En 1919, Lanteri estableció el Partido Feminista Nacional y se presentó a las elecciones para diputados de ese año con el propósito de competir como candidata en base a un padrón masculino en el cual no figuraba como electora.
Nacida en Italia, Lanteri llegó a la Argentina cuando tenía seis años -en 1879- junto a su familia y se radicó en Buenos Aires, donde vivió en una casa que su padre heredó de su primera mujer.
Curso el secundario en el Colegio Nacional de Plata, que era una institución exclusiva para hombres, y se convirtió allí en la primera mujer en obtener el título de Bachiller.
Elida Paso y Cecilia Grierson habían sido las primeras mujeres en ingresar a la Facultad de Medicina y, siguiendo sus pasos, Lanteri logró ser admitida como estudiante de esa carrera en 1896, con un permiso del entonces decano, Leopoldo Montes de Oca, y dos años después se recibió de farmacéutica.
Mientras cursaba las últimas materias del doctorado en Medicina, asistió al Congreso Internacional del Libre Pensamiento que se realizó en Buenos Aires en 1906, al que asistieron las figuras del movimiento feminista, como la dirigente socialista Alicia Moreau de Justo y Cecilia Grierson, entre otras.
Inspirada en las ideas de ese encuentro, constituiría la Liga Argentina de Mujeres Libre Pensadoras, mientras ocupaba un cargo en la asistencia médica pública de Buenos Aires.
En 1910, el año en el cual se desarrollaron los festejos del Primer Centenario, Lanteri se desempeña como secretaria y formula una clara postura sobre la prostitución.
«Si este mal existe es porque los gobiernos no se preocupan por extirparlo y puede decirse que lo explotan desde que lo reglamentan y sacan impuestos de él», expuso en ese encuentro.
«Hizo un partido de mujeres. La misma estrategia que siguió Eva Perón cuando creó el Partido Peronista Femenino con la idea de lograr el derecho al voto. El espacio de Lanteri proponía un subsidio a las madres por hijo, que era como una Asignación Universal de la actualidad», indicó la historiadora Araceli Bellota, autora de «Julieta Lanteri, la pasión de una mujer».
Tras el golpe de Estado de José Félix Uriburu que derrocó a Hipólito Yrigoyen, se instaló un clima de dura represión estatal y censura.
En febrero de 1932, a poco de haber asumido Agustín P. Justo como presidente tras una elecciones signadas por el fraude, Lanteri es atropellada por un auto conducido por un integrante de la Legión Cívica, un grupo fascista y parapolicial amparado por las autoridades.
Tras agonizar durante dos días, la sexta médica recibida en Argentina, murió a causa de las heridas en el hospital Rawson a los 59 años.
«Fue un hecho que tuvo todas las características de un atentado. Julieta le había dicho a sus allegados que temía por su vida. Había un clima de persecución contra socialistas, anarquistas, obreros, y el feminismo no podía escapar a todo esa represión. Lanteri pagó con su vida su decisión de luchar por los derechos de las mujeres», dice Bellota.