Cristina descarta los actos masivos y prepara su cierre en La Matanza. «El hambre volvió a ser un problema cuando había dejado de serlo», dijo ayer en el partido de Merlo, en Buenos Aires.
El escenario fue el Club Independiente de Merlo, en el oeste del conurbano. El mensaje, el mismo de sus últimas actividades en el territorio. Mientras prepara un cierre de campaña en La Matanza, Cristina Kirchner alertó ayer sobre la situación económica y reiteró un pedido para «poner un límite» al Gobierno.
«Hay que ponerle un límite al Gobierno y yo sólo vengo a ser el vehículo para que esto se exprese», dijo la candidata de Unidad Ciudadana (UC), explicitando la estrategia que guió toda su campaña. Como en sus apariciones anteriores se mostró rodeada de gente de a pie, esta vez directivos y socios de pequeños clubes de barrio afectados por los aumentos de las tarifas de servicios públicos.
Casi toda la intervención de la ex presidenta, de unos 15 minutos, apuntó a la situación económica, a la que comparó con el escenario que había dejado su gobierno.
«Estamos en un momento de retroceso, discutiendo cosas como el trabajo del cual nadie tenía que preocuparse hasta hace poco tiempo, porque todos tenían trabajo. La comida comienza a ser un problema cuando había dejado de serlo», sostuvo Cristina.
Enseguida agregó: «Cuando en una sociedad el problema es el trabajo porque no hay, es la comida porque falta, son los servicios públicos porque no se pueden pagar, o los remedios que no se pueden comprar, ahí estamos en lo que yo denomino el piso democrático, que es un piso previo a cualquier partido político».
Sin presencia de periodistas, como fue tradicional a lo largo de su campaña, las palabras de Cristina retumbaban en el gimnasio del club, donde se reunieron unas cien personas.
Antes de que hablara la ex presidenta, tomó la palabra el intendente local, Gustavo Menéndez, y los directivos de Independiente de Merlo y de Defensores de Banfield, de Lomas de Zamora. Marina Lesci, presidenta de esta última entidad, se lamentó: «Nos llegaron facturas de 34.000 pesos y no podemos pagar, y obviamente no puedo aumentar la cuota social».
Después de sacarse fotos con los equipos del club local, Cristina aseguró que los clubes de barrio son un «símbolo» y un «ejemplo» a seguir. «Pese a todas las dificultades siguen funcionando. Verlos a ustedes de pie me da la fuerte esperanza que vamos a salir», afirmó.
Apegada al nuevo estilo de campaña, la ex presidenta no tendrá un cierre multitudinario, al viejo estilo.
Optó en cambio por un escenario más chico, para unas 500 o 1000 personas. Será en González Catán, La Matanza, en una sede de la universidad local que todavía no abrió sus puertas por demoras que en el municipio atribuyen al gobierno nacional.
Fuente: La Nación