La mujer murió, al poco tiempo después de ser trasladada a otra clínica de Salta Capital. Su hija ya presentó denuncias en el Ministerio de Salud y en la Justicia.  Crónica del desamparo. 

Rita Elisabeth Díaz sufrió un calvario cuando internó a su madre en la Clínica Alem, de General Güemes. Ese calvario no tiene fin aún, meses después de muerta su madre. 

Todo comenzó el 8 de enero de este año. Alrededor de las 22 horas, ella acompañó a su madre, Gloria Estela Villagra, hacia la guardia del hospital “Joaquín Castellanos ” de la ciudad de General Güemes, debido a dolor abdominal. Tenía gastritis, en el lugar se contagió de Covid-19. A los dos días empezó con los síntomas de esta enfermedad. El hisopado realizado el 14 de enero confirmó que era Covid-19. La mujer volvió a casa, para confinarse y realizar el tratamiento. 

Entre el 17 al 21 de enero 2022, tuvo algunos malestares abdominales; fue asistida y mejoró. 

Sin embargo, el 22 de enero, todo cambió. «Debido al dolor que sentía mi madre en la zona abdominal, la trasladé hacia el hospital antes mencionado, donde nos informaron que estaba colapsado sin posibilidad de atención profesional. Es así que me comuniqué telefónicamente y me informaron que en Clínica Alem de la ciudad de General Güemes había médico de guardia, por lo cual nos trasladamos hacia el lugar», contó Rita a CUARTO PODER. El doctor que la recibió dispuso la internación por cuanto tenía baja saturación.  

«Desde el inicio de la internación se me informó que el estado de mi madre era delicado aunque nunca me dieron diagnóstico preciso, habiéndole suministrado oxígeno y desde la clínica Alem se me solicitó que me haga cargo de la compra de vías para oxígeno y dos medicamentos, a pesar que mi madre tenía cobertura obra social», contó Rita. 

El 23 de enero, durante la madrugada, la saturación de la paciente disminuyó más y el doctor Avellaneda  le recetó un medicamento que también debió comprar. Unas horas más tardes, se realizó cambio de guardia y quedó a cargo de la Dra. Rocío Mansilla, quien debía realizar el control de los pacientes internados, de acuerdo al protocolo normal y habitual del establecimiento de salud. Sin embargo, según denunció Rita ante el Ministerio de Salud y ante la Justicia, Mansilla nunca se presentó a realizar la ronda de control, a pesar que las enfermeras de turno la llamaron por teléfono en reiteradas oportunidades. Rita necesitaba a la doctora: su madre en esa jornada empeoró notablemente en su salud. 

«Las enfermeras de la clínica, quienes tuvieron un trabajo   excelente ante la ausencia permanente de la doctora, realizaron varios rescates a mi madre, debido a que se le dificultaba respirar, valiéndose de su propio conocimiento y sin control de la médica denunciada», dijo.  

Recién a las 21 horas reapareció la doctora. Rita le consultó si su madre debía ser trasladada a otro nosocomio de mayor complejidad. La médica dijo que se trataba de un proceso lento y que iba a ver que sucedía con mi madre, a pesar que saturaba muy bajo mi progenitora. 

Eran las 1.30 del 24 de enero, cuando el cu adro empeoró y Rita solicito la presencia de la médica. Las enfermeras le informaron que se había retirado de la clínica Alem y no respondía a los reiterados llamados telefónicos para que se presente en el lugar a fin de asistir a todos los pacientes. Otra vez había desaparecido. 

Rita se desesperó. Su madre estaba cada vez peor. Empezó a hacer averiguaciones para llevarla a otro lado, alguna clínica donde al menos hubiera un médico en la guardia. Surgió un problema: los nosocomios de Salta Capital podía recibir a su madre, pero necesitaban que una médica de la Clínica Alem firmara la derivación. Y justamente Mansilla no estaba ni si quiera para eso. Sin la firma no podía ser derivada a la ciudad de Salta. 

Rita, nerviosa, averiguó la dirección de la casa de la médica y se fue.  «Me presenté a fin de solicitarle en carácter de muy urgente que se presentara en clínica Alem y extendiera la derivación de mi madre, fui atendida por un familiar de la médica quien me expresó inicialmente que la facultativa no vivía allí, aunque luego se retractó ante el pedido que me informara dónde se ubicaba su domicilio y me manifestó que la doctora Mansilla “ya se fue a trabajar a Salta…”, lo que resultaba totalmente contradictorio y violatorio de sus obligaciones en clínica Alem, puesto que todavía seguía como médica de guardia en dicho establecimiento de salud. 

La doctora nunca respondió los llamados telefónicos y no se presentó en la clínica. Rita le solicitó a otro doctor, de apellido Castro, que disponga el traslado. Este médico le dijo que la clínica no disponía de ambulancia y que debía conseguir cama en algún establecimiento de Salta. 

Rita sintió que la dejaban sola. Que todo el personal de la clínica se lavaba las manos. Esta sensación se incrementó cuando le solicitó a la secretaria Gabriela Cabral que agilizara los trámites. «Sólo recibí malos tratos de la misma, en mi intento desesperado por salvar la vida de mi progenitora quien a cada minuto que transcurría se profundizaba negativamente su afección, mientras las enfermeras trabajaron intensamente en salvar su vida, sin presencia ni control de la doctora Mansilla», contó Rita. 

Logró hablar con la gerente de la clínica, Alejandra Fernández, quien se limitó a manifestar que estaban haciendo lo posible para solucionar la problemática, sin éxito ni respuesta alguna. 

A las 8.45 Rita logró que el IPS se comprometiera a mandarle una ambulancia, si es que ella conseguía cama en un hospital o clínica de la capital. Eran casi las 10 cuando consiguió cama en Sanatorio Modelo de Salta e informé al IPS, aunque no tenían disponibilidad de ambulancia en ese momento. 

Rita le imploró al hospital “Joaquín Castellanos» de Güemes que le prestaran una ambulancia.  Justo al mediodía llegó la ambulancia, al mismo tiempo la madre de Rita sufría una paro cardiorrespiratorio. Fue estabilizada con medicamento y entubada.

El doctor Torres le dijo, ahora, que para realizar el traslado de su madre a Salta se necesitaba ambulancia de alta complejidad con médico y enfermero. La ambulancia que habían mandado ya no servía. 

A las 18 horas, Torres habló con la gerencia del hospital público de Güemes, desde donde se puso a disposición una ambulancia de alta complejidad. El traslado se concretó a las 19. 

Como desde la Clínica Alem no habían realizado ninguna gestión en la Clínica Modelo, en el nosocomio de Salta capital no querían recibir a la paciente. Rita tuvo que rogar, mientras el oxígeno se acababa. En la Clínica Modelo se apiadaron y la dejaron ingresar. 

A las 21.30 el médico de guardia de terapia intensiva del Sanatorio le informó a Rita que su madre había fallecido por paro cardiorrespiratorio debido a neumonía bilateral causada por Covid-19. Ese médico le dijo que en Güemes debieron haberle hecho a su madre tomografías computadas permanentemente a efectos de monitorear el estado de los pulmones que es el lugar donde mayoritariamente ataca la enfermedad señalada.