La misma semana que anuncian la jornada “El acceso a la Justicia de las mujeres víctimas de la violencia de género”, una mujer es brutalmente golpeada en pleno centro luego de que le balearan la casa, sin que nadie intervenga o parezca importarle demasiado.

Ayer, minutos antes del medio día en el Paseo de los Poetas hubo muy poca poesía, lo que sí hubo fue un acto de brutalidad ante la mirada impávida de los transeúntes. Esos son los problemas de la naturalización asumida por el “homo saltensis”, para quien cagar a piñas a la novia, compañera, madre, hermana, etc. equivale mantener ese estatus de macho, bien macho. Una pelotudez.

Un par de días antes de la cobarde agresión, Diego Alejandro Escobar, ya había dado muestras de violencia y locura, fue hasta la casa de Alejandra, en el Barrio Santa Victoria, y como quien deja una amenaza no menor, le llenó la pared de tiros. En una actitud tan descabellada como cuando le cruzó la cara con un corte de cuchillo a una mujer de la colectividad gitana, meses atrás, en la misma zona.

“El día que me amenazó, los vecinos llamaron al 911, y a la mañana fue Criminalística a tomar las medidas de las balas que quedaron incrustadas en la pared, pero el hombre siguió en libertad”, denunció la víctima luego de que le reventaran la cabeza con un hierro ante la nula respuesta de quienes presenciaban el hecho. “Nadie, absolutamente nadie me defendió. Me vieron rodar por el piso y recibir decenas de golpes, pero no hubo ni policías ni caballeros”.

Todo esto sucede la misma semana que anuncian en nuestra ciudad la Jornada  organizada por la Oficina de la Mujer del Poder Judicial de Salta, en la que se analizarán cuestiones muy relacionadas a lo que le tocó vivir a Alejandra, esto es: “Potenciales obstáculos en la construcción de la sanción de la violencia de género”, “La mirada de género en la respuesta judicial: avances, resistencias y desafíos” y “El rol del sistema de administración de justicia en materia de violencia de género”.

Mientras tanto, el más claro ejemplo para explicar estas situaciones que seguramente los expertos en el tema irán desgranando, lo encontramos a diario en la violencia ejercida contra las mujeres en Salta, una historia de nunca acabar.