Las antenas utilizadas en telefonía celular son nocivas para el ser humano, eso se lo sabe hace bastante. No hacen falta estudios para comprobarlo, solamente contar los muertos y enfermos por cuadra. Ahora el ingeniero en telecomunicaciones José Bravo lo ratifica. Esas antenas son sinónimo de cáncer.
Hace algunos días Margarita Escudero elevaba nuevamente el reclamo por la instalación de estas antenas en zonas urbanas y muy cerca, prácticamente al lado, de donde habitan las personas. Como es el caso de General Güemes, donde los vecinos iniciaron una lucha para que las antenas sean removidas de lugares que afecten a las personas.
El caso del ingeniero Bravo, especialista en estos temas es uno más de los hasta ahora conocidos, pero no por eso carece de relevancia. Él trabajó para importantes compañías de telecomunicaciones y luego de 19 años de exposición a la radiación del aparato, le diagnosticaron cáncer de cerebro con compromiso del sistema nervioso central.
Ahora lo peor pasó para él porque pudo ganar la batalla contra el cáncer, pero esta no es la misma historia de las decenas de muertes registradas en cercanías de estas antenas. Por este motivo celebró la investigación que realizaron los vecinos de Güemes en relación a las consecuencias de las antenas, y la colocó casi a la altura de estudios de epidemiólogos europeos.
Bravo se puso en contacto con la senadora nacional por Salta, Sonia Margarita Escudero, por el proyecto que pide profundizar los controles de las radiaciones de las antenas, al cual adhiere y agrega también, el uso responsable de celular.
Las recomendaciones del ingeniero son básicamente tirar el celular lo más lejos posible, y si es que no se puede hacer esto, recomienda mantener llamadas cortas, no utilizarlo con baja señal porque la radiación es mayor en esos momentos, o en todo caso utilizar manos libres para realizar llamadas largas.