Alumnos del Instituto de Formación Docente, “General Manuel Belgrano”, exigen una guardería en el establecimiento. Denuncian que las autoridades del terciario se niegan a gestionar mejoras ante el Ministerio de Educación. Qué dice la ley 7755. (Federico Anzardi)
En su artículo 1°, la ley 7.755, promulgada en diciembre de 2012, prohíbe “en los establecimientos de educación de la Provincia, sea de gestión pública o privada, toda acción institucional que impida el inicio o continuidad educativa a cualquier alumna embarazada, alumna madre o alumno padre, o cualquier otra circunstancia vinculada con lo anterior, que produzca efecto discriminatorio”.
La misma ley, en su artículo 8°, establece que “los establecimientos educativos implementarán medidas de apoyo a efectos de promover y facilitar la concurrencia educacional de las alumnas embarazadas, alumnas madres y alumnos padres”.
El artículo 9° ordena la creación de “Salas Maternales” en los establecimientos educativos, que serán destinadas “fundamentalmente a alumnas madres, para la atención de niños desde los 45 días de vida”. “El Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología determinará la cantidad, condiciones de habilitación, funcionamiento y supervisión de las ‘Salas Maternales’, promoviendo la creación de las mismas en la totalidad de los establecimientos de educación para adultos”.
Ahora volvamos a la realidad: alumnos del Instituto de Formación Docente N°6.001, “General Manuel Belgrano”, más conocido como La Normal, denuncian que nada de lo que usted acaba de leer se cumple. No hay salas maternales, no se implementan medidas de apoyo para promover y facilitar la concurrencia ni se evitan los efectos discriminatorios. Es por eso que han decidido organizarse y exigir a las autoridades del terciario que gestionen ante el Ministerio de Educación una guardería para los menores que acompañen a los estudiantes.
Mercedes Martínez, de 25 años, está en el último tramo de la carrera de Ciencias Políticas. Es una de las impulsoras de la campaña #YoQuieroUnaGuarderíaParaMiTerciario. Cuenta que hace aproximadamente un mes, la vicerectora que asumirá en Rectoría, Sandra Méndez, maltrató a dos niños que se encontraban jugando en uno de los patios del establecimiento.
“La rectora vio que los niños estaban jugando, correteando, y fue y lo agarró al hermano de un compañero y le dijo, en un mal tono, ‘¿Quién es tu mamá?’. El nene se puso a llorar porque era una situación de mierda. Eso hizo que nos enojáramos todos. Después nos enteramos de que la rectora fue al aula y dijo ‘¿Quiénes son las madres que tienen los chicos tirados en el patio?’”.
Facundo Rosas también tiene 25 años, cursa el segundo año de Ciencias Políticas y es hermano del menor que fue abordado por la directora. Cuenta lo que sucedió esa noche: “Estábamos atendiendo el merendero y tuve que ir con mi hermano de seis años. Los chicos estaban jugando en el patio hasta que vi que volvían cabizbajos. Venía la rectora con ellos y los había retado, me dijo que no podían estar los chicos ahí, que el establecimiento era un lugar peligroso. Acto seguido fue un poco a increpar a las compañeras madres. Al otro día hicimos una movida con los pibes del colegio visibilizando la cuestión. A raíz de eso nos dimos cuenta que muchos compañeros adhirieron al pedido por ser un problema real de la institución”.
“Fuimos a lo legal y no hay nada que diga que no podés llevar tu hijo a la institución”, dice Mercedes. “Entonces, llenamos la Normal con la ley 7.755. La pegamos en todos lados. Un grupo de alumnos fue a hablar con la rectora y ella les dijo que una guardería no está en sus planes porque la Normal no está en condiciones edilicias, porque a los chicos se les pueden caer los techos y los baños están sucios. Nos dijo que es una irresponsabilidad como madres exponer a los chicos a esa situación. Pero que a nosotros se nos caigan los techos no importa”, completa.
El miércoles pasado, los alumnos publicaron un comunicado a través de las redes sociales en el que reafirmaron el reclamo y también denunciaron maltrato por parte de los integrantes del centro de estudiantes del terciario.
“Tres compañeras del segundo año se acercaron al centro de estudiantes y preguntaron en qué quedó lo de la guardería. Los compañeros les dijeron que tampoco estaba en sus planes por lo mismo: que las condiciones edilicias son de terror, que se pueden robar a los chicos, que es una irresponsabilidad de nosotras como madres querer llevarlos. Y en un momento, la secretaria general le dice a una compañera ‘y aparte lo hubieras pensado antes. Hubieras planificado si querías tener un hijo o querías estudiar. Nosotros no te lo podemos resolver’. Entonces la compañera se sintió muy mal y tuvo que explicar su situación. Se metieron en cosas que no les corresponden. La compañera vino y habló con nosotros, estaba muy mal. Esto no puede estar pasando”, dice Mercedes, que agrega que están juntando firmas para presentar una nota formal en el Ministerio de Educación de la provincia.
“Hoy es un problema real, más allá de los motivos que puedan tener las autoridades o el centro de estudiantes para no hacerse cargo del problema. Tenemos claro que la respuesta no depende de ellos pero sí la gestión. Y también cumplir la reglamentación que ningún estudiante se vea impedido a estudiar por tener un menor a cargo”, explica Facundo.
Mercedes opina que el promedio de chicos que se ve a diario en los patios del establecimiento no llega a diez. Y que muchos menores están con sus madres dentro del aula. “Cuando son recién nacidos los llevan a la clase. Pero ese día el problema había sido con dos que se habían puesto a jugar. Deben ser entre cinco o siete por día que están jugando. Una compañera iba con dos y dejó de asistir. Primero, el profesor le dijo ‘en mi clase no podés entrar con chicos’. Como ella seguía yendo, parece que el profesor se dirigió a la rectora, y la rectora le dijo ‘acá está prohibido, si vos seguís viniendo con los bebés no te vamos a dejar entrar’. Entonces la chica dejó de ir”, cuenta.
“La Normal es jardín y primaria y tiene un espacio con mesas y baños chicos. Es una cuestión de voluntad. Y las condiciones son las mismas para todos, porque el techo se puede caer a la mañana, a la tarde o la noche”, agrega Mercedes, que fue mamá hace pocos meses y durante el invierno estuvo a cargo del merendero junto a otros siete compañeros hasta que el centro de estudiantes los obligó a cederles el funcionamiento.
“Las compañeras quedan muy afectadas y uno las ve con todas las pilas para estudiar y rendir. Pero verse atravesadas por estos problemas las termina bajoneando”, dice Facundo.
Según los dos alumnos, las condiciones de la Normal son tal como asegura la rectora, pero consideran que una irregularidad no puede excusarse con otra.
“La cuestión edilicia es real. El año pasado se cayó un pedazo de techo, nos quedamos sin agua todo el tiempo, hemos pedido que nos pongan vidrios y nunca nos gestionaron nada.
Desde que yo entré, hace cinco años, está igual”, dice Mercedes, y agrega que los baños tienen mucho desgaste y que el personal no tiene los recursos necesarios para dejarlos en buenas condiciones.
La respuesta oficial
Nos comunicamos con el Instituto y hablamos con Sandra Méndez, quien aseguró que la Ley 7.755 es muy buena, pero que no se cumple en su totalidad. Expresó que ella no puede tomar una decisión que le corresponde al Ministerio de Educación de la provincia. Dijo, además, que a raíz de las protestas de los alumnos se realizará en los próximos días un relevamiento en las cuatro carreras para que los estudiantes opinen sobre la problemática.
Méndez insistió con la responsabilidad superior de una decisión como la que piden los alumnos. Reconoció que las condiciones edilicias son frágiles y expresó que la necesidad de salas maternales es algo real que excede a los terciarios e incluye a los colegios secundarios.
Respecto a los reclamos de los alumnos por la negativa de algunos profesores a dar clase con niños en el aula, Méndez aseguró que es muy difícil dar una clase a cuarenta alumnos y a sus niños, porque no hay espacio suficiente. Mencionó que muchos docentes aseguran que ese reclamo excede sus responsabilidades.
Además, la vicerrectora expresó que también hay responsabilidades civiles y penales. “El chico corre, se golpe, se lastima, ¿quién lo cubre al niño? El que está protegido es el alumno”, expresó. Y agregó que el reclamo le parece justo y necesario, pero que no puede aplicarlo sin una orden del Ministerio de Educación.
También nos comunicamos con el área de Prensa del Ministerio de Educación de la Provincia, donde se comprometieron a comunicarse con nuestra redacción para brindarnos una palabra oficial sobre el asunto. Lamentablemente, al cierre de esta edición, nadie se había comunicado.