El diputado nacional por Salta, Carlos Zapata, dio a conocer que el presidente del exclusivo club salteño extendió una invitación al Presidente de la Nación para asistir a la cena y baile tradicional que organiza la institución en vísperas de la conmemoración de la Batalla de Salta.

El diputado nacional Carlos Zapata, ha generado polémica al manifestar públicamente su deseo ferviente de que el presidente, Javier Milei, y su vice, Victoria Villaroel, asistan al tradicional baile del Club 20 de Febrero, exclusivo evento que conmemora la Batalla de Salta.

Zapata, no se puso colorado al dar a conocer que actuó como paloma mensajera de la elite del Club 20 de Febrero, ya que entregó «personalmente» una invitación del presidente del exclusivo club, a la Vicepresidenta Victoria Villaroel. El diputado olmedista enfatizó la importancia histórica que tiene la conmemoración de la Batalla de Salta para los salteños, subrayando su deseo de que ambos mandatarios participen en este evento social, para lo cual dejó idéntica invitación en la Casa Rosada, dirigida al Presidente Javier Milei.

La «tradición» que rodea al Club 20 evoca el baile que tuvo lugar la noche del 20 de febrero de 1813, después del enfrentamiento militar entre el Ejército del Norte liderado por Manuel Belgrano y las tropas «realistas» encabezadas por Pío Tristán. Este evento es conmemorado por el grupo «selecto», «culto» y «distinguido» que se congrega en dicho espacio, considerándolo digno de celebración. La conexión directa de este grupo con los protagonistas y eventos de la historia «patria» local y nacional, así como su asociación con otras familias reconocidas por su participación y contribución a estos acontecimientos, hace que el Club 20 de Febrero se otorgue el derecho y el deber de conmemorar y festejar estos significativos sucesos.

Este baile representaba el evento central en el que la élite reunida en el Club se exhibía, sirviendo como una instancia de autoconstrucción y diferenciación que destacaba al grupo como «privilegiado» y «superior». A través de esta celebración, la élite se presentaba y era observada por otros, legitimando las jerarquías y diferencias en la estructura social de Salta, así como el papel que ocupaban en ella.

Por supuesto, el sueño de Zapata apunta a este grupo «selecto», dejando a un lado la posibilidad de que el mandatario pueda compartir el desfile con los ciudadanos al pie del Monumento 20 de Febrero, y de esa forma promover una participación inclusiva y el respeto por la historia compartida, y no solamente la de la «gente como uno».