Más confundidos que sirios y troyanos. Así se presenta el escenario en el macrismo salteño que debe elegir candidatos que no tiene y en medio de una coyuntura en la que su referente, Mauricio Macri, tiene de aliados a Urtubey y Gustavo Sáenz. (Gonzalo Teruel) 

Desde hace ya largas semanas se mencionan en despachos oficiales, en Buenos Aires, a los posibles candidatos de Cambiemos para las elecciones legislativas del año próximo en las que el gobierno de Mauricio Macri plebiscitará su gestión y arriesgará su suerte.

Según se especula, los ministros Esteban Bullrich -de Educación-, Jorge Triaca -de Trabajo- y Carolina Stanley -de Desarrollo- podrían encabezar las listas en la provincia de Buenos Aires y Oscar Aguad de Comunicaciones en Córdoba, Julio Martínez de Defensa en La Rioja y Ricardo Buryaile de Agroindustria en Formosa. El titular del Plan Belgrano, José Cano, o el secretario de Vivienda, Domingo Amaya, encabezarán la lista en Tucumán y la secretaria de Asuntos Municipales, Aida Ayala, hará lo propio en el Chaco. En otros distritos Cambiemos se recostará sobre los liderazgos locales como en Jujuy y Mendoza dónde los gobernadores radicales Gerardo Morales y Alfredo Cornejo incidirán de manera decisiva en el armado de las listas electorales.

Mucho menos claro para el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el asesor presidencial Jaime Durán Barba que ya trabajan en el análisis de los posibles candidatos y mandaron a medir a todos los miembros del gobierno y a algunos legisladores para cubrir de la mejor manera posible el territorio nacional es el caso de Salta. Ocurre que ningún salteño ocupa una oficina de primera o segunda línea dentro del gobierno nacional y, encima, la cercanía del presidente Macri con el gobernador Juan Manuel Urtubey y hasta con el intendente Gustavo Sáenz dificulta el armado del Frente Cambiemos y la definición de un candidato potente.

Consultados por Cuarto Poder, los titulares de la UCR y el PRO en la provincia, Miguel Nanni y Martín de los Ríos, aseguraron que Cambiemos se consolidará como espacio político y ratificará el acuerdo gestado en las elecciones nacionales del año pasado.  “Absolutamente” dijo el dirigente macrista ante la pregunta por la continuidad del entente y aseguró que “se respeta y se respetará en la provincia la línea nacional”. Y el radical confirmó que “compartimos un armado nacional y lo seguiremos haciendo”.

Ambos dirigentes recordaron que el acuerdo salteño es aún más amplio que el nacional porque incluye además de la UCR, el PRO y la Coalición Cívica a otras fuerzas locales como el Partido Conservador y Popular y el Partido Propuesta Salteña. Señalaron que “no es momento de hablar de frentes y candidaturas” y estimaron que recién al año próximo “en marzo o abril” se definirán ambas cosas.

La corrección política de las respuestas de Nanni y de los Ríos posterga, de algún modo, las definiciones a algunos de los verdaderos interrogantes de la política salteña: ¿Cambiemos enfrentará, de verdad, al candidato de Juan Manuel Urtubey, estratégico aliado de Macri?, ¿Cambiemos descartará un acuerdo electoral con Gustavo Sáenz y Juan Carlos Romero?, ¿Cambiemos, en definitiva, podrá mantenerse unido en la provincia?

Los dirigentes salteños confían en que las decisiones se tomarán en la provincia pero no niegan conversaciones con los referentes nacionales Marcos Peña, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y el titular de Diputados, Emilio Monzó, por el PRO y el exsenador Ernesto Sanz y el tucumano Cano y el jujeño Morales por la UCR.

Cambiemos enfrenta en la provincia un par de desafíos: sostener el acuerdo (que no seduce demasiado ni a macristas ni a radicales) para no generar conflictos en el armado nacional y, además, dejar de lado las diferencias personales y políticas entre sus principales dirigentes. “El gran problema de Cambiemos en Salta es que no tiene ningún candidato potable para las próximas elecciones” advirtió, más aún, un analista político y argumentó que los pocos dirigentes conocidos ya compitieron en las elecciones del año último y “arriesgarían demasiado si vuelven a ser candidatos en 2017”.

Desde el PRO y la UCR, sin embargo, creen que una recuperación económica durante la primera parte del año próximo de la que están convencidos reforzará sus posibilidades electorales. Si a Macri y su gobierno les va bien, eso se trasladará a las provincias, razonan, y porfían que “la gente ya está cansada del peronismo y quiere cambiar como lo hizo el año pasado”.

Por lo pronto y mientras algunos otros dirigentes creen que deben cerrarse los acuerdos y definirse las posibles candidaturas “lo antes posible”, Nanni y de los Ríos insisten en esperar hasta el año próximo tal vez porque anhelan una señal más clara de Buenos Aires. “Siempre quedan las PASO para superar las diferencias y resolver la interna” reconocen en uno y otro partido.

Como el año pasado, en cada rincón creen que a ellos les corresponde el lugar principal en el frente electoral. En las mesas de los cafés, desde el PRO afirman que “los votos son de Macri” pero desde la UCR responden que “el año pasado Miguel sacó más votos que Mauricio”. Por ahora y sólo por ahora, coinciden en unas pocas certezas: Cambiemos debe sostenerse, no es momento de anticipar ni descartar nuevos aliados, y Guillermo Durand Cornejo y Bettina Romero no serían buenos candidatos.

Es, justamente, la hija del exgobernador la única que demostró real interés por una candidatura nacional. Ella y Durand Cornejo, ambos del PCP, son los únicos que estarán en condiciones de competir electoralmente porque tanto Nanni como de los Ríos tienen mandato vigente en el Congreso y la Legislatura. Otros dirigentes como Juan Collado y Gladys “Pichona” Moisés, del PRO, Alberto “Tito” Tonda, de la UCR y Álvaro Ulloa, del PPS, están disponibles pero por ahora no tienen presencia como para disputar un cargo nacional y, en todo caso, podrían ser más útiles en la provincia dónde Cambiemos buscará ampliar su muy minoritaria representación legislativa.

Aunque no lo reconocen abiertamente, la apuesta de radicales y macristas es que en 2017 se repita el escenario que los benefició en el 2015 con los “tres tercios”, es decir, un enfrentamiento electoral entre Cambiemos y el peronismo dividido en dos. Creen que sus posibilidades crecen si Urtubey y Sáenz no cierran un acuerdo que garantice al PJ todos los legisladores nacionales y la mayoría absoluta de los legisladores provinciales y concejales.

De cualquier manera, sobre todo en el PRO, dicen que no es tiempo de definiciones y recomiendan no descartar ninguna estrategia electoral ni la incorporación de nuevos socios y aliados.