Tras el video íntimo del concejal Gustavo Serralta que se viralizó, varios se preguntan si un artículo de El Intransigente era parte de la extorsión que el edil denunció o un soporte para finalmente denunciar lo que Serralta aseguró era un chantaje.

De lo que nadie duda es que miles de salteños -hombres y mujeres- hicieron suya la gran sentencia de Juan Domingo Perón, quien siempre aconsejaba a sus seguidores que no había que aprender de los errores propios sino de los ajenos. Y en ese sentido, ya todos saben que por más hermosa o buen mozo que sea un amigo virtual conviene no dejarse seducir con los coqueteos para evitar caer en la vergüenza en la que cayó Serralta: grabar escenas eróticas que incluían una masturbación que luego alguien utilizó para chantajearlo a cambio de no divulgar las mismas.

Lo curioso del caso es que en las mesas de café del viernes 14 de octubre, ya eran varios quienes aseguraban que un escándalo de ese tipo se avecinaba. Aunque nadie sabía quién sería el protagonista. Y es que un artículo de ese medio titulado “Docente de ADAPI, extorsionado por una joven que lo sedujo para hacer una ‘sex Cams’”; presagiaba la tormenta que finalmente cayó sobre el edil. La diferencia, en todo caso, es que el concejal aseguró que perdió el teléfono que contenía las imágenes y el artículo aseguraba otra cosa.

La nota en cuestión estaba debidamente camuflada para la ocasión, contradiciendo así el eslogan de ese medio que sentencia que “La verdad debe contarse entera…Siempre”. Y es que allí se presentaba a un hombre de nombre Abel, viudo, de 55 años, docente y cantante de folclore que el medio aseguraba vivía “horas de terror tras responder un mensaje que le llegó vía Messenger a su teléfono celular. Cuando miró quién intentaba comunicarse con él, apareció el nombre de ‘Claudia Minone Mireille’”, relataba el medio que seguía con la historia así: “Detrás del nombre, Abel descubrió la foto de una mujer, a quien describió como ‘atractiva’ ante los policías de la Brigada de Investigaciones, cuyas fuentes confirmaron a EL INTRANSIGENTE de manera exclusiva la existencia de la denuncia del docente, la cual no es la primera radicada en esta ciudad”.

Pero antes de que la denuncia se efectivizara, el medio relató que la foto fue suficiente para que el identificado como Abel decidiera seguir adelante con una conversación que comenzó con el clásico “Hola, cómo estas”. Amena corrección que con los minutos fue derivando en una propuesta inesperada para el docente, pero perfectamente premeditada por la seductora Minone quien declaró lo siguiente: “Me gusta realizar sex cams”, circunstancias en que se activó el ícono de “video chat”, sesión en la cual el susodicho “Abel se introdujo de lleno, sobre todo luego de ver las escena de una joven desnuda frente a un teclado, quien acaparó aún más la atención del docente al iniciar una serie de poses eróticas”.

Arremetida decidida de la joven según El Intransigente en tanto antes de que el sorprendido Abel pudiera pedir auxilio a la razón que siempre suele convocar a la prudencia, “la joven avanzó en su estrategia y le pidió a Abel que le mostrara sus genitales, pedido a cual el docente, sin titubear ni imaginarse lo que vendría después, accedió casi al instante y sin ningún pudor”. Pero como siempre las cosas pueden ponerse peor o mejor según el ángulo desde el que se lo mire, Minone quiso que Abel le satisfaga otro antojo: “’Quiero ver también tu rostro y tu torso’, pedido que fue cumplido de inmediato por Abel, tras lo cual la misteriosa mujer cortó el video chat para más tarde volver a contactarse con su víctima”.

Según el relato mediático los encuentros se sucedieron y que en ese transcurso la futura víctima se percató de que Minone pedía que cuando muestre sus genitales también enfoque su rostro. Fue tarde, porque un día después la seductora mujer devino en maléfica al escribirle: “Si queres tener una vida tranquila y que no se enteren tus contactos, tus familiares, trabajo y tu público, tenes que pagar mi silencio…haceme un deposito de $ 10.000 o subo tu video y hago de tu vida una basura”.

El identificado como Abel denunció, siempre según El Intransigente, que accedió a pagar por su silencio e hizo un depósito por la suma de 7.500 pesos a nombre de “Kore Letebia Mireille”, dinero que remitió por Western Unión a una dirección ubicada en Costa de Marfil según información al que El Intransigente dijo haber accedido. El envío, sin embargo, no fue suficiente para la extorsionadora quien a los pocos días volvió a la carga solicitó un depósito de 4 mil pesos, dinero que el docente nuevamente remitió a la misma dirección.

La saga extorsiva continuó hasta que la situación toco un límite que Abel no estuvo dispuesto a cruzar: la mujer le envió al supuesto docente una dirección de la red social YouTube, donde se podía ver las imágenes de Abel en poses eróticas, pero con un título que indicaba que las escenas eran para una menor de 8 años. Amenaza con la que “Minone” exigió el pago de una suma de 9.500 pesos a cambio de no revelar dichas escena, la que podrían exponer al docente cono un pedófilo e incluso por ello, podría ser detenido y sometido a un proceso penal. Fue allí según El Intransigente que la víctima denunció lo sucedido, acusación que realizó ante los policías de la Brigada de Investigaciones.

“Al margen de ello, lo sucedido con Abel dejó al descubierto una vez más el riesgo que significa el permitir el acceso a personas desconocidas, aún más allá de lo cautivante que parezcan sus propuestas o invitaciones, las que, por lo general, siempre suelen ser las fachadas de un mal peor”, finaliza el artículo. Días después ocurrió lo que todos saben.