Al cumplirse un año de las manifestaciones por #NiUnaMenos, el colectivo lanza “Argentina cuenta la violencia machista”, la encuesta online para elaborar el Primer Índice Nacional sobre cómo el sexismo cotidiano afecta a las mujeres.

El 3 de junio, cuando se cumpla un año desde la convocatoria que llenó plazas y calles de todo el país en contra de la violencia machista, se pondrá en marcha por primera vez una encuesta nacional para recabar datos sobre el día a día de esas agresiones sexistas. Se tratará de un cuestionario online, que estará disponible durante tres meses en la web niunamenos.com.ar (en el subdominio contralaviolenciamachista.niunamenos.com.ar), y cuyas preguntas recorren un espectro amplio de las situaciones cotidianas que afectan a mujeres de todas las edades: las descalificaciones basadas en el prejuicio, los sentimientos de culpa o de vergüenza por ser mujer, los acosos cotidianos de desconocidos en el espacio público (el exhibicionismo, el temor a ser víctima de un delito sexual), los ejercicios de poder padecidos en la atención de la salud sexual y reproductiva, el control y los indicios de la violencia en la pareja, además de los casos extremos. Con las respuestas, la campaña “Argentina cuenta la violencia machista” permitirá elaborar a partir de las respuestas el Primer Índice Nacional de Violencia Machista, que podría llegar a trazar un mapa de las vidas cotidianas de las argentinas.

El cuestionario es anónimo; fue elaborado de modo colaborativo con especialistas de distintas áreas, cuyas propuestas y observaciones cristalizaron en interrogantes para detectar violencias social, física, psicológica, obstétrica, simbólica, económica, sexual, reproductiva; también, la relación con el Estado y el uso de los recursos que deberían estar destinados a brindar asistencia: ¿el episodio de violencia fue denunciado?; si lo fue, ¿dónde, cómo fue la atención? Al estar online, puede llegar a todos los rincones del país, y por eso mismo recoger las experiencias vitales de mujeres de todas las provincias, de todas las edades y todos los niveles socioeconómicos y educativos. “Está claro que el origen del femicidio es el machismo. Por eso cuantas más mujeres respondan, más representativo y descriptivo va a ser el resultado. Pero para que Argentina cuente la violencia machista resulta imprescindible la tarea de concientización y difusión”, señaló Ingrid Beck, del colectivo #NiUnaMenos.

“Creo que no hay ninguna mujer que no clickee ‘sí’ por lo menos una vez en alguna de todas las opciones que hay en la encuesta”, señaló Beck. “Una encuesta de este tipo también te permite darte cuenta de qué le pasa a las demás, qué te pasa a vos, es como sentirte acompañada y no sola ni única en relación con eso. Y finalmente eso sirve para generar cambios en el sentido común social; lo vimos con las convocatorias del año pasado, que dejaron en claro que hay cosas que ya no están habilitadas socialmente”.

Las preguntas (algo menos de 200, todas de multiple choice) pueden responderse por etapas. La primera indaga acerca de indicios claros, pero muchas veces naturalizados, que pueden tener lugar en el espacio público o en el ámbito privado: “¿Alguna vez te dijeron en privado y fuera de contexto una grosería?”, “¿alguna vez te dijeron en público una grosería?”, “¿alguna vez un desconocido te tocó o te apoyó alguna/s parte/s de tu cuerpo sin tu consentimiento?”, “¿alguna vez un conocido de tu entorno (compañero de trabajo, de estudios, vecino, familiar) te tocó o te apoyó alguna/s parte/s de tu cuerpo sin tu consentimiento?”. Esa sección del cuestionario también pone el foco en cuestiones todavía más cotidianas, como la descalificación –pública o privada– con el argumento “y qué se puede esperar, si sos mujer…”, o el exhibicionismo cometido por conocidos o desconocidos.

La violencia machista social inevitablemente tiene un correlato en las vidas privadas de las mujeres. Eso también es parte de la encuesta, que rastrea esas huellas en comportamientos: “¿alguna vez sentiste vergüenza de ser mujer?”, “¿alguna vez tuviste tu autoestima baja por tu condición de mujer?”; otras preguntas indagan sobre el aislamiento a que puede conducir esa baja autestima vinculada con sentir como desventaje el hecho de ser mujer, y que puede tener impacto en el abandono de un nivel educativo, el temor a realizar una denuncia o un reclamo, o la decisión de presentarse a un trabajo (o pedir un aumento). En ese impacto cotidiano, también circulan los temores a ser insultada, acosada, atacada físicamente, a ser objeto de murmullos por parte de varones, todas situaciones que son objeto de preguntas para relevar el panorama en el país.

Que el cuestionario sea anónimo –aunque sí pide datos básicos de educación, vivienda e ingresos que permiten estratificar– fue una elección meditada. “No es animarse a contar, no es exponerse en defensa de algo, sino que se trata de colaborar con que sea visible la violencia machista en todo el espectro posible”, subrayó Beck. “Ante la invisibilización de la violencia machista cotidiana, hacer un Índice Nacional es una manera de tener algún registro de lo que pasa en el país. No existe, sino. Los únicos registros de efectos de la violencia machista que hay actualmente son los de femicidios”, el relevado cada año por la ONG La Casa del Encuentro y el Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina que el año pasado elaboró la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema a partir de datos de 2014.

Otra sección del cuestionario refiere facetas de la violencia machista en la vida cotidiana de pareja: cuestionamientos sobre rutinas o gustos, sospechas y celos que se convierten en ejercicios de control (sobre amistades, actividades, redes sociales, correos electrónicos, teléfonos, objetos personales). La observación también abarca situaciones como “¿alguna vez tu pareja te dijo que sos torpe, inútil o mala haciendo algo?”, o “te hizo responsable de sus problemas”, “se burló de tus razonamientos”, “se negó a dialogar o discutir un tema con vos descalificando tu punto de vista”. Las preguntas sobre conductas violentas es minucioso a la hora de relevar episodios que los especialistas suelen señalar como momentos del círculo de la violencia, ese camino en el que el victimario somete a la víctima crónicamente y que, en los casos más extremos, termina en femicidio. En esos pasos están contempladas las amenazas (de palabra, físicas, con armas) para continuar una relación de pareja o para obligar a hacer o dejar de hacer algo en particular, lo que puede incluir relaciones sexuales; los modos de infundir temor y ejercer violencia psicológica, pero también las formas que adopta la violencia económica: “¿te amenazó con dejar de pagarte algo si no hacías lo que él pedía?”, “¿te restringió el uso de dinero?”, “¿te impidió usar el dinero que era de los dos?”, “¿te impidió usar tu dinero?”.

Fuente: Página 12