La higiene menstrual es un asunto público que nos involucra a todos y no solo a las mujeres. Un proyecto presentado en la legislatura salteña estipula la entrega de copas menstruales gratuitas en hospitales, centros de salud e instituciones educativas para combatir la contaminación que generan las toallitas femeninas. (Guadalupe Macedo)

Actualmente el ciclo menstrual genera 6 kilogramos anuales de residuos relacionados con la menstruación por año por persona según la ACRC (Agencia Catalana de Residuos de Catalunya). Se calcula que se gasta cerca de dos mil pesos anuales en la compra de estos productos, generando gran contaminación al medio ambiente y problemas en la salud por los contaminantes que estos productos desechables contienen.

De acuerdo a un informe realizado por Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLa) sobre la menstruación una mujer necesita hoy mensualmente $383 para comprar toallitas femeninas, tampones y medicamentos para los dolores menstruales. Este gasto se incrementó este 2019 en relación al 2018 un 50% ya que el año pasado se necesitaban $181. Este gasto se lo debe realizar por al menos unos 40 años que es el promedio de vida fértil de una mujer.

Según un informe de Unicef en la etapa de la juventud, en la Argentina la falta de acceso a estos productos genera un ausentismo de un 10% a un 20% del tiempo escolar, lo que podría ser también causante de deserción. El no poder acceder a estos productos dificulta la vida social de las mujeres. Existe en la sociedad la idea, prejuicio, que la menstruación es un tema tabú, algo que las mujeres deben esconder, está relacionado a lo “sucio”. Se sitúa dentro del plano personal y se enmascara al sangrado, escondiéndolo para poder componer un cuerpo socialmente aceptable.

Las instituciones que las mujeres deben transitar a lo largo de su vida no conciben la menstruación, por lo que no hay un tiempo para poder lograr la correcta higiene, ofreciendo desde el mercado productos que oculten el sangrado, tomando como personal algo que no es opcional. Esto está basado en lo que plantea la Psicóloga y Doctora en Ciencias Sociales Eugenia Tarzibachi: “Es el ideal de cuerpo ‘amenstrual-sin ningún rastro de mancha- y reproductivo -predestinado a ser madre- es decir: «el ideal masculino»” en su libro “Cosa de Mujeres: menstruación, género y poder”. Esto lleva a que la menstruación genere desigualdad económica, social y cultural entre hombres y mujeres, a la vez, algunos productos causan afecciones a la mujer ya que se realizan con químicos nocivos para la salud.

Los productos destinados a este periodo de vida de la mujer causan contaminación y acumulación de residuos que tardan 400 años en degradarse. “Los tampones y toallas sanitarias tienen un impacto ambiental altamente mayor. Por un lado contienen diversos elementos que pueden ser tóxicos, y por otro son altamente contaminantes tanto durante su fabricación, como durante su uso y una vez desechados. Se calcula que alrededor de 315 millones de personas en todo el mundo usan tampones o toallas. Incluso, en el caso de las toallas llamadas «ecológicas», que se hacen con algodón natural y no contienen blanqueadores ni químicos, el problema de los desechos persiste, ya que su degradación es lenta. Cada año una persona utiliza aproximadamente 180 toallas sanitarias, esto en el supuesto que ocupe 3 de estas por 5 días al mes de su periodo menstrual. Si se multiplica esta cifra por la cantidad de personas en el mundo que menstrúan, el total de toallas femeninas utilizadas al año es enorme” se afirma en los fundamentos de aprobación del proyecto de Ley provincial, para la entrega de copa menstrual en los hospitales, salitas y servicios de salud público.  Lo que lo convierte en un asunto de todos los que vivimos en sociedad, por lo que se deben aplicar políticas públicas que garanticen el acceso a los productos esenciales para transitar el periodo menstrual y que estos generen menos contaminación al medio ambiente.

Proyecto salteño

Se presentó en el senado y Cámara de Diputados de la Provincia de Salta por parte del diputado Héctor Chivan, Vázquez, Humberto Mimessi y Mario Rene un proyecto de ley que busca: “Toda persona en edad menstrual en el ámbito de la Provincia de Salta tiene derecho a acceder a la entrega gratuita de copas menstruales en los hospitales generales, centros de salud, centros integrales de la mujer e instituciones educativas públicas de gestión estatal y privadas” Articulo N°1. La copa menstrual es un recipiente de silicona que se coloca en la vagina para contener el flujo menstrual, es reutilizable y tiene una duración de entre 5 y 10 años. Este proyecto no tuvo resolución en la última sesión de diputados provinciales.

Proyecto nacional

Otro proyecto de ley del año 2017 que visualiza la problemática del acceso a los productos de higiene en el ciclo menstrual es el de la organización “Economía Femini(s)ta” en conjunto con la diputada Victoria Donda  donde se plantea que durante el ciclo menstrual el gasto para mantener el aseo es alto por lo que propone a través del proyecto:  la provisión gratuita de artículos de higiene menstrual en escuelas, universidades, comedores, cárceles, espacios comunitarios y refugios para personas en situación de calle y la eliminación del IVA en artículos de primera necesidad para la higiene de las mujeres. Cuyo proyecto buscaba agregar como inciso J) del artículo 7 de la Ley del Impuesto al Valor Agregado, texto ordenado en 1997 y sus modificaciones el siguiente:  “Artículo 7 J: los productos de gestión menstrual; toallas higiénicas, tampones, paños absorbentes lavables, copas menstruales, ropa interior absorbente”. El cual no fue aprobado.

Hasta la actualidad se presentaron 13 proyectos de ley que buscan que los reclamos y prioridades se conviertan en políticas públicas en nivel nacional, provincial y municipal, los cuales no obtuvieron aprobación por lo que el impuesto y otorgamiento de artículos de higiene que cuiden el cuerpo de personas en edad fértil y que preserven el medio ambiente es un lucha que continua.