Vivimos una profunda pobreza energética en el país. El 48% de los hogares en Argentina padecen carencia energética, eso significa que destinaban más del 10% de su dinero para cubrir gastos de gas, agua y electricidad.  Sumado que el tipo de energía que se utiliza en estos hogares contaminan profundamente el medio ambiente y afectan a la salud de las personas. (Guadalupe Macedo)

La pobreza energética es definida como la situación que tienen los hogares cuando son incapaces de pagar la cantidad energética para satisfacer las necesidades domesticas o cuando debe destinar un pago excesivo de sus ingresos para el pago de la factura energética de su vivienda según la definición de ACA, La Asociación de Ciencias Ambientales. La pobreza energética dificulta que en los hogares argentinos se pueda satisfacer las necesidades básicas de las energías provocando problemas en el bienestar de las personas en el acceso a agua calienta, uso de energía en los hogares, uso de las TIC, acceso a la energía eléctrica y el riesgo de la desconexión. “Un hogar sufre de Pobreza Energética (PE) si para mantener satisfactoriamente una temperatura adecuada (régimen de calefacción adecuada), requiere gastar más del 10% de sus ingresos totales en energía. Si afectan al 20% de los ingresos, entonces el hogar pasa a estar en situación de Indigencia Energética (IE)” según el el documento Energy Poverty Handbook. Este indicador mide la relación que hay con el gasto en combustible, que es entendido como el principal insumo energético de el hogar. Se mide como los ingresos de una familia pueden cubrir los gastos en combustibles para la vivienda.

“Hoy, el 48% de los hogares en Argentina padecen carencia energética, eso significa que destinaban más del 10% de su dinero para cubrir gastos de gas, agua y electricidad. Acá en Argentina, quienes reciben un salario mínimo vital y móvil gastan en pago de esos servicios arriba de 5 mil pesos, estamos muy por encima de lo que se considera universalmente cuando hay pobreza energética, entonces eso hay que cambiarlo y solo se puede hacer recuperando las empresas privatizadas”, aseguró Acosta secretario General de FeTERA Federación de Trabajadores de la Energía.

En argentina, el indicador del Consejo de Coordinación de Políticas Sociales indica que hay una pobreza energética de 22,9% del total de la población (17,5% de los hogares), equivaldría a unos 10 millones de personas. En cambio, el organismo Enargas, el Ente Nacional Regulador del Gas establece que la pobreza energética afectos a 1, 6 millones de hogares.

Los problemas en los hogares

Argentina se caracteriza por obtener su energía a partir de combustibles fósiles. Es dependiente del petróleo, el gas y el carbón. Esto nos lleva a analizar las la pobreza energética que se vive en el país ya que no se abordan políticas públicas integrales en esta temática. En el país vivimos una crisis climática que se hace cada vez más profunda y nos exige como sociedad realizar una transición hacia el uso de fuentes de energía limpias. Esto significa que en la sociedad existe una gran crisis ambiental por el uso de energías que son altamente contaminante para la sociedad, generando consecuencias en la salud y en el entorno de las comunidades.

En argentina uno de cada cinco hogares destina más del 10% de sus ingresos para el pago de energía. Hay que destacar que, en las provincias del norte del país, Salta son las más afectadas con la situación. Según el del Observatorio Petrolero Sur de Argentina (OPSUR) “la transición hacia fuentes de energía limpia abre una oportunidad para pensar la energía como un derecho y aumentar la capacidad de las personas de vivir bien a través de la energía. Pero tanto en Chile como en Argentina vemos patrones muy fuertes de privatización y una mirada mercantilizadora de la energía que va en sentido contrario, como cuando se habla del hidrógeno verde enfocándose únicamente en su posibilidad exportadora”.

Es una problemática histórica en el país ya que “el acceso a la energía es heterogéneo. Si bien el 97,7 % de las viviendas se encuentran conectadas a la red eléctrica, solo el 56 % de los hogares utiliza gas de red en la vivienda como principal combustible para cocinar. El resto recurre a gas a granel, en tubo o garrafa (41 %) y a leña o carbón (3 %), especialmente en áreas rurales” establece el INDEC. Esta manera de la utilización de la energía en el país nos genera grandes contaminaciones en el medio ambiente ya que infectan el aire y contribuyen al cambio climático. Además de hacer mucho más costosos los accesos a la energía porque la obtención de energía desde lo que no son denominadas energías limpias son más costosas y acarrean consecuencias en la salud.

El inadecuado acceso a la electricidad y a las tecnologías de la información dificulta el acceso a oportunidades laborales y escolares volviendo a estas familias muchos más vulnerables, sumado a la dificultad del acceso a la alimentación y al acceso al agua caliente. También aumenta las brechas de género dado que usualmente las mujeres son las que están a cargo del hogar estando expuestas a la contaminación intradomiciliarias generado por el uso de energías fósiles.