Abuelas de Plaza de Mayo presentaron la recuperación del nieto 122. Su padre no figuraba como desaparecido y fue fundamental la información aportada en el juicio por la ESMA para reconstruir la historia.
“Es bueno saber que hay una parte de Enriquito dando vueltas”, reflexionó Ricardo aguantando el llanto. Ricardo es uno de los tantos primos que tenía “Enriquito”, Enrique Bustamante, el “Lobo”, el “Chamaco”, montonero, secuestrado junto a su compañera de militancia Iris García, “Susuki” para su familia, “Lobita” para sus compañeros de cautiverio, con quien tuvo un hijo. El bebé nació en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) durante el cautiverio de sus padres, en plena dictadura cívico militar. Ese bebé es un hombre ya y, desde hace una semana, el nieto restituido número 122 que, junto con su verdadera identidad recuperó también a gran parte de su familia biológica. Ricardo es uno de sus tíos paternos. “Ojalá en algún momento se acerque a nosotros, tenemos mucho para contarle de su padre y su abuelo y de cómo todos sufrimos durante esa etapa oscura de nuestra historia. Cuando él decida, acá nos tendrá”, le dedicó ayer a su sobrino, a través de uno de los micrófonos que Abuelas de Plaza de Mayo suele utilizar en las conferencias de prensa que organiza para celebrar cada nueva restitución.
La crónica del anuncio de su restitución, firmada por Victoria Ginzberg para Página/12, cuenta que el salón que Abuelas de Plaza de Mayo destina a comunicar el hallazgo de cada nuevo nieto o nieta, ubicado en el primer piso de su casa central en virrey Ceballos al 500, desbordó ayer de Nietos, Hijos, Madres, Familiares, amigos de la lucha y periodistas. El hallazgo del hijo de Iris y Enrique se confirmó hace una semana y trascendió el pasado fin de semana sin que aún estuvieran notificados la totalidad de los integrantes de la familia biológica del muchacho. Abuelas programó la conferencia para ayer al mediodía, cuando todos los pasos formales estuvieran dados. “El amontonamiento de gente aquí es reflejo de la alegría que nos provoca a todos el encuentro de un bebé más, hoy ya hombre”, apuntó la presidenta del organismo, Estela de Carlotto, antes de hablar sobre los padres y la búsqueda del nieto cuyo nombre suma 122 a la lista de hijos e hijas de militantes desaparecidos y apropiados durante el terrorismo de Estado que a partir del trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo, el Banco Nacional de Datos Genéticos y la Comisión Nacional por la Identidad recuperan su identidad.
“Es bueno poder cerrar una historia tan triste con un final feliz, saber que hay algo de Enriquito dando vuelta en Córdoba. Ojalá que en algún momento se acerque a nosotros”, auguró Ricardo, uno de los dos familiares que participaron de la conferencia de ayer. Su deseo es también el de Blanca, otra prima Bustamante, quien hizo referencia a las ganas de conocer al hijo de Enrique. “Te vamos a dar todo el tiempo del mundo porque es el corazón lo que nos une. Queremos conocerte, pero te vamos a esperar”, aseguró Blanca como si su sobrino la estuviera escuchando.
El joven accedió voluntariamente a realizarse el análisis para determinar la compatibilidad genética con víctimas de la última dictadura, pero cuando supo que efectivamente era hijo de una pareja de desaparecidos solicitó “guardar reserva” respecto de su historia y “paciencia a su familia”. “Con el tiempo nos aseguró que se iba a acercar”, completó Sonia Torres, referente de las Abuelas de Córdoba, provincia en donde vivió y vive el hijo de Iris y Enrique. “Esta noticia nos refresca el alma”, concluyó Torres.