Fontana le dedicó el triunfo a Chevrolet, que confió en él y le dio la posibilidad de volver a la categoría. No pensaba ganar esta carrera”, se sinceró Norberto Fontana apenas se bajó del Cruze.
No venía teniendo un buen fin de semana: el viernes empezó a conocer el auto y el sábado la caja no lo dejó clasificar con normalidad. Sin embargo, en la serie descubrió que podía dar el gran golpe. “Venía muy castigado este año, sin poder llegar bien en las otras categorías. Rafaela siempre me cayó bien y ganar acá con Chevrolet me pone muy feliz, sobre todo porque la gente del equipo confió en mí, que tengo 39 años, en una etapa en que los pibes jóvenes vienen pisando fuerte. Confiaron en mi experiencia, mi capacidad y hoy les devolví esa confianza”, dijo el de Arrecifes. Fontana reconoció que “cuando el sábado no pude girar me amargué mucho. Pero me tranquilicé y en la serie me dediqué a hacer lo que sé: correr. Me salió una linda maniobra al principio, me tiré un poco más en todos lados y con un auto muy equilibrado pude definir la final. Sabía que el Bebu tenía más velocidad y cuando se relanzó la carrera traté de hacerle diferencia para no tener que padecerlo en las rectas”, finalizó. La otra cara de la moneda fue la de Néstor Girolami. El Bebu no tenía consuelo: “La amargura no me la saca nadie”, contó quien hizo el gasto, liderando durante 19 vueltas. Pero…Fontana lo madrugó. ¿Qué pasó? Lo contó el propio Bebu: “Cuando Canapino tuvo su problema con las gomas, temí que me pasara lo mismo. Con igual puesta a punto, era lógico que me pudiera ocurrir, así que el equipo me pidió que levantara un poco. En la tercera chicana se me movió el auto y pensé que había roto la goma. Cuando entró el auto de seguridad probé todo y me di cuenta que el auto no tenía nada. Después Norberto me dijo que había visto aceite, quizás lo pisé. Pero levanté y ya está, perdí, me va a costar un par de días reponerme de esto. Fue una frustración”, tiró el cordobés. Peugeot también sumó buenos puntos con el tercer puesto de Julián Santero, quien no cabía en sí de alegría. “Es un debut soñado. La verdad, lo único que hice fue acelerar y frenar. El resto lo hizo el auto, nos entregaron un verdadero misil”, reconoció.