El caso de la jugadora de hockey de Chubut a la que no dejan participar en el campeonato por su condición de trans genera un debate que ya trasciende lo deportivo y al país. Otros ejemplos históricos y recientes se suman a la discusión.
La Asociación de Hockey del Valle le prohibió a la deportista trans Jéssica Millamán participar del campeonato de hockey femenino de esa ciudad. En la semana ya habían insinuado la posibilidad de no dejarla participar y ayer finalmente esta idea fue confirmada. Jéssica dijo que hará la denuncia en el INADI y además irá a la justicia para pelear por su derecho a participar. Pero más allá de la resolución de este caso, lo que parece haberse instalado definitivamente en el deporte es el fin de la separación binaria de las categorías. Nunca antes se había planteado otra manera de dividir las disciplinas deportivas que no fuera la de masculinas y femeninas. Pero los avances respecto de las políticas sociales en materia de diversidad sexual y el aporte de la ciencia en el estudio de la genética rompen la tradicional separación por sexo en la competencia.
Así como el caso de Jéssica podría encuadrarse como discriminación por afectar sus derechos individuales, en el alto rendimiento deportivo hay también casos en donde se discute las ventajas que supuestamente podrían sacar los atletas transgénero. Pero en el fondo el debate apunta a lo mismo, según explica el sexólogo Adrián Helien, coordinador del grupo de atención a personas transgénero del Hospital Durand: “El deporte debe replantearse que hay varones, hay mujeres y hay gente fuera de esas categorías. Lo que define hoy en día a los seres humanos es la identidad de género, la autopercepción. No hay una sola forma de ser varón o de ser mujer”, dice Helien, autor del libro Cuerpo Equivocados.
En los recientes Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, la sudafricana Caster Semenya ganó la medalla de oro en los 800 metros, pero desde que está en la elite del atletismo sufre una persecución por su aspecto “poco femenino”. Incluso estuvo suspendida durante 10 meses por la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo por haber mostrado altos niveles de testosterona, algo que el cuerpo de Semenya produce naturalmente. “Dios me hizo como soy y me acepto a mí misma”, dijo Semenya, el caso que parece haber obligado al Comité Olímpico Internacional a regular la participación de los atletas. De hecho, estos fueron los primeros juegos en donde se puso un límite para la cantidad de testosterona que puede tener una atleta que participe en la categoría femenina.
“Las supuesta ventajas genéticas de Semenya no deberían ser un argumento para prohibirle competir. Michael Phelps y Usain Bolt también tienen una ventaja genética por sus medidas antropométricas, muy diferentes a las del resto de los atletas”, explica Helien.
En los Juegos Olímpicos de Montreal de 1976, Bruce Jenner ganó la medalla de oro para Estados Unidos en la prueba de decatlón. En tiempos de la Guerra Fría, la medalla de Jenner en una prueba combinada (en el decatlón se suman los puntos de diez disciplinas atléticas de velocidad, lanzamientos y saltos) era el triunfo de la supremacía de Estados Unidos. En los juegos anteriores habían ganado los soviéticos, pero ahora era Jenner “el atleta total”. En junio de 2015, Jenner salió en la tapa de Vanity Fair, retratado por la fotógrafa Anne Leibovitz. Pero no era una edición para mostrar al deportista, sino que Jenner le anunciaba al mundo que a partir de ese día era “Caitlyn”: “Siempre me he sentido muy orgullosa de aquella medalla olímpica, pero es verdad que me complicó muchísimo la vida a nivel personal. Porque la percepción que la gente tenía de mí, el macho, el mejor atleta del mundo, era muy distinta a la que yo tenía de mí misma. Por suerte, se acabaron las mentiras”, dijo Jenner. Hoy Jenner es una de las principales activistas de los derechos de los transgénero.
Otro caso es el de Chris Mosier, que empezó a competir en triatlones en 2009 como mujer, pero desde 2010 empezó a identificarse como hombre y logró los tiempos para participar en el equipo estadounidense masculino de duatlón. Mosier, que además es abogado, es una de las caras de Nike para su nueva campaña “Unlimited Courage”. Porque las marcas también parecen haber notado que una nueva era está comenzando en el deporte.
Fuente: Clarín