El senador de Salta Capital se quejó de que los polis no reprimieron a unos asentados. Molesto, los comparó con los boy scouts. Dura respuesta de una representante de los Derechos Humanos.

Julio Quiroja

Es un poco injusto decir que Guillermo Durand Cornejo se puso en modo Bolsonaro como señala el título de esta nota. Injusto para el presidente de Brasil, por supuesto: las intervenciones del senador salteño lejos están, todavía, de las locuras del mandatario.
Y aunque usted no lo crea y en plena democracia, el legislador PRO salió esta semana a pedir represión. En medio del recinto, en una sesión soporífera, Cornejo quiso llamar la atención, y no tuvo mejor idea que solicitar que saquen a los palos a las familias que habían tomado terrenos en la capital de la provincia. Ese día, justamente, hombres, mujeres (algunas embarazadas) y niños, se asentaron en un loteo de Parque la Vega. Una situación parecida sucedió en un par de barrios más.
“¿Cuál es la diferencia entre los boys-scouts y los policías de la Provincia?”, vociferó el senador, dejando bien en claro que para él la gravísima crisis habitacional de la provincia es un problema que se resuelve a palos. “En nuestro país existe la propiedad privada”, resaltó. El senador manifestó estas palabras, en la misma semana en que pitufos del interior jugaron al tiro al blanco con la cabeza de un pibe que había cometido el sacrilegio de salir de casa sin barbijo. Una de las muchas balas de goma le destruyeron un ojo.
Como era de esperar ante tamaña apología de la represión, salió cruce del legislador, la militante de los Derechos Humanos en la provincia Raquel Adet. Fue que frente a tanto despliegue de brutalidad e ineptitud, le recordó al senador del PRO, que invocó la sacrosanta propiedad privada, que también la constitución fija el derecho a una vivienda digna, que ningún gobierno ha respetado ni garantizado.
“En Salta hay un déficit habitacional de 72.000 viviendas, no hay acceso al crédito, hay pocos terrenos y esos pocos son muy caros a causa de la especulación inmobiliaria. Acceder a un lote es prácticamente imposible para los sectores carenciados de la población, hundidos en la catástrofe social que dejó el macrismo, que el senador tan brillantemente representa”, señaló Adet.
Indicó, además, que a esto se suma la crisis provocada por la pandemia. “Además el senador, devoto de la propiedad privada, es un hipócrita o un incoherente. Porque si el que la viola es un socio político suyo, como por ejemplo el rico y poderoso senador Romero, que se quedó orondamente con las 90 hectáreas de La Ciénaga, no se indigna, no dice nada y, por supuesto, no se le ocurre llamar a la policía. Pero si un pobre que no tiene donde caerse muerto ocupa una parcela de tierra se mesa los cabellos, se rasga las vestiduras y pide palos, palos y más palos”, concluye Adet.