Luego de una batalla judicial que llegó a la Corte Suprema de la Nación, el largo peregrinaje de Mirtha Sisneros logró incluir a las mujeres al volante en el transporte público pero no la incluyó a ella; hoy limpia coches. (Andrea Sztychmasjter)
Conocido por todxs, el caso de Mirtha Sisneros marcó un precedente a nivel nacional para que las empresas de transporte público puedan incorporar a mujeres en su plantel y de esta manera dejen de ser excluidas solo por su género. Su caso además reflotó comentarios de un sector de la sociedad que se opone a reconocer cambios que reflejen equidad.
Los dichos de uno de los empresarios demandados y que aparecieron en un fallo judicial así lo demuestran: “Esto es Salta Turística, y las mujeres deberían demostrar sus artes culinarias […] Esas manos son para acariciar, no para estar llenas de callos […] Se debe ordenar el tránsito de la ciudad, y […] no es tiempo de que una mujer maneje colectivos[…]”
Mirtha sí contó en cambio con el apoyo de otras mujeres como Verónica Lía Caliva, de la Fundación Entre Mujeres (FEM), con quien inicialmente desplegó una presentación individual para que tanto SAETA como la AMT respetaran el derecho a la igualdad laboral. Con la Defensora oficial Natalia Buira presentó un amparo colectivo para que los demandados en todas las futuras contrataciones de personal aseguren un porcentaje superior de plazas para ser cubiertas exclusivamente por mujeres, hasta que la distribución total refleje una equitativa integración de los géneros en el plantel de choferes de las empresas operadoras de SAETA. Y también contó con la entonces Procuradora General de la Nación Alejandra Gils Carbó, quien luego del rechazo de la Corte de Justicia de Salta dictaminó que la obligación de respetar, proteger y garantizar el derecho humano a la igualdad y a la no discriminación recae sobre todos los poderes del Estado, pero también sobre los particulares.
El peregrinaje de Mirtha le costó años y aunque la Corte Suprema de la Nación hizo lugar a su amparo y dejó sin efecto un fallo de la Corte de Salta por considerar que no había respetado los criterios establecidos por el Máximo Tribunal en materia de carga de la prueba en casos de discriminación, ella, la mujer que logró que ahora las salteñas puedan conducir un colectivo, sigue sin poder hacerlo.
Luego del fallo, los empresarios siguieron sin cumplir con la Justicia y ante las reiteradas denuncias públicas y después de mantener una reunión con el presidente de la Cámara de Diputados, Mirtha fue contratada pero en un área donde sólo limpia los colectivos y el baño. Ingresó el año pasado en agosto y le dijeron que solo estaría allí tres meses. Hoy a un mes de terminar el año, sigue de limpia coches y decidió aceptar el trabajo porque es la única posibilidad laboral que tiene.
Derecho laboral sólo para algunos
Para Mirtha en Salta “No tenemos justicia. La jueza de seguimiento de mi causa, Alejandra Salim tampoco hizo nada. Incluso el apellido de los dueños de algunas empresas de colectivos son muy resonados en Ciudad Judicial. Eso demuestra que la justicia es una gran red que trabaja a conveniencia”, relató.
Porque la justicia salteña sigue propiciando la discriminación laboral de las mujeres es que Mirtha decidió enviarle una carta al propio Presidente de la Corte de Justicia de Salta, Guillemo Catalano, luego de que éste participara de las IV Jornadas Nacionales del Derecho del Trabajo en Salta. En la nota Mirtha Sisneros le comentó su batalla para acceder a un trabajo digno luego que tuviera que salir a la calle a trabajar y así poder sostener a sus hijos. Sin secundario completo y ante las dificultades de conseguir un trabajo, contó que se anotició que los choferes de SAETA conseguían trabajo y no se pedía estudios secundarios. Fue así que luego de sacar la licencia en la Dirección de Tránsito, B1 y la profesional D24 comenzó su capacitación que además fue muy costosa.
Mirtha además le dijo a Catalano: “La ‘justicia’ solo me ocasionó gastos, tiempo, dolor, cada vez que me llaman ‘quilombera’ desde AMT, se dedicaron a maltratarme, el vocero es el señor Raúl Padovani, fue tan grande el esfuerzo de este señor para desprestigiarme”. Relató también que se encuentra “Tratando de entender por qué la Justica de Salta, nunca trabaja para las mujeres que estamos en situación vulnerable”.
Pruebas viciadas
Según comentó Mirtha “Las empresas cumplieron y cumplen aun con métodos dudosos y al margen del estricto cumplimiento de la ley. Entonces, no es una cuestión de género ni de edad, ya que la empresa Alto Molino y otras convocaron a las pruebas a la Sra. Adela Abdenuar de 52 años quien sacó la licencia D2 después del fallo”.
El ahora abogado defensor de Mirtha, Pablo Del Pino, comentó a Cuarto Poder que constantemente presentan pedidos de informes a la AMT y a las empresas: “Existen excusas de las empresas para no contratarla. La voluntad se disfraza de muchas maneras”, expresó en relación al fallo de la Corte Suprema que revoca el fallo local y que posee “carácter indeterminado”. Esto significa que la medida judicial no específica especialmente a una empresa que deba contratarla y por ello la discriminación hacia Mirtha sigue existiendo.
El letrado comentó además en función a la experiencia de Sisneros, que las pruebas que ahora realizan las empresas están viciadas. Se trata de maneras solapadas de disciplinamiento hacia las mujeres para que puedan acceder a puestos de conductoras.
Así las cosas, la AMT, ente del Estado provincial que dice luchar contra la violencia hacia las mujeres se constituye como el principal obstaculizador para que Mirtha acceda a un trabajo digno. Su caso constituye uno más de violencia económica y laboral, donde tanto el poder judicial como el empresarial siguen mostrando sus sesgos machistas.