La CGT busca descomprimir y hay presión para ir al paro el 4 de abril. El triunvirato convocó a los gremios para el jueves próximo con el fin de debatir la fecha.
La CGT no resolverá la fecha del eventual paro hasta por lo menos la semana próxima. El triunvirato de mando convocó recién para el jueves que viene al consejo directivo. Ese día será el primer plenario sindical después del caótico acto de anteayer, en el que la cúpula de la central obrera tuvo que huir entre golpes y forcejeos con militantes kirchneristas y de la izquierda que le recriminaron su tibieza ante el Gobierno.
Atravesada por las internas, la CGT intentará escenificar cierta armonía en su próximo encuentro. Pero difícilmente eso suceda porque surgió ayer una fuerte presión de un sector para definir el 4 de abril como el día para activar la dilatada medida de fuerza en contra de la gestión de Mauricio Macri.
Impulsa esa fecha la influyente Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), cuyo referente es el portuario Juan Carlos Schmid, uno de los integrantes del triunvirato de mando de la CGT.
«La CGT corre riesgo de fracturarse si es que no definimos la fecha del paro», reconoció ayer un jerárquico de la central obrera. Schmid intentó ser más mesurado, pero reconoció que el margen de maniobra se achicó. «Después de lo que pasó es más fuerte la decisión de ir al paro. Si no unificamos una postura, podría derivar en una discusión interna», dijo Schmid a LA NACION.
Todavía sin la decisión de llevar a la práctica su enfrentamiento retórico con el Gobierno, en la CGT mantienen abierta bajo presión la negociación con los funcionarios macristas. Los sindicalistas reconocieron en reserva los intentos del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, de explorar soluciones para las actividades en crisis, a las que recibirá el martes próximo. Pero exigen ahora hechos concretos. Schmid precisó qué medidas podrían sellar una tregua: un decreto del presidente Mauricio Macri para frenar los despidos y las suspensiones; negociar paritarias sin la meta inflacionaria oficial (entre 12 y 17 por ciento) como referencia, y revisar la política de importaciones, lo que incluiría, de acuerdo con el reclamo gremial, las salidas del gabinete del ministro de la Producción, Francisco Cabrera, y del secretario de Comercio, Miguel Braun. Las tres demandas serían rechazadas por la Casa Rosada, según fuentes oficiales.
El ferroviario Omar Maturano fue ayer quien deslizó el 4 de abril como posible fecha del paro. «Si la CGT no toma esa medida de un paro general, lo va a hacer la CATT, y si para la CATT, para el país», desafió en Radio Cooperativa el jefe de La Fraternidad. Su postura fue ratificada por Schmid.
Sin embargo, de manera subterránea, Maturano negocia subsidios y obras para su actividad con funcionarios del Ministerio de Transporte. En una jugada similar está el líder de los colectiveros de la UTA, Roberto Fernández. El curso de estas charlas podría sentenciar el paro. Un dato: los dos dirigentes rechazaron anteayer subirse al escenario porque están en desacuerdo con la estrategia cegetista de unir fuerzas con la CTA y los movimientos sociales.
Allegados a Guillermo Dietrich confían en que los transportistas no participarían de una eventual huelga. Un paro sin el transporte como aliado no es un paro. Ya lo comprobó Hugo Moyano cuando se enfrentó a Cristina Kirchner.
Otra franja de la negociación la ocupan «los Gordos». El mercantil Armando Cavalieri está dispuesto a tensar el vínculo del Gobierno hasta que le garanticen más fluidez en la cesión de los fondos para las obras sociales. Cavalieri habla casi a diario con Triaca. Los «independientes», atentos también a lo que se resuelva con los millones de la salud, están dispuesto a dilatar entre «20 y 25 días» la definición sobre el paro. Así lo reconoció ayer el estatal Andrés Rodríguez. En tanto, el líder de la Uocra, Gerardo Martínez, espera ansioso la reactivación de la obra pública. Ni «los Gordos» ni «independientes» quieren ir al paro.
Quienes abrieron ayer otra grieta en la CGT fueron los hijos de Hugo Moyano. Tras los incidentes en el acto, Pablo se mostró en la calle en un conflicto gremial en la planta de Sancor por posibles despidos. Desde allí, desafió al kirchnerismo y a la izquierda por los incidentes y dijo que será la CGT la que defina la fecha del paro. Pero el mensaje que más retumbó en Azopardo fue otro. «Esto [por los desbordes en el acto] con Moyano no pasaba», dijo el número dos de los camioneros en una velada crítica al triunvirato de mando.
Facundo Moyano tomó distancia del trío a través de las redes sociales. Ventiló un encuentro con el bancario Sergio Palazzo, quien oficia como referente de la Corriente Federal, un conglomerado de gremios que no comulga con Schmid, ni con Héctor Daer ni con Carlos Acuña. La Corriente Federal presiona para que la conducción cegetista se unifique en una sola persona. Esa discusión no se dará antes de la resolución del eventual paro.
Fuente: La Nación