Para Del Pla, el rechazo a la reiteración de candidaturas en la izquierda no es una demanda genuina del electorado, sino un «ataque del gobierno» sobre el que se montó el MST para ganar la interna.
Sin dudas una de las sorpresas de la elección primaria nacional fue el triunfo de la lista (R)evolucionemos la Izquierda que encabezó la docente del MST Andrea Villegas, dentro de la interna del Frente de Izquierda Unidad. La joven dirigente se impuso por amplio margen y casi en toda la provincia a la histórica candidata del P.O. Cristina Foffani.
Mientras el FIT-U celebra resultados históricos en provincias como Jujuy, Buenos Aires, Chubut y Santa Cruz, en Salta el mensaje estuvo dirigido inequívocamente hacia los candidatos inamovibles. Así y todo, los derrotados no acusan recibo.
Un balance firmado por Claudio del Pla y difundido el día de hoy da cuenta de esa realidad. Para el diputado saliente, sus compañeros del MST «Obtuvieron este triunfo apoyándose en la ruptura provocada por el grupo sectario de Altamira hace dos años y en un planteo de ‘renovación’ contra los dirigentes históricos del PO».
El escrito continúa asegurando que «la llamada renovación planteada por el MST es, en perspectiva, la liquidación del Frente de Izquierda como frente de independencia de clase en favor de un frente con las alas progresistas de los partidos burgueses». Para hacer este pronóstico, Del Pla se remonta a la alianza que el partido triunfante y el Proyecto Sur de Pino Solanas rubricaron hace más de una década. Habría que preguntarse entonces por qué se mantuvieron en un frente con el partido que, ahora descubren, carece de independencia de clase.
Más adelante el dirigente señala: «El triunfo del MST es una explotación oportunista del impacto que sobre una parte del electorado tienen los ataques del gobierno a los dirigentes del PO a los que les imputan ponerle un techo al desarrollo de la izquierda por una cuestión generacional o de reiteración de candidaturas».
Según Del Pla, la reiteración de candidaturas es un eje de desgaste que el gobierno y los partidos burgueses instalaron unilateralmente en el electorado y no a la inversa. Como si los partidos del régimen no manejaran encuestas. Como si el rechazo generalizado a las prácticas de la política tradicional los excluyera por el solo hecho de proclamarse fuera de ellas. Y peor aún: asumiendo que el electorado castigó a sus candidatos eternos por «poner un techo al desarrollo de la izquierda» y no por el acercamiento que esto ineludiblemente genera con la política tradicional. Como si la base electoral del P.O. compartiera directa y enteramente sus lineamientos programáticos.
«El MST hizo suyos estos argumentos eludiendo la cuestión central para un balance del desarrollo de la izquierda en Salta que es su limitado desarrollo en el movimiento de masas», sentencia Del Pla. Nuevamente vale preguntarse si el desarrollo de la izquierda en el movimiento de masas es un condicionante para la formación de nuevos cuadros y el impulso de nuevas candidaturas, o más bien es a la inversa. La respuesta la da el propio Del Pla unas líneas más adelante cuando reconoce que buena parte del voto a Villegas se apuntaló en la docencia, pese a que en la huelga también tuvieron participación sus compañeros y compañeras de Tribuna Docente.
Finalmente, el diputado trotskista escribe: «deberían explicar por qué hace solo un mes atrás cuando fueron en lista única con el PO y el PTS en la elección provincial, Villegas encabezando la lista de concejales por Capital obtuvo bastantes menos votos que los dos históricos del PO». La línea de corte a la que hace referencia es de mas o menos 800 sufragios en relación a su candidatura y la de Pablo López, ambos en categorías mucho más competitivas y con menos dispersión de votos.
Al parecer viene agitado el debate interno en la izquierda salteña. Resta saber si el MST, el PTS e incluso la militancia del Partido Obrero que durante la campaña fue testigo del planteo de los ciudadanos contra «los mismos de siempre», estarán a la altura del mismo.