En el gremio de ATE, que es el corazón de la CTA, triunfaron los oficialismos en la nación y la provincia pero la incertidumbre quedó instalada. En Salta Juan Arroyo ganó pero perdió seccionales significativas como Metán, Cafayate y San Martín entre otras. Internas a la vista. (Daniel Escotorin)
Los resultados de las elecciones nacionales de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) expresan por un lado números y datos que pueden prestarse a engaño. Triunfó el oficialismo, tanto en Salta con a nivel nacional pero cabe aclarar que ambos estaban enfrentados en listas opuestas. Juan Arroyo que retuvo el cargo de Secretario General de ATE Salta pertenece a la opositora nacional que encabezaba el jujeño Fernando “nando” Acosta en una lista formada entre viejos adherentes a la histórica lista Verde ANUSATE (que dirige al gremio desde 1984 y fuera fundada por el tándem Víctor de Gennaro – Germán Abdala) que actualmente se para en oposición al gobierno con dirigentes kirchneristas (Edgardo Depetri y el apoyo de Milagro Sala).
Esta elección marca el fin de una etapa histórica en ATE, la de una unidad monolítica de ANUSATE, la división en torno al proyecto político y el inicio de una etapa de reflujo con efectos aún desconocidos.
En el plano nacional el triunfo quedó en manos de la conducción actual con la salvedad del enroque de cargos. Julio Fuentes actual secretario general se postuló como adjunto acompañando al actual adjunto que ahora asumirá como cabeza de ATE nacional, Hugo “Cachorro” Godoy. Esta lista mantiene el perfil opositor y su alineación con Víctor de Gennaro, diputado nacional por Unidad Popular.
Las elecciones salteñas también tuvieron su condimento de pases, rupturas, traiciones y denuncias. La lista oficialista de Juan Arroyo tuvo como principal contrincante a la Verde Bordó Negro encabezada por Jorge Torres (trabajador de la UNSa) y secundado por Silvina Guanca quien es aun la actual secretaria adjunta de ATE Salta, o sea, es parte de la Comisión Directiva de Juan Arroyo. Alineados con la lista Verde de Godoy, su referente local es el ex secretario general Vicente Marti hoy parte también de la verde.
La votación si bien marca un claro triunfo de Arroyo con alrededor del 60% provincial, perdió algunas seccionales significativas como las de Metán, Cafayate, San Martín entre otras. En el caso del departamento San Martín esta seccional es un verdadero feudo gremial en manos del histórico Fermín Hoyos quien dirige esa seccional desde hace tres décadas. No obstante el abrumador triunfo de la lista de Torres – Hoyos en Tartagal no alcanzó para descontar la diferencia que Arroyo sacó sobre todo en Capital más otras seccionales como Orán. La paridad absoluta se dio en Rosario de la Frontera donde empataron en 106 votos, si no hay resolución de posibles votos observados, se presume que se deberá votar nuevamente pero claro, sin influencia en el resultado general de la provincia.
A desalambrar
Los sendos triunfos de los oficialismos en ATE abren varios interrogantes y la incertidumbre sobre el rumbo que tomará un gremio que con un cuarto de millón de afiliados es uno de los más importantes en el campo sindical argentino y disputa el predominio con el otro gremio estatal, UPCN de permanente perfil oficialista con los gobiernos nacional y provinciales. El mismo análisis en cuanto a la relación de fuerzas en la provincia cabe para el ámbito nacional. Una conducción central con varios distritos o seccionales, importantes en muchos casos, opositoras. En el caso salteño queda claro el peso estratégico de Capital, lugar donde se concentra el poder político con su centro administrativo y base gremial del gremio estatal cuyo crecimiento cuantitativo en la gestión actual se evidencia hoy en las urnas.
Los desafíos para Arroyo se abren en tres planos: 1) su relación con el gobierno provincial en torno a las paritarias futuras en un contexto de segura crisis social más allá de quien gane las elecciones en octubre. La continuidad de Urtubey no garantizará que las negociaciones puedan llegar a acuerdos consensuados tal como ocurre hasta hoy y los posibles escenarios futuros, por lo menos grises, prevén posibles ajustes donde como siempre la variable pasa por los trabajadores. 2) en vista de esta situación, la relación con las seccionales opositoras requerirá de un acuerdo de paz o convivencia forzada, dado que además los empleados de los municipios no sólo son los peores pagados de toda la escala del Estado, sino también son víctimas de la precarización de su situación laboral: contratados, pasantes, temporarios, etc., con montos en negro. Enfrentar el ajuste en cualquier nivel necesitará de unidad interna y articulación gremial y social amplia. ATE está hoy dividido, no quebrado, pero con profundas diferencias sobre el presente apelando y parafraseando al remanido verso borgeano “deberá unirse en el espanto”. 3) lo mismo cabe hacia el espacio nacional. El nuevo secretario general de ATE “Cachorro” Godoy no puede darse el lujo de conducir ATE con el actual nivel de división. Seccionales importantes como Ciudad Autónoma, Santa Fe, Mendoza, Tucumán, Jujuy y la misma Salta entre otras están en manos de la oposición. En lo particular de la relación Salta – Nacional es parte del desafío político de Arroyo pero también de Godoy.
Juntos ¿adónde?
Hablar del futuro inmediato de ATE no queda ni se limita estrictamente al gremio, este es el pilar fundamental que sostiene a la CTA Autónoma, dirigida por Pablo Micheli. De hecho las acciones de Micheli estuvieron entre los ejes de las diferencias que dividieron a la lista VERDE. El actual líder de la CTA opositora al gobierno nacional fue el blanco de las críticas de todos los sectores, excepto de la seccional ATE de CABA, José Luis Matassa que lo apoyó y perdió a manos de la lista kirchnerista. Micheli perdió entonces el único sostén en sus incursiones sindicales junto a la CGT de Moyano, el “momo” Venegas, Luis Barrionuevo y otras especies de la fauna sindical. Micheli es hoy un muerto político y solo se sostendrá por el acuerdo y seguramente el apoyo condicionado de Godoy, pero este tendrá por detrás (o mejor dicho, dentro del gremio) a las seccionales que formaron parte del armado Verde – Blanco (o sea filo K).
¿Quién ganó? ¿Quién perdió? Formalmente ganaron los elegidos por el voto democrático de los estatales de todo el país; ATE volvió a dar una lección de sindicalismo democrático. Pero en el análisis político, se parece más a una paridad o equilibrio delicado de fuerzas. ATE Verde, representado en la conducción actual más la figura de Víctor de Gennaro mantuvo el poder, debilitado por su propia interna pero resistió el nuevo embate del gobierno nacional que ya había logrado quebrar la unidad de la CTA en el 2010 cuando avaló la continuidad, intervención mediante, de Hugo Yasky alineado con el gobierno y surge la CTA Autónoma de Micheli. El gobierno no logró su objetivo de hacerse con el gremio, pero claramente al dividirlo lo debilita y de esa manera lo neutraliza frente al escenario próximo donde un posible Scioli presidente deberá encarar la crisis con medidas ya no progresistas, ni redistributivas, sino más cercanas a ajustes a mediano plazo o en forma homeopática. En cualquier caso el conflicto será inevitable.