Desde el entorno del senador nacional no descartan que vote a favor del proyecto que obtuvo media sanción en Diputados el 14 de junio. Rodolfo Urtubey y Cristina Fiore, en cambio, apuntan a que maniobras dilatorias desvanezcan el debate y la fiebre de la marea verde. (Nicolás Bignante)
A la marea verde uno se sube o se lo lleva puesto. Ese parece ser el axioma que por estos momentos revolotea en la cabeza de Juan Romero. Esta semana sonaron fuerte las versiones de que el exgobernador votaría a favor del proyecto de ley para garantizar el aborto legal seguro y gratuito que obtuvo media sanción en la Cámara de Diputados de la Nación el 14 de junio pasado. La mayoría de los portales nacionales hoy lo ubican entre los 17 senadores indecisos que, como ocurrió en la Cámara Baja, podrían torcer la votación contradiciendo todo tipo de pronósticos. De esta manera, y descartando la posibilidad de que algo extraordinario ocurra con las voluntades de Cristina Fiore y Rodolfo Urtubey —ambos del oficialismo provincial—, “Jucaro” se convertiría en el único legislador salteño en votar a favor de la ley tal como viene de la Cámara de Diputados.
Los más optimistas traerán a colación el papel que el salteño jugó allá por el año 2010, cuando el Senado debatió y aprobó el matrimonio igualitario; o en 2012 cuando el mismo cuerpo consagraba el derecho a la identidad de género para personas trans. En el primer caso, el exgobernador se ausentó de la votación permitiendo su aprobación, en el segundo votó a favor de la iniciativa. En ambas oportunidades prevalecieron los acuerdos tácitos con el kirchnerismo.
A Juan Romero, en la prensa nacional, lo ubican entre los 17 senadores indecisos que, como ocurrió en la Cámara Baja, podrían torcer la votación contradiciendo todo tipo de pronósticos.
Los antecedentes
En esta oportunidad, desde el entorno del senador admitieron que no va a sentar una postura hasta el momento del tratamiento en la cámara, pero dejaron entrever que el salteño no pondría sus creencias “por encima del debate”. Y si de sus creencias y/o antecedentes se trata, Romero tiene mucho que dejar por debajo de la discusión, empezando por el hecho de haber llevado como compañero de fórmula en 2015 a Alfredo Olmedo, uno de los representantes más fieles del pensamiento antediluviano salteño, y de férrea oposición al proyecto en cuestión.
Otros antecedentes se pueden encontrar yendo un poco más atrás en el tiempo. Posiblemente haya quedado en el olvido aquella intentona del exgobernador de declarar —Aroldo Tonini mediante— a la ciudad de Salta como “Ciudad Pro-vida”, en 2013. Los ediles, por aquel entonces, pusieron un freno a la iniciativa del Frente Salteño que, entre otras cosas, prohibía el “uso, distribución, difusión o promoción en todas las dependencias de la Municipalidad de Salta” de la anticoncepción hormonal de emergencia; suspendía “en forma inmediata” los protocolos de atención de los abortos no punibles —cuya legalidad había sido confirmada en 2012 por un fallo de la Corte Suprema de la Nación—; y fijaba una asignación económica para incentivar a las víctimas de violaciones a continuar con la gestación en caso de embarazos no deseados.
Pero, en política para todo hay una explicación. La justificación que por esto días ensaya el senador salteño para explicar el barquinazo no es otra que la que ya utilizaron algunos de sus colegas, incluida la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK): sus hijos le hicieron cambiar de parecer. La particularidad que ostenta este caso es que entre los hijos del senador está nada menos que Bettina Romero, la legisladora provincial cuyo nombre resuena como candidata para suceder a Gustavo Ruberto Sáenz en la intendencia capitalina. Días atrás ya habían consumado algunas reuniones con el intendente en aras de organizar el trabajo político y conformar equipos técnicos. Claro está que para embarcarse en esa empresa la legisladora precisa, además de la venia saenzista, el visto bueno de la familia; condición que sólo se daría en caso de que Juan Romero desista de la idea de renovar su banca, evitando repetir el apellido dos veces en la misma boleta.
Este último, mientras todo esto transcurre, sigue de cerca las instancias del debate por la reforma constitucional. Hoy aparece como el principal aliado opositor en esa contienda. El senador, cuyo mandato vence el año próximo, entiende que, de no prosperar esas negociaciones, deberá como última opción volver a probarse el traje y encender la maquinaria electoral. De ser así, el exmandatario provincial deberá dar alguna señal de vida a los sectores del electorado sub 35.
La justificación que por esto días ensaya el senador salteño para explicar el barquinazo no es otra que la que ya utilizaron algunos de sus colegas, incluida la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner: sus hijos le hicieron cambiar de parecer.
Dilatar es la cuestión
En la Cámara de Senadores la pulseada estratégica gira en torno a si el tratamiento se da en dos comisiones o en cuatro, tal como pretende Gabriela Michetti. De esta manera, a las comisiones de Salud, Justicia y Asuntos penales, se sumarían las de Presupuesto —en sintonía con el pedido que hiciera Andrés Zottos en su alocución el pasado 13 de Junio— y Asuntos constitucionales, que hoy tiene a Rodolfo Urtubey como vocal. Las maniobras dilatorias que persiguen los senadores pro-feto ya encendieron la polémica en el interior de los bloques y pusieron en alerta al movimiento de mujeres en su conjunto y a los diputados, quienes deberán volver a debatir en caso de que se introduzcan modificaciones al proyecto.
Entre los que abogan por esta última alternativa se encuentra el “Tolo”, a quien la mayoría de los relevamientos nacionales contabilizan bajo el rótulo de “indeciso”. Lo ambiguo de sus declaraciones previas al debate lo empujaron a ese lugar. Sin embargo, es sabido que el salteño tratará de incorporar algunas modificaciones al texto con el objeto de presentar una suerte de proyecto “intermedio” que garantice la despenalización, pero no así la legalización; juego discursivo del que también se valió Juan Urtubey a la hora de dar definiciones a la prensa. De esta manera, el hermano del gobernador asume un nuevo capítulo “conciliatorio” a tono con la estrategia urtubeicista a nivel nacional, que ya había quedado en evidencia días atrás con la presentación del proyecto alternativo de tarifas.
Mucho más previsible aún es el papel que cumplirá Cristina Fiore, cuyo mandato también concluye en 2019, pero que parece todavía más enfocada en el plano local que sus comprovincianos. La legisladora de Pa.Re.S, a quien se pudo ver acompañando algunas de las marchas anti-derechos en Salta, adelantó que rechazará el proyecto y acusó a los legisladores de querer dar un tratamiento “express” a la iniciativa para que sea aprobada tal como vino de diputados. Nadie habrá de influir en la senadora para que vote a favor de la legalización del aborto puesto que, a diferencia de Romero y CFK, no tiene descendencia; pero en su espacio velan para que el debate se dilate lo máximo posible, aunque para esto haya que prenderle velas a la selección nacional.