¿Qué nos dejó la literatura en Salta este año? Jóvenes críticos, en esta primera serie de reseñas, comentan los poemarios publicados por editoriales emergentes. Una breve reseña de Cumulonimbus de Flor Arias.(Julieta Colina)

Killa Producciones presentó, en octubre, Cumulonimbus, el poemario de Florencia Arias, asidua bloguera que concreta con este libro, por primera vez, la publicación de sus escritos en papel y bajo su verdadero nombre. Este poemario se originó como bloques de versos no necesariamente amoldados a los géneros tradicionales de la literatura. Esos bloques son pedacitos de historias, imágenes de la vida que se fugan del interior del yo de una forma espontánea, inmediata, genuina.

Emerge con estos versos una voz distinta; la respiración de una chica en Salta que usa las palabras para construirse nueva y libre de los moldes locales que determinan el perfil de mujer y de poeta. Acaban de arrancarme/ la peor de las raíces,/ la que te deja tranquila,/ que te deja parada siempre/ en el mismo lugar. La pregunta a la que responde el poemario es claramente existencial y se resuelve nombrando o contando lo diario desde una perspectiva interna constante. Un paseo en una bicicleta rosa es el tránsito que propone para encontrar el sentido de la cotidianidad en su forma de salir al espacio circundante: la ciudad amada y odiada. Es invitación a recorrer ese espacio y reconocer allí latidos, hastiados o esperanzados. Somos/ mi amor/ y yo, aprendiéndonos./ Jugando,/ no esperes nada de mí.

La poeta usa con frescura las palabras y escribe mientras explota, mientras expulsa de su interior el aire cálido y húmedo que comprime esa nube contenida y sale en forma de bloques de versos, de imágenes fracturadas de la ciudad que son el símbolo de una forma de mirarse en el mundo. Sale y es una mujer antihéroe, imperfecta, enredada, harta, enamorada, asustada, vacilante, aburrida, distinta. Soy una yegua/ que anda contenta/ últimamente. Adentro queda el vacío que intenta no pensar, disimular que piensa; quedan hojas secas que gritan como grillos. Soy imperfecta/ poco femenina/ tengo voz/ gruesa, pero/ me gusta/ mi forma de decir/ las cosas.

La vida contenida detona para transformar la ciudad y volverla personal, íntima. Ese espacio se invade del interior de esa mujer, y la palabra se renueva; se renueva la pantalla, el papel, el mundo. Aparecen trazos de vida urbana salteña dibujados por la delicada mirada joven; gráfico de situaciones que muestran cómo más se puede decir la existencia. Las palabras, para ello, se disponen en un nuevo diccionario que ordena los significados que sirven, que brotan buscando algo en qué creer.