Identificaron a la víctima 85 del atentado a la AMIA. Se trata de un joven que al momento del ataque terrorista tenía 20 años. Se llamaba Augusto.
Se llamaba Augusto y tenía 20 años. Su nombre era un misterio que había quedado sepultado bajo los escombros del horror terrorista que sacudió a Buenos Aires y la Argentina en 1994. A más de dos décadas, recién ahora, por las tareas de investigación de la UFI AMIA/DAIA se pudo conocer la identidad de la víctima 85 del atentado a la AMIA.
La unidad del Ministerio Público Fiscal, a cargo de los fiscales Sabrina Namer, Roberto Salum y Leonardo Filippini, precisó que la víctima es Augusto Daniel Jesús, con fecha de nacimiento 1974 . El equipo fiscal, según anticiparon fuentes del caso, logró el objetivo de poner un nombre a una de las tantas vidas destruidas por el terrorismo fundamentalista con el trabajo pericial del Equipo Argentino de Antropología Forense (EEAF), del Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial de la Nación, como así también por el trabajo el Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires.
El joven era hijo de María Lourdes Jesús, otra de las personas asesinadas en el atentado. Los dos, pudo reconstruirse por testimonios de sus familiares, hacían juntos un curso para el cuidado de enfermos en la sede de la entidad mutualista.
Con la confirmación -que se produjo tras un estudio de la UBA- se termina una de las incógnitas que habían quedado planteadas en el atentado, aunque la mayor es la ausencia de condenados ni de avances concretos para lograr que los acusados den explicaciones ante la Justicia de la Argentina.
De acuerdo con lo que también pudo saberse hoy, en 2002 se produjo el hallazgo de un documento y una cédula de identidad en el lugar del atentado, tras lo cual el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 3 había encomendado a la Policía la determinación de su paradero, ante la posibilidad de que se encontrara vivo y para convocarlo como testigo en el marco del primer juicio por la explosión en la AMIA/DAIA.
Finalmente, la comprobación realizada ahora es determinante, según los estándares científicos vigentes, a lo que se agrega la coincidencia con otros elementos del caso que los fiscales volvieron a revisar, como el descubrimiento de documentación en el lugar del hecho y los testimonios de familiares.
Como había indicado la Unidad Fiscal, los funcionarios del Ministerio Público incluso habían detectado irregularidades en el resguardo del cuerpo. A los pocos días de realizada su autopsia se dio cuenta del seccionamiento de tres falanges, en presencia de personal del FBI autorizado por el exjuez que tuvo la causa, Juan José Galeano, pero sin constancia alguna de que se hubieran realizado peritajes, o incluso sobre el destino dado a la muestra. Según se supo, años después, y sin cuidado alguno, el cuerpo fue ubicado en el osario común del cementerio de la Chacarita.
El año último, la Unidad Fiscal revisó toda la documentación atribuida al cuerpo sin identificar y, así, obtuvo testimonios de médicos forenses, de la División Rastros de la Policía Federal y de la Morgue Judicial, como así también se le dio intervención a Interpol con una «notificación negra», que es una comunicación que apunta a identificar personas fallecidas. La UFI AMIA también impulsó el cotejo de huellas digitales tomadas en la autopsia del cadáver. La identificación dactilar de Augusto Daniel Jesús no había sido posible, pero se logró avanzar con la prueba genética, que permitió dar por definitiva la identificación por una «vía independiente y sólida».
Fuente: Infobae