Es lo que mencionó la médica psiquiatra que realizó análisis sobre la personalidad del ex sacerdote. En la tercera audiencia también declaró un sacerdote que sufrió abusos y terminó escapándose de la Congregación: “Arruinó mi vida”, manifestó-. Por Andrea Sztychmasjter

En la tercera jornada del primer juicio que se lleva adelante contra un sacerdote, fundador de una Congregación y un Instituto católico, en Salta, prestaron declaración Sandra Latorre, psicóloga del Poder Judicial y Gabriela Moyano, psiquiatra del CIF que brindaron detalles de los informes concernientes a la personalidad del cura Rosa Torino.

Durante las tres jornadas todos los datos expuestos contra el sacerdote Agustín Rosa Torino coinciden en resaltan su personalidad manipuladora y su actitud sexual permanente. Según reflejaron ex integrantes de la congregación que fundó, el cura gustaba hacer constantes chistes falocéntricos, ponerles apodos y realizarle bromas continúas.

La psicóloga señaló que la personalidad del sacerdote posee rasgos disociativos, un pensamiento rígido y eleva intelectualización de las emociones. Describió que Rosa Torino tiene una “capacidad intelectual superior” y una personalidad “seductora”, además de gran desplazamiento para el pensamiento abstracto. La profesional describió que al analizar las dolencias corporales, análisis que suma al aspecto netamente psíquico, pudo alertar que además de la tensión y crisis que padecía el cura, todas las descompensaciones y episodios con médicos “llamativamente” se habían dado en ceremonias religiosas importantes y con presencia de ambulancias previamente.

Destacó que el sacerdote presenta un doble discurso y una falta de conexión con lo humano y sus necesidades y concluyó que posee características psicopáticas.

En el mismo sentido la declaración de la psiquiatra, definió que el sacerdote no se sintió culpable por las acusaciones y concluyó que tiene una personalidad con rasgos psicopáticos e histriónicos. Sobre los aspectos concernientes a las conductas del acusado, Moyano retrató que posee grandilocuencia, manipulación y seducción que son empleadas para obtener lo que desea: “Capta, seduce y manipula”, refirió la profesional médica. Resaltó que posee falta de empatía y que “sus relaciones son utilitarias y parasitarias”. Señaló que cosifica a las personas: “Las trata como si fueran un florero, un objeto”, detalló.

La psiquiatra refirió que detectó que para Rosa Torino “la culpa siempre es del otro” al tiempo que no se responsabiliza por sus actos, que posee una defensa aloplática y que se asimila a personas no plausibles de tratamiento “No tienen remordimiento. Nacen y mueren así”, destacó.

“Éste infeliz”

Durante la jornada también declaró el sacerdote Juan Eduardo Jotayan, ex integrante de la Congregación fundada por Rosa Torino y quién terminó escapando de la misma después de los abusos y maltratos recurrentemente recibidos: “Todos nos terminamos escapando” refirió y señaló que el cura Rosa le “arruinó la vida”.

El sacerdote rompió en llantos al relatar todas las vivencias expuestas frente al Tribunal, desde que niño entró a la Congregación hasta su salida provocada años después. El sacerdote manifestó una profunda necesidad de hablar y contar todo lo sucedido, fue un momento de mucha katarsis o quizás; muchos años de no sentirse escuchado. Mientras declaraba no pudo aguantar las lágrimas intensas que lo asemejaban a ese niño indefenso que sintió ser cuando entró a la orden religiosa y cuando, según contó con plenos detalles, fue abusado por el cura Rosa, quien se nombraba como “su padre” espiritual.

El religioso que vestía su sotana, manifestó no solo los tocamientos y situaciones libidinosas efectuadas por Rosa Torino sino también el gran daño que éste le causó a su “libertad, discernimiento y desarrollo personal”: “Quebró los procesos de mi formación”, refirió.

El sacerdote refirió que no fue contenido y al pedir su salida, ésta le fue negada reiterada veces. Fue trasladado a otras sedes que la orden tenía en Buenos Aires y castigado por “rebelde”. Manifestó que finalmente tuvo que planificar su huida del lugar. El religioso manifestó que vivieron muchas necesidades sin necesidad y que eran obligados no solo a servirle al cura sino a buscar benefactores: “Nos hizo juntar mucha plata. Miles y miles de pesos para viajar a tierra santa”, detalló que el cura viajó con una comitiva de 10 personas y tuvieron que juntar para pagar cada uno de los pasajes, más todos los gastos.

El sacerdote brindó detallados aspectos de la organización de la congregación y mencionó como una de las estrategias empleadas apartar a los jóvenes de sus familias. Denunció que Rosa Torino recibió al cura abusador Nicolás Parma, sabiendo que éste había sido expulsado del seminario en Tucumán por graves denuncias y así y todo le encomendaba el cuidado de jóvenes.

El sacerdote fue claro al expresar las conductas poco honrosas de quien se decía “la voz de dios” en la tierra, llegó a nombrar que les inculcaba que todos los de afuera eran sus enemigos, porque ellos aspiraban a un nivel superior de transcendencia espiritual. En este punto coincidió con el testimonio de otro de los sacerdotes que declaró en la fecha. Martín Aguilar mencionó que Rosa Torino les había manifestado que “Monseñor Cargnello quería destruir la obra de dios”, por “obra de dios” se refería al Instituto Religioso Discípulos de Jesús de San Juan Bautista.

Durante su relato el sacerdote mostró su desprecio contra la figura del cura Rosa por todo el daño ocasionado en su vida y la de sus compañeros y se refirió a él como «este tipo y éste infeliz»

Delitos contra el Estado

Durante la jornada el sacerdote Jotayan expuso al finalizar su testimonio que quería contar algo importante. Retrató que junto a un compañero eran obligados a transportar “sobres amarrillos sellados”, y que posteriormente pudo indagar se trataba de sobres con dinero. Según refirió ese dinero era dinero estatal que se le pagaba al cura Rosa Torino porque éste aducía que tenía a jóvenes estudiando en la Universidad de Buenos Aires: “Les pagaban por cada seminarista”, señaló dejando entrever que esa plata nunca llegaba a ellos, pues vivían hacinados y pasaban hambre.

Durante el relato el sacerdote fue interrumpido por el juez Maximiliano Troyano quien le señaló que lo que contó no era pertinente al debate por el que el cura es llevado a juicio.

Los manejos oscuros de dinero, de las limosnas y donaciones es algo que no pocos ex integrantes han mencionado. Se informó que la Congregación poseía cerca de 40 parroquias y que todo lo recaudado iba a parar a manos de Rosa Torino y de quien después se convirtió en su mano derecha conocido como Josue. El sacerdote Jotayan incluso manifestó que se comentaba que Josue “se había construido una casa en Tucumán”, con algunos vueltos de las donaciones. Pese a ser expuesto durante las audiencias, estos supuestos delitos económicos no fueron consultados ni por lxs jueces del Tribunal ni por la propia fiscala.