Más de medio centenar de intendentes del PJ posó para la foto. Fue en Lobos, cuna del mismísimo Juan Domingo Perón. El asado los unió por segunda vez.

Con la esperable ausencia de los indisimulables «vidalistas» Alejandro Granados (Ezeiza) y el ex caza-traidores Mario Ishii (José C. Paz), más el faltazo con aviso de un puñado de otros alcaldes, el peronismo bonaerense en funciones logró juntar a medio centenar de sus intendentes enrolados en los múltiples clanes justicialistas.

Un mitín para volver a sus raíces: en Lobos, cuna del mismísimo Juan Domingo Perón. El asado los unió por segunda vez, después de ser invitados por Cristina Fernández de Kirchner a su think tank en abril, dentro de las mismas cuatro paredes.

Además de cantarle el feliz cumpleaños a Fernando Gray (Esteban Echeverría) por sus 46 octubres, ayer celebraron otro aniversario menos feliz: el primer año desde que el PJ perdió la provincia que gobernó durante 28. En el oficialismo, donde miraban de reojo el cónclave de unidad, aprovecharon la efeméride: «Me gusta que la oposición se junte hoy, a festejar a un año de la victoria de María Eugenia Vidal», chicaneó el ministro de Gobierno provincial, Federico Salvai.

Broma, tal vez, por nervios. El reencuentro encendió alarmas en la estrategia de Cambiemos de división del peronismo para 2017. Asistieron ayer desde los «moderados» esmeraldos, como Martín Insaurralde (Lomas de Zamora) y Juan Zabaleta (Hurlingham), pasando por los Fénix de Verónica Magario (La Matanza) y Gustavo Menéndez (Merlo), hasta cristinistas del Patria como Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Patricio Mussi (Berazategui). Un dato: ningún intendente habló mal ayer de la ex Presidenta, algo recurrente en anteriores tertulias.

«Hay varios grupos porque no hay conducción», resumió Insaurralde en un discurso aplaudido. Lo que sí hay para 2017 (y sobran) son aspirantes, en un cóctel que mezcla a CFK con Sergio Massa; y la interna que no fue entre Daniel Scioli y Florencio Randazzo. Frente a eso, los caciques territoriales buscan hacerse fuertes en la base.

En una primera etapa, inmediata, para pelear el Presupuesto con Vidal (armaron una mesa chica con delgados por secciones electorales para reclamar obras) y, más adelante, para las legislativas. «Si no tenemos apoderados que sean de los intendentes, nos van a volver a dejar afuera de las listas», alertó Ricardo Casi (Colón).

Sin mencionar a uno de los que aún ostenta la temida lapicera, el diputado cristinista Eduardo «Wado» De Pedro, quedaron en tratar el espinoso tema más adelante. Casualmente, medio colado en el asado al ser ex intendente, el presidente del PJ bonaerense, Fernando Espinoza, no habló.

Fuente: El Cronista Comercial