En abril se renuevan autoridades de la UNSa con un sistema electoral complejo. Cada claustro (500 docentes, 700 auxiliares, 450 PAU y 8.000 estudiantes) aporta un porcentaje distinto al total de votos. Repasamos las alícuotas de cada uno. (Franco Hessling)

El 15 de abril próximo se vivirá un nuevo acto comicial en la Universidad Nacional de Salta (UNSa), que resolverá quién será el que ocupe el despacho que dejará libre Víctor Hugo Claros, rector desde 2010. Además se renovarán las autoridades de las seis facultades: Económicas, Humanidades, Exactas, Ingeniería, Naturales y Salud.

Los comicios de gobiernos, es decir de las conducciones ejecutivas, causan el mismo impacto en el electorado de la UNSa del que provocan resto de las elecciones: hacen que se incremente el grado de participación electoral. Las elecciones a consejeros del año pasado, en las que intervinieron los auxiliares, los graduados y los estudiantes, tuvieron un caudal menor que las elecciones a rector y decanos de 2013.

Según los principios del co-gobierno consignados de manera formal en el estatuto de la UNSa, la organización política de la universidad tiene instancias de gobierno interclaustro que son superiores a cualquier autoridad: la Asamblea Universitaria y el Consejo Superior. La primera requiere de convocatorias especiales, mientras que el segundo sesiona de forma ordinaria durante el ciclo lectivo.

En razón de ello, la conformación del Consejo Superior es de vital importancia para determinar la orientación política de la UNSa. En este caso se presenta una primera particularidad de los comicios en la casa de altos estudios, las elecciones ejecutivas -como las de este año- también definen plazas importantes del Consejo, ya que todos los decanos, como tales, son automáticamente miembros con voz y voto en el órgano de funcionamiento corriente con mayor autoridad en el régimen de co-gobierno.

Como se ve, las elecciones ejecutivas son también legislativas, aunque de una manera más confusa porque lo que se vota de forma preeminente son los cargos de conducción, más allá que el Consejo Superior -al menos a nivel estatutario- está por encima de las autoridades personales. El órgano deliberativo está compuesto por seis decanos, seis estudiantes, seis profesores, tres auxiliares, dos graduados y un representante del Personal de Apoyo Universitario (PAU). Totalizan 24 consejeros. El vicerrector es quien lo preside.

Es por eso que si un rector tiene acuerdos políticos sólidos con un sólo sector, el de los profesores, domina a placer el Consejo. Si consigue el apoyo de los seis decanos -que son profesores-, más el de los profesores consejeros, ya tiene asegurado el 50% de los votos. Los desempates son responsabilidad exclusiva del vicerrector.

Co-gobierno ponderado

Pero hay otra particularidad de las elecciones ejecutivas y del mentado co-gobierno de la UNSa, el sistema de votación es ponderado, es decir, no todos los estamentos tienen la misma validez. En términos simples, no vale lo mismo el voto de un profesor, que el de un auxiliar o el de un estudiante.

Según consta en el artículo 179 del Estatuto Universitario: “Cuando corresponda elegir Rector-Vicerrector la ponderación de los votos se realizará considerando el número total de votos ponderados obtenidos por una fórmula en cada Facultad. El mismo está dado por la suma de los votos ponderados de cada uno de los estamentos que votan”.

Esto quiere decir que entre los cinco claustros hay distintas gradaciones. Los profesores representan un 37,5% de los votos totales que sean emitidos, los estudiantes un 31,25%, los auxiliares docentes un 18,75%, y los graduados y PAU un 6,25% cada uno. Cada estamento representa un valor diferente, que relativiza el ideal igualitario del co-gobierno.

Indudablemente el claustro de profesores es uno de los más influyentes, no sólo porque ser el que más aporta a la ponderación porcentual sino también porque son uno de los claustros con menos cantidad de electores. Entonces, el voto de cada profesor, como hemos dicho, tiene mucha más valía que el de cualquier otra persona de la comunidad universitaria.

Cantidad de electores

Al cierre de esta edición aún no se conocen los padrones actualizados, pero según confirmaron desde el Departamento de Cómputos de la universidad, no habría grandes modificaciones en relación con los padrones de 2015. Asimismo, como en el año pasado no se eligió ningún representante del claustro de profesores, los datos sobre la cantidad de electores estimados para este año fueron aportados por la Asociación de Docentes e Investigadores de la UNSa (ADIUNSa).

Se estima entonces que la cantidad de profesores que estarán empadronados serán cerca de 500, mientras que habrá unos 700 auxiliares docentes. Recuperando los comportamientos electorales de estos claustros en elecciones rectorales anteriores, puede asegurarse que entre el 80 y el 90% de los empadronados asiste a votar.

Los estudiantes que podrán votar rondarán los 8.000, de los cuales entre el 55 y el 65% suelen ejercer su derecho cuando se trata de comicios de este tipo. La cantidad de PAU está cerca de los 450, con un porcentaje de participación cercano al de los docentes. El caso de los graduados es particular, porque deben elevar su pedido de empadronamiento, por ello, hasta que no se publiquen los padrones oficiales no puede saberse cuántos serán.

Derechos cercenados

Los derechos políticos están recortados en el régimen universitario: no sólo el voto es ponderado y de alguna manera también calificado, sino que además la polis universitaria se reduce por medio de ciertos condicionamientos, algunos más polémicos que otros. En el estamento estudiantil, los ingresantes no pueden votar.

En el estamento docente la cuestión es un tanto más censora porque los docentes interinos no tienen derecho a voto. Sumando los profesores interinos y los auxiliares docentes interinos, el número que queda fuera de los padrones se eleva prácticamente a 400.

Ningún miembro del Instituto de Educación Media (IEM) dependiente de la UNSa tiene derecho a votar. Ésta es una marginación grosera de una parte integrante de la comunidad universitaria, que a niveles políticos, presupuestarios y hasta académicos, dependen del mismo rector que toda la institución.