El Encuentro de Mujeres finalizó y la cobertura mediática fue igual a la realizada antes del evento: buscar escándalo para silenciar la gran movilización femenina que visibiliza las problemáticas alarmantes que padecen confirmando la subordinación de varios medios a los poderes constituidos. (Agustín Pérez Marcheta)

El 11, 12 y 13 de octubre de 2014 en la ciudad de salta se llevó adelante el 29º encuentro nacional de mujeres, con más de 30 mil mujeres participando de manera activa. El mismo tiene por objetivo discutir y visibilizar diferentes problemáticas que poseen las mujeres en la sociedad argentina. Son muchas las voces y opiniones acerca del encuentro, en donde hay posiciones encontradas. Estas líneas buscan dar un panorama general frente a las linternas que solo alumbran lo que quieren ver.

La lógica del encuentro de mujeres

Los encuentros generalmente se organizan en lugares donde se denota mayor violencia de género para con las mujeres. ¿Cómo se hace esta elección? Al final de los encuentros de mujeres se organiza un plenario y se elige por elección popular. El año pasado le tocó a Salta por la proclama general de más de 20 mil mujeres reunidas en San Juan; parte de este “malestar” se manifiesta en la declaración de Emergencia por Violencia de género en la Provincia debido a la cantidad de femicidios y denuncias. Ya se sabe que el próximo encuentro será en Mar del Plata. Los lugares se eligen según el grado de violencia que hay para con las mujeres en las provincias. El cálculo se hace entre las mismas mujeres y organizaciones, sopesando sus opiniones y según el testimonio y las percepciones de las mujeres que participan de los encuentros.

Información que los medios nunca informan

Si uno se pone a buscar información sobre el encuentro de mujeres en internet la gran mayoría son provocadoras, ya sea mujeres con sus cuerpos desnudos enfrentándose a cadenas humanas de cristianos rezando en frente de iglesias, o la quema de algún símbolo cristiano. ¿Por qué? Porque los medios suelen legitimar los órdenes constituidos, institucionalizados: las industrias culturales según Althusser y defender las estrategias desplegadas por los que tienen voz en nuestras sociedades según Michele de Certau.

De visitante en la capital de la fe

La Argentina porta una gran tradición católica. De la “Primer encuesta sobre creencias y Actitudes religiosas en Argentina” llevada adelante por el CEIL-PIETTE CONICET en 2008, se desprende que el 91% de la población argentina cree en dios (llegando esos porcentajes a un 98% en el NOA), reconociéndose el 76,6 % de los argentinos católicos (en el NOAese número asciende y llega al 91,7%). Si bien hay una individualización de la religión, en donde más del 60% de las personas que afirman creer en dios se relacionan “por su propia cuenta”, la iglesia católica todavía cuenta con una gran legitimidad en la sociedad, la encuesta nos dicen que en la argentina en el 2008 el 60% de los encuestados le otorga un 59% de credibilidad, seguido por los medios de comunicación en un 58% y las Fuerzas Armadas con un 46%. Desde una perspectiva sociológica esto busca aportar hipótesis a la resistencia abierta que llevo adelante la Iglesia católica en Salta (pegatina de afiches, reparto de volantes, por las redes se vio el hashtag #cuidadosalta) y la “silenciosa” que las personas católicas expresaron de manera incipiente en las redes sociales y en charlas informales.

 Por el lado de las más de 30 mil mujeres que se congregaron en la ciudad de Salta, hay una gran historia de lucha, construcción colectiva y descubrimiento personal. El encuentro que se desarrolla hace 29 años tiene por objetivo visibilizar la asimetría en cuanto a las diferencias de género que hay en nuestras sociedades: la diferencia de salarios entre un hombre y una mujer en el mismo puesto, la posibilidad de andar con el torso desnudo para los varones pero no para las mujeres, lo bien que quedan los pelos en el pecho de los hombres y la obligación de depilarse de las mujeres, que todos los animales en femenino signifiquen prostituta (perra, zorra, lora, yegua, burra) son algunos de los indicios de la inclinación de la balanza a favor del sexo masculino. Se tratan de la estigmatizaciones mediáticas e institucionales de las mujeres. A su vez evidenciar la problemáticas imperiosas de las mujeres en la Argentina: los casos de femicidios (muere una mujer cada 30 horas) y la desaparición de mujeres para la prostitución.

Las mujeres decidieron organizarse frente a eso y crearon el encuentro, en el mismo hay un acto de inauguración, cierre, una marcha y más de 60 talleres que buscan problematizar esta asimetría de género en diferentes ámbitos de la sociedad y apuestan por más: no solo se ve lo masculino y lo femenino, sino se aborda la perspectiva de género, problematizando la dicotomía sexual, abriendo el abanico a un mundo de posibilidades.

 El punto fuerte del encuentro es la masividad, el punto débil su organización: la misma por lo general cuenta con una mesa de organización local que se encargan de gestionar recursos para la posibilidad de realización del encuentro: alojamiento y establecimientos para dormir y donde desarrollar las actividades principalmente. Todas estas decisiones atravesadas por un constante tire y afloje de las diferentes posturas de las organizaciones que nuclean a las mujeres que emprenden. Dentro de la organización son muchos los sectores que participan por lo que muchas veces es difícil llegar a un acuerdo, demorando las decisiones, así como escisiones de la mesa de conducción. Eso explica por ejemplo diferentes decisiones encontradas: la marcha masiva no pasó por ningún edificio público (fue desde el parque San Martin al monumento 20 de Febrero), varios grupos (uno de los más visibles el partido obrero) decidieron ir a la legislatura y la catedral, los “centros simbólicos del poder” y porque a día antes del encuentro las iglesias amanecieron valladas.

Se hace camino al marchar

 Durante las marchas de los encuentros se da una transformación inusitada del cuerpo. De repente uno es un instrumento, se aglutina con otros cuerpos y otras voces y hace de sus intencionalidades una acción práctica y concreta. Marchamos por los derechos de las mujeres, por sus cuerpos y sus voces, porque las reglas del mundo dejen de ser de varones para todos y sean de todos para todos. Durante la marcha las canciones iban surgiendo: “vení bergoglio, vení proba, es la cachucha nacional y popular” “que momento, que momento, a pesar de todo, les hicimos el encuentro”, “no están desaparecidas, se las llevaron para ser prostituidas” “aborto legal, en el hospital” en donde risas complices y efusión se mezclaban en el ambiente. A los costados personas observando, mirando, casi sin poder creer que una columna de más de 15 cuadras de mujeres, acompañadas por uno que otro hombre, marcara su presencia en el espacio público de una manera tan clara e intensa.

 Para una excelente descripción vivencial recomiendo el texto “yo participe del encuentro. Vivo en salta” de Julieta Quipildor. La marcha termino en el monumento 20 de febrero sin ningún tipo de cierre. Concurrimos a la plaza y allí se daban canticos y enfrentamientos entre católicos que fueron a las puertas de la catedral con consignas “si a la vida” y entonando el himno al señor y la virgen del milagro. Hubo enfrentamientos, pero los mismos fueron mínimos, siendo por lo general el símbolo que los medios depositan en los canales donde la gran mayoría se informa, siendo muy difícil de revertir ya que desde el momento que la información ingresa a los medios se comparte y difunde de manera masiva.

Vallas donde vayas y el mundo del revés.

 El día sábado, la catedral y varias iglesias céntricas amanecieron valladas. El clima general fue de descontento e indignación. Se consideraba que el vallado era una señal clara de provocación (como cuando llevan a la policía montada a la cancha). En términos políticos se puede hablar de violencia institucional ya que frente a un acontecimiento de la sociedad civil el estado desde la institucionalidad revalida su alianza histórica con la iglesia y “protege” los edificios de posibles agresiones. Desde altas fuentes estatales se dijo que las vallas habían sido solicitadas por una parte de los grupos organizadores, para evitar así “vallas humanas” y que no haya un enfrentamiento como ocurrió en encuentros anteriores. Rescatamos aquí el testimonio de una compañera y militante que reflexionaba luego de la marcha por los comentarios encontrados en las redes sociales:

Creo que en una provincia en la que las mujeres se mueren, en la que no se respetan los derechos sexuales y reproductivos, en la que el machismo está tan instalado que prácticamente no se ve, unas paredes pintadas son un poroto al lado de toda esa otra violencia. Ojalá a todxs nos indigne y nos «perturbe» esa realidad, y ojala podamos vivir en un mundo en el que los reclamos son escuchados con solo decirlos, pero sabemos que para que sea así faltan muchas luchas todavía. Y si pensamos que es más importante defender una pared que un derecho, creo que estamos en el mundo del revés. Igual sé que muchas personas comparten tu opinión y claramente lo expresan, está bien, es parte del juego. Por otro lado, hay un escritor que dice que las paredes de una ciudad dicen lo que las sociedades silencian. Interesante, ¿no? En el barrio donde trabajo, por ejemplo, las paredes hablan de la violencia que existe entre los jóvenes, de los pibes que se suicidan o son asesinados todos los meses. Si no estuviera escrito en las paredes, ¿quién conocería esas historias y realidades de pibes que no tienen lugar para hablar? Hoy las paredes del centro de Salta hablan de mujeres que se mueren o desaparecen, de la trata de personas y la complicidad del gobierno y la policía, del incumplimiento de las leyes sobre educación sexual, de la discriminación a la diversidad sexual, entre muchas otras cosas. La verdad que sí, tenés razón, da bronca verlas. De verdad espero vivir en un mundo donde los derechos de las paredes no sean más importantes que los derechos de las personas y sus luchas colectivas.

 Es en el encuentro en donde se manifiestan las contradicciones de nuestra sociedad, es allí donde las dimensiones humanas emergen. De repente se descubre que el ser humano no es meramente un sujeto económico sino también afectivo, emocional, en donde las creencias y las violencias se encarnan en cuerpos que se debaten en el seno de la arena política.

A modo de conclusión. Estado católico vs estado laico

 La religión y la política tienen raíces comunes, sobre todo en Argentina donde gran parte del siglo XX ser católico fue sinónimo de ser argentino. En la actualidad la hegemonía católica es fuertemente cuestionada y la sociedad no parecería estar dispuesta a dar el brazo a torcer en cuanto a la inclusión de las personas pero no ya desde el hecho de ser católicos sino más bien de ser diversos.

 El domingo a la noche, en la plaza 9 de julio de la provincia de Salta nos encontramos con mi viejo. Él quería ver qué pasaba con su iglesia; yo, que hubiera una manifestación sin enfrentamientos. Pudimos charlar y mirarnos a los ojos. Cada uno dio sus razones y ambos continuamos por las sendas señaladas, tranquilos de tener la razón y de entre todas las armas, haber elegido la más incisiva: la palabra.