Se publica en Cafayate «Canciones de árboles de verano», nuevo libro de la poeta jujeña.  En esta entrevista habla de sus influencias, de su formación, de su labor como editora y, sobre todo, de su poesía. 

Por: Lucas Sorrentino

Cafayate es el epicentro de una movida literaria importante. Este sábado 16 de julio presenta su nuevo poemario Elizabeth Soto, de la mano de la editorial Kala. 

Elizabeth Soto tiene una amplia trayectoria como escritora. Ganó premios de poesía y narrativa.  Participó en diversas publicaciones de libros y revistas, asistió a ferias nacionales e internacionales de libros. Publicó La chica de los miércoles (2013), Metástasis (2015), Parcialmente nublado (1017), Historias de gente que no me importa (2018), Animales alternativos (2018), y Cuadernos para el niño arcoíris (2021).

Desarrolla además una labor fundamental a través de su sello editorial Cronopio, que ha publicado a autores de la región. 

La publicación de  «Canciones de árboles de verano» es la excusa perfecta para concretar esta entrevista. 

-Si no me equivoco en 2013 publicaste tu primer libro de poemas. Qué cambió en vos como poeta en estos nueve años? En literatura vale la idea de «progreso» o simplemente son cambios?

Cuando comencé a escribir era una persona diferente a la que soy ahora, no podría volver por más que quisiera. Vamos cambiando igual que el mundo, somos nuestros contextos. En algún momento sentí la necesidad de escribir de ciertas formas o ciertos temas que tal vez ahora ya no siento.

-Tengo entendido que estudiaste comunicaciones sociales, no Letras. Por qué. Qué te aporta como escritora las Comunicaciones. 

Estudiar comunicación derivó en muchas cosas, en leer desde sociología, filosofía o epistemología y a partir de eso escribir, ver el mundo de forma diferente, incluso volcarme al diseño, y la ilustración, las cosas se fueron dando espontáneamente. 

-Cómo es tu labor como editora? ¿Qué libros te interesan publicar? Cuál es la relación de esos textos con tu propia escritura. 

Mi relación con la edición siempre es armónica, hermosa y ardua. Amo leer, recomendar libros, textos, y más cuando me llega algún libro que se problematice de ciertos aspectos que me interpelan en ese momento. Los últimos libros que trabajé fueron los de la colección “Jardín”, y en ese momento la muerte, la angustia, me atravesaban, y busqué voces, formato y diseño que exprese lo que necesitaba en ese momento. 

-¿Cómo llegaste a la editorial Kala?

Y en el circuito de las editoriales independientes vamos compartiendo espacios con compañerxs dispuestos a leernos. A la editorial Kala la conocí en alguna feria del libro de la provincia de Salta, después coincidimos en un viaje a la feria del libro en Chile, y las amistades fueron surgiendo, y coincidimos en la manera de trabajar. Nico, editor de Kala, estaba armando su colección de poesía, entonces le compartí mi libro de poesía que lo tenía terminado hace tiempo. 

-Al leer tu libro me di cuenta que hace tiempo no leía poesía en la que se tematizara la pobreza y no sé si esto es un problema mío, como lector pequeño burgués, o si hoy realmente la mayoría de la poesía que circula no aborda ese tema. Me gustaría conocer tu opinión, quizá esté equivocado.

Me gusta concebir a mi poesía como barrial, con todo lo que conlleva eso, porque es la cotidianeidad que me habita. Escribo desde mi barrio pero también imaginando otros, viajando en colectivo, caminando calles de tierra, cruzándome con perros flacos, creo que es un intento de plasmar la crítica hacia la desigualdad económica social. Todo es un constante intento. Estamos aprisionados entre los errores y los aciertos.