Un equipo de investigadores del Conicet, en el Instituto Leloir, logró curar el cáncer de páncreas en ratones y ahora deberán abordar la parte más difícil de toda investigación científica médica: trabajar con seres humanos. Más de 200.000 personas mueren anualmente en el mundo por esta enfermedad. 

El informe fue publicado en Página 12 que el equipo de científicos que depende de la nación desarrolló un nuevo tratamiento, por terapia génica, para el cáncer de páncreas. El tratamiento fue puesto a prueba en animales de laboratorio, se lo patentó, publicó, combinó con otros recursos y avanzó hasta un borde donde se impone pasar a las pruebas con seres humanos. Allí la nota enfatiza que se trata de un punto crítico, lo que en la jerga científica se denomina el “valle” al que se llega luego de pasar la cumbre de las pruebas en laboratorio. Allí el jefe del equipo científico Osvaldo Podhajcer declaró a Página 12 que no es nada fácil abordar ensayos clínicos cuyo costo se mide en centenares de miles de dólares, al principio, y en decenas o centenares de millones, si el tratamiento logra pasar las sucesivas pruebas por las cuales, “de diez mil ideas brillantes, sobrevive una”.

Esa idea afortunada es la que, luego de llevar hasta el final las pruebas de laboratorio, atravesó las tres fases de investigación sobre seres humanos. La Fase 1 se centra en evaluar posible toxicidad en un grupo reducido de pacientes; la Fase 2 evalúa eficacia terapéutica sobre una cantidad de pacientes relativamente baja y la Fase 3 requiere cantidades considerables de pacientes.

Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista Clinical Cancer Research. El texto recuerda que “el cáncer de páncreas presenta una alta mortalidad: más de 200.000 personas mueren anualmente en el mundo por esta enfermedad, que, según datos obtenidos en Estados Unidos, es la cuarta causa de muerte por cáncer. Actualmente no hay disponible una terapia efectiva.

El grupo del Leloir puso a punto un adenovirus (de la misma familia que causa el resfrío común) que llamó AV25CDC y es oncolítico: infecta y destruye específicamente las células cancerosas. “Los ratones tratados con este virus en combinación con gemcitabina presentaron más del 80 por ciento de reducción en el tamaño del tumor, y después del tratamiento mostraron un regreso a los niveles normales de toxicidad hepática. Estos hallazgos ofrecen una prueba conceptual para el uso combinado de AV25CDC y gemcitabina como una poderosa modalidad terapéutica en cáncer de páncreas”, dice el informe.

El equipo que dirige Podhajcer viene publicando desde hace años en revistas internacionales sus avances en cáncer con virus genéticamente modificados. Ha obtenido resultados para cánceres gastrointestinales y melanomas. Pero la investigación presentada en Clinical Cancer Research es la que va más a fondo en su aproximación a la clínica: “Por primera vez combinamos con éxito la terapia génica con la quimioterapia con gemcitabina, y éste es el abordaje que debería aplicarse en ensayos con seres humanos”, destacó Podhajcer.

Los animales de laboratorio recibieron el tratamiento no sólo en forma local sobre el tumor, sino mediante inyecciones endovenosas, del mismo modo que serían tratados los humanos. A diferencia de trabajos anteriores, los animales fueron seguidos durante varios meses y se constató que los resultados no revertían.