La campaña silenciosa genera ruido en la tropa de Randazzo. Algunos destacan que el bajo perfil mediático dio resultados; otros creen que no debe perder tiempo.
El silencio como sello y estrategia hace ruido en las filas de Florencio Randazzo. El ex ministro de Transporte está decidido a mantener su campaña muda todo el tiempo que pueda. Está convencido de que hacer visitas «sorpresa» al conurbano, organizar reuniones cerradas con distintos sectores y esquivar a los medios configuran el mejor plan para encarar el camimo hacia las elecciones de octubre.
Tanto es así que no está en sus planes cambiar la hoja de ruta en el corto plazo y hoy dará otra muestra clara de ello: presentará el nombre de su espacio y los lineamientos de la campaña en una reunión a puertas cerradas. Habra discurso, claro, pero sólo para los presentes.
La persistencia del silencio tiene motivos y Randazzo los expone seguido. Dentro de su tropa, sin embargo, no todos están de acuerdo. Hay quienes, en línea con él, creen que no conviene apurar la salida a la cancha. Sobre todo, mientras el resto de los jugadores no lo haga.
«Hasta ahora, no nos fue nada mal. Casi no nos movimos y todos están hablando de Florencio. Para la campaña ya va a haber tiempo. Salir a desgastarnos ahora, cuando ni siquiera sabemos qué va a hacer Cristina, no tiene ningún sentido. Sigue siendo negocio generar expectativa», se sinceró uno de los defensores de la estrategia del ex ministro. «El lanzamiento es una bala de plata y hay que pensar bien cuándo usarla», completó. «¿Por qué vamos a mostrar las cartas si el resto no lo hace?», razonó en el mismo sentido un dirigente del conurbano.
Otros, en cambio, advierten que mantener la campaña silenciosa es una pérdida de tiempo, un riesgo, un lujo que Randazzo no puede darse, más allá de lo que finalmente decida Cristina Kirchner. «Seguir haciendo campaña a escondidas es una locura», aseguran.
La presión es particularmente fuerte entre dirigentes como Julián Domínguez, que tienen que «armar» en el territorio, y entre los encargados de conformar listas competitivas en los 135 distritos de la provincia. Para ellos, la presencia de Randazzo en el terreno y su palabra pública son fundamentales.
Otro que intentó convencer a Randazzo de la necesidad de dejar el ostracismo fue Alberto Fernández. Fue hace casi un mes, cuando desembarcó en el campamento del ex ministro como su jefe de campaña. Randazzo no se movió un centímetro y él no insistió.
La presión para que el ex ministro empiece a mostrarse creció en los últimos días a partir de la jugada kirchnerista de dar por «confirmada» la candidatura de Cristina Kirchner y de dejar trascender que la ex presidenta busca alternativas para dejar al ex ministro fuera de las PASO.
En este contexto, Randazzo presentará hoy el nombre y logo de su espacio, la estrategia de comunicación de la campaña y los ejes principales de sus propuestas en materia de economía, trabajo, educación y salud, entre otros temas.
Cerca del hombre de Chivilcoy admitían ayer que el formato del encuentro fue cambiando. A principios de semana no se descartaba que sirviera como un primer acto abierto de la campaña. Con el paso de los días, y al ritmo de la puja con Cristina Kirchner por las PASO, la reunión fue mutando a una demostración de fuerza sin público y hacia adentro, a la vez, y sobre todo, dirigida al kirchnerismo.
«Es otra señal de que nosotros estamos jugando y ya tenemos candidato. Ellos, no se sabe», deslizó uno de los organizadores.
En el hotel NH de la calle Bolívar coincidirán la decena de intendentes que apoyan a Randazzo, con Gabriel Katopodis (San Martín) y Juan Zabaleta (Hurlingham) a la cabeza; Domínguez; el líder del Movimiento Evita, Fernando «Chino» Navarro, y el senador Juan Manuel Abal Medina, además de legisladores y dirigentes provinciales.
También estarán los jefes de los gremios que respaldan su candidatura, como Antonio Caló (UOM), Sergio Sasia (ferroviarios), Omar Viviani (taxistas) y el diputado Héctor Daer (Sanidad), entre otros.
Fuente: La Nación