañana extraña cuando el inefable “Topo” Ramos protagonizó una última y frustrada maniobra que podrá valerle algún cargo periférico en el gobierno provincial, pero que no alcanzara a salvarlo del ostracismo político al que está condenado tras 25 años de conducir un municipio en el que cosechó procesos judiciales de los que pudo zafar por una incorregible inclinación: la de hacer el trabajo sucio que otros más sofisticados planean pero nunca ejecutan.