Los jueces de la Sala V del Tribunal de Juicio condenaron a cadena perpetua a dos jóvenes que señalaron que el autor material es quien apareció “suicidado”.

(Leona del Monte)

En Salta los casos en donde existe de por medio la venta de droga y sustancias estupefacientes dejan al descubierto cómo se realizan las investigaciones policiales que después son tomadas por los fiscales. El doble crimen de Jonatan Tolaba y Romina Zerda es uno de ellos. Ya con una condena en marcha y con la muerte de quien los condenados señalaron como el autor material del crimen, Nicolás Ramos, la familia de los condenados han sindicado a algunos policías investigadores que casualmente no han sido investigados y tal como lo señaló Cuarto Poder en un artículo del año pasado, también sobrevuela el aroma a perejil.

El juicio por el doble asesinato de la pareja que encontraron asesinada en 2021 en el interior de su camioneta, empezó hace dos semanas y llegó a sentencia el lunes último. Los jueces de la Sala V del Tribunal de Juicio condenaron por unanimidad a Kalil Chejolán (34) y a Julián Bubroski (23) a la pena de prisión perpetua y multa por resultar coautores penalmente responsables de los delitos de homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas, por ser cometido criminis causa, por alevosía y agravado por el uso de arma de fuego (dos hechos) y comercialización de estupefacientes.

En el mismo fallo, Ricardo Galarza (44), resultó condenado a la pena de diez años de prisión efectiva como partícipe secundario de homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas, por ser cometido criminis causa, por alevosía y agravado por el uso de arma de fuego (dos hechos).

El juicio se realizó con tribunal colegiado integrado por los jueces Marcelo Rubio (presidente), Mónica Faber y Gabriela Romero Nayar (vocales).

Cómo sucedieron las cosas

El hecho juzgado ocurrió en 2021. La noche del 10 de octubre, alrededor de las 23, los cuerpos sin vida de Tolaba y Zerda fueron encontrados en el interior de una camioneta estacionada sobre una calle colectora de la autopista Circunvalación Oeste, entre el acceso a San Luis y el barrio Miracolos.

Aunque en un primer momento se deslizó que podían haber sido víctimas de un siniestro vial, la autopsia determinó que ambos presentaban heridas de arma de fuego. A partir de ahí los “investigadores” se dieron a la tarea de realizar por un lado un allanamiento en el domicilio de Tolaba, donde según indicaron los policías éste poseía una cocina para la elaboración de sustancias estupefacientes conocidas como éxtasis que luego eran comercializadas en las fiestas electrónicas y distribuidas a otras personas para la venta.

Por ese entonces era el ministro de Seguridad, Juan Manuel Pulleiro, quien confirmaba que ambos cuerpos tienen heridas de arma de fuego y admitía que la escena del crimen, la camioneta Fiat Strada encontrada en ruta provincial 95 en un camino de tierra paralelo a la circunvalación, no fue preservada.

Bajo la dirección de la Unidad Fiscal conformada por los fiscales penales Leandro Flores, Ramiro Ramos Osorio y Gustavo Torres Rubelt, a un mes del hallazgo los investigadores del CIF lograron determinaron a partir de los elementos de prueba que las víctimas habrían estado vinculadas con personas involucradas con la comercialización de drogas sintéticas o de diseño y al profundizar la investigación, establecieron la identidad de los sospechosos del doble homicidio.

Como resultado, en aquel entonces dos de los hoy condenados a perpetua fueron detenidos (Chaejolán y Bubrosky) uno de ellos en la zona este de la ciudad capital de Salta y el segundo, que sería propietario del vehículo utilizado para el hecho, en la vía pública, en el macrocentro de la ciudad. En otro allanamiento realizado en la zona sudeste, donde se lo buscaba a Ramos, se produjo el secuestro de un arma y de estupefacientes.

El muerto que habla

El cuarto sospechoso del doble crimen, Nicolás Ramos, a quien Chejolán y Bubroski señalaron como el autor de los disparos que terminaron con las vidas de Tolaba y Zerda, falleció el 1 de noviembre de 2021 en el camping de la localidad de General Güemes, cuando era buscado en el marco de la investigación de este hecho. Según los policías de Salta Ramos se habría suicidado.

Al encontrar su cuerpo, éste poseía diferentes escrituras en su piel con lapicera. Allí se indicaban hechos referidos al doble crimen y también se señalaba a diferentes personas con nombre y apodos, quienes podrían ser los señalados por Ramos cómo posibles involucrados en el doble asesinato.

En el debate de juicio se estableció que Ramos tenía una deuda con Tolaba, quien además de comerciar drogas sintéticas había sido prestamista. A su vez, Ramos comercializaba marihuana. También Chejolán y Bubroski vendían drogas, aunque en el caso del primero tenía autorización para el cultivo de plantas de cannabis con fines medicinales, dado que padece de flebitis.

Deudas

El testigo de identidad reservada que declaró por videoconferencia durante el juicio dijo haber sido amigo Tolaba y Zerda, las dos víctimas. Sostuvo que los conocía “del ámbito de la noche” y que compartían fiestas donde Pablo vendía drogas de diseño, como pastillas de éxtasis.

Afirmó que también los visitó en su casa y que nunca le comentaron si tenían problemas con alguna persona. Confirmó que Pablo también había sido prestamista y que le había comentado que Nicolás Ramos le debía dinero.

El muerto que no habla

En el inicio del debate judicial, el ahora condenado a perpetua Chejolán dio su versión de los hechos y acusó a Ramos de ser el autor del doble crimen, señaló que si bien estuvo con él esa noche nunca supo lo que había hecho y tampoco que en la mochila que este le entregó y que después descartó tenía los teléfonos celulares de las víctimas. Contó que la noche del 10 de octubre había quedado en encontrarse con Bruboski y Ramos para ir a una fiesta en Rosario de Lerma. Dijo que con ese fin llamó a Galarza (que es tío de Ramos) porque ocasionalmente oficiaba de remisero informal, que no encontró a los jóvenes en el punto acordado y luego vio el auto de Bruboski estacionado al costado de la Circunvalación Oeste y se detuvieron con Galarza.

Chejolán dijo que entonces vio la camioneta de Tolaba en la calle colectora, que Ramos, que estaba parado al lado de este vehículo, se acercó al auto de Galarza y usó la expresión “Tío, me moquié” para decir que había matado a Tolaba y su pareja. Chejolán aseguró que Bubroski estaba dentro de su auto y no bajó. Y que tampoco bajaron ni él ni Galarza.

Chejolán aseguró que después de esa noche siguió trabajando normalmente y cuando comenzó a ver que en las noticias lo nombraban en relación a este hecho, decidió comunicarse con la policía. Fue allí cuando comenzó la investigación policial que terminó con su condena.