Enseñan los libros de historia que los gauchos de Güemes usaban sus guardamontes para simular un número superior al real por parte de los patriotas. La estrategia consistía en golpear con el talero los cueros para que el sonido en conjunto ejerza una acción psicológica desfavorable para el enemigo.

Con idénticas pretensiones heroicas, pero con cuotas menores de agudeza y decoro, nuestros «patriotas» actuales también buscan «hacer ruido» para desconcertar al enemigo. Parece que fue como los viejos aquelarres medioevales, donde se juntaban brujas y brujos a hacer conjuros diabólicos en contra de quienes hacían el bien. O para hechizar votantes faltantes, dijo algún pícaro cuando se enteró de quienes estaban.

Es que el 25 de mayo se hizo una extraña reunión, no porque se quieran juntar a festejar, sino que parece que se juramentaron vaya a saber qué cosa con tal de salir del ostracismo o de picar de fondo, como las antiguas carreras de chatas. Quienes comentaron la juntada ironizaban que parecía la antigua jabonería de Vieytes, como si fueran los miembros de la selecta pulpería donde se organizó la Revolución de mayo. Estos jaboneros estaban más para pileta de lavar que para dar lustre a la cita. Aires de conspiración si se respiraba. Parece. Y un poco de incomodidad, parece que también.

El siempre locuaz Carlos Zapata haciendo gala de informante público y privado de cuanta zaranda se pueda batir o grabar, según la ocasión, hizo la posta en los mentideros políticos en su condición de altoparlante natural. No decimos bafle por respeto a un amigo. Era el encargado de la fuga masiva de la información. El bigotón lo vivió como un verdadero triunfo político.

Parece que otro asistente notable fue el nuevo Johnny Allon salteño. Con su nuevo look batido y enrulado. Un poco contradictorio el hombre. Conversa con Zapata, pero maldice a su antiguo mentor Juan Carlos Romero que a la vez es el padrino político de la ilusión zapatista.

Otro de los asistentes fue el polifuncional armador y de oficio armador político. Si señoras y señores, allí estuvo Juampi rodríguez, quien le habría susurrado al oído a Johnny Allon: Juan, acordate que a Zapata lo banca Romero. El larguilíneo Emiliano Estrada, disponible para ser candidato del Pro como del Frente de Todos y si hace falta del partido libertario también se anotó en la partida.

Bautizada la noche de quien la tiene más larga, o más cortita. Depende la regla, dicen los geómetras. Desde abajito de todos los modelos publicitarios, miraba como comadreja atormentada el siempre listo boy scout Miguelito “chapulín” Nanni azorado del giro que iba tomando la conversación.

Y con los lentes empañados de tanto fragor patriótico, nuestra Pequeña Lulú, bautizada por el gorilaje de su ex pares renovadores como Infames Bucles Traidores a a la Patria, después de su voto en la 125. Lo de Pares es pura coincidencia dactilográfica nomás, porque el cacique Jorge Folloni El viejo, la dejó sin pares ni nones. Mejor dicho la mandó a hacer noni.

Abundaron los chistes, chascarrillos e ironías. Alguna que otra anécdota de lealtades reacomodables por algunos miles de razones. Nostalgia de ya no ser, como dice el tango. Lo que no se pudo saber es si de todo el aquelarre salió el emergente bendecido para ser el candidato a gobernador de Javier Milei, que como dice el versito, de los perucas prefiere a Pichetto y Urtubey. O sea que entre todos los participantes del «siga participando», se convencieron que está el futuro emergente de la política local.

Por lo gastado del prontuario de los concurrentes más bien podría ser detergente, porque después se disuelve todo. Eso sí, de propuestas, de gestión, de darse un baño de pueblo o de encuestas, ni hablaron. Lo más lindo fue la consigna: che, nos reunamos así se entera Sáenz. Como bien reza el eterno axioma del conformismo extremo argentino: Es lo que hay…