En realidad, el presidente de la Cámara de Diputados Manuel Santiago Godoy aprovechó el receso legislativo y se encuentra realizando un exótico viaje de placer por el viejo mundo, un itinerario que recorrerá más de un país.

Por Lola Mento

El titular de la Comisión de Acción Política del justicialismo salteño se tomó el merecido descanso, luego del intenso y arduo trabajo llevado adelante para ubicar a su hijo Lucas, como candidato a diputado nacional por el kirchnerismo por encima de militantes de primera hora y zapatos gastados, en esto de representar al proyecto nacional y popular. 

La movida política del “indio” que obligadamente debe permanecer en el proyecto Urtubey, que implica trabajar para la candidatura presidencial de Roberto Lavagna; y la certeza de que a la vez, pondrá todo el “aparato” -armado en base a fondos de la Cámara y el P.J.- para que su hijo llegue al Congreso de la Nación, ha despertado el recelo de quienes han sido convocados para trabajar y se les ha pedido lealtad y empeño.

Es así como la dirigencia se ha reunido en la sede del P.J. para plantear la incoherencia ideológica del presidente de la CAP que trabajará en la campaña de un frente del que son adversarios, sin renunciar y ni siquiera pedir licencia. 

También se pudo escuchar la crítica de los “compañeros” de Godoy, por tomarse vacaciones sin ningún prurito en plena campaña, pese a que el mismísimo Juan Manuel Urtubey les dio un tirón de orejas hace muy poco, pidiéndoles compromiso y que se aboquen a procurar que Salta lleve un triunfo a la fórmula que encabeza junto al economista. Reto que derivó en la renuncia del jefe de gabinete y hasta ese entonces aspirante a gobernador Fernando Yarade. 

Es así como a cargo de la campaña por unanimidad, se decidió que quede el diputado nacional y aspirante a su reelección: Pablo Kosiner. A Godoy, que disfruta por estas horas del verano europeo mientras tanto, no le entran balas. Aunque le ocupen la silla.