Se cumplen 10 años de la desaparición del músico Cristian Luna.  El caso es emblemático porque la causa no avanzó. A tal punto que ni siquiera hay peligro de prescripción, ya que nunca tuvo ningún imputado, a pesar de las pruebas que presentó su madre, que demuestran que se trata de una desaparición forzada.

 

Los sospechosos son: un conocido empresario salteño y la pareja de Cristian. Ambos, curiosamente, mintieron sobre los vínculos que los relacionan con el joven. La novia, afirmó ante la justicia tener sólo una relación laboral con él, y el empresario dijo no conocerlo, a pesar de tener un vínculo laboral.  

 

Eso fue suficiente para el fiscal para cerrar la investigación. El caso lo tuvo el juez Dubois hasta que se jubiló. Nunca investigó a fondo las pruebas presentadas, que demostraban la relación sentimental de Cristian y la mujer y que el empresario había solicitado a Luna trabajos informáticos. Tardaron años en peritar la computadora y el mail del joven, tampoco investigaron decenas de llamadas intimidatorias al teléfono de familiares. Finalmente, el caso sigue durmiendo en los cajones de ciudad judicial.

 

Todo empezó con una carta que decía que Cristian se quitaría la vida, aunque jamás apareció ningún cuerpo. La hipótesis del juez Dubois, es que se fue por voluntad propia. Sin embargo, no le llamó la atención que no se llevara documentos ni pertenencia alguna. Otro pasaje oscuro, es la actuación de la Brigada de Investigaciones, que se encargó sobretodo de intimidar a su madre Miriam Carreras, en vez de investigar a su pareja y al empresario.

 

Miriam Carreras, madre de Cristian, dijo: “El empresario involucrado tiene protección y  por eso nunca fue imputado, ni siquiera fue citado a declarar”.