Eduardo Sylvester renunciará a su ministerio para acceder a una banca en diputados. Sin historia política pero vinculado a estrechos y poderosos sectores de la provincia, Sylvester es ahijado político de Horacio Aguilar, el defensor del empresario Pedro Blaquier acusado de ayudar a desaparecer obreros jujeños en 1976.
La noticia fue que tanto el ministro de Gobierno, Eduardo Sylvester, como el interventor del Instituto Provincial de la Vivienda, Matías Posadas, renunciarán a los cargos que ocupan para dedicarse de lleno a sus candidaturas electivas. Pero mientras Posadas siempre anunció que haría lo que hoy concreta; Silvester coqueteo un tiempo con lanzarse a la intendencia aunque en realidad buscaba posicionarse para disputar una banca en la cámara. Con nula militancia política, Sylvester participará por primera vez en una elección y parece dispuestos a ir a la contienda aprovechando sus fuertes vínculos con sectores eclesiásticos y sus vínculos con el estrecho pero poderoso grupo patricio que forma parte del urtubeicismo.
Sus vínculos con el poderoso abogado Horacio Aguilar lo ilustra bien. Este último es amigo personal del gobernador desde que ambos eran estudiantes de derecho en Buenos Aires. Actualmente es de esos operadores que careciendo de cargo formal suele influir en decisiones sensible del gobierno provincial. Su poder en la Justicia es más que importante y producto de una carrera larga en la Justicia Federal. Actualmente Aguilar defiende al zar azucarero Pedro Blaquier, acusado de colaborar con la dictadura durante los trágicos “Apagones de Ledesma” en 1976 y los organismos de DDHH jujeños impugnaban que Aguilar defendiera a Blaquier luego de haber accedido, como juez, a los expedientes de las causas.
La relación entre Aguilar y Eduardo Sylvester puede remontarse al año 2005. Entonces y con sólo 25 años, Sylvester se convirtió en Secretario de 1ª Instancia del Juzgado de 2ª de Jujuy que comandaba Aguilar. Se desempeñó en el cargo hasta el año 2006, mientras en el 2007 se convirtió en Secretario de Cámara de la Cámara de Federal de Apelaciones de Salta cuando Aguilar, también, era Juez Federal. En este caso, Sylvester ocupó el cargo hasta el año 2009 y la relación entre ambos era tan estrecha que Aguilar y Sylvester fueron socios fundadores de la Fundación para el estudio del Derecho en el Noroeste Argentino – FEDENOA -, de la que Aguilar fue un gran impulsor para seguir vinculado con profesionales de Salta y Jujuy.
En ese 2009, Sylvester pegó el salto desde la justicia federal al gobierno de Salta y se convirtió en Director Ejecutivo de la Agencia Antidrogas de la provincia. Se trata del mismo año en que la relación entre Aguilar y el Grand Bourg dejó de depender de la amistad entre Aguilar y el Gobernador para formalizarse de otra manera. El decreto 1.261 de abril de ese año establecía que “Estudios Aguilar” asesoraría al Grand Bourg. Los servicios se valuaron aquella vez en $8 mil más IVA. La provincia, además, costearía los gastos de viajes y alojamiento cuando las tareas llevaran al abogado o a miembros de su estudio a otras provincias o al exterior. Los decretos 1.443/10 y 1.048/11 prorrogaron, por el año 2010 y 2011 respectivamente, el vínculo entre las partes. La relación finalizó por abril de 2012, cuando Aguilar ya asumía la defensa de Pedro Blaquier y era denunciado por los organismos de DDHH jujeños.
La desvinculación era políticamente conveniente. Después de todo, era un contrasentido que el defensor de un empresario acusado de colaborar con el terrorismo de Estado asesorara a la provincia en “asuntos relacionados con el Derecho Federal y demás cuestiones vinculadas a la Justicia, Seguridad y Derechos Humanos”.
Sylvester, mientas tanto, se convertía en secretario de Seguridad y luego en ministro del área, haciendo eje en un plan millonario: la ampliación del sistema 911 y el nuevo método de monitoreo que incorporará 1.100 cámaras de seguridad. Un programa que costó 54 millones de dólares a la provincia y terminó ejecutando su actual reemplazante en el ministerio de seguridad: Alejandro Cornejo D`Andrea mientras Sylvester se hacía cargo del Ministerio de Gobierno, el cargo más político de toda gestión en manos de un hombre que nunca militó en política.