En el transcurso de la asamblea legislativa el Gobernador envió saludos a un diputado nacional que en Buenos Aires asistió estos días a una reunión y se despachó en su contra con críticas y agravios. Carlos Zapata es el legislador que promete dar todo por socavar la gestión de Gustavo Sáenz, aunque su objetivo implique ir en contra de los intereses de Salta. El diputado encubierto del romerato defiende la quita de los subsidios al transporte, la pérdida del incentivo docente y el apriete a los gobernadores.
Allá lejos quedó el 2011 en el que Zapata fue electo concejal por la capital junto con Angela Di Bez de Corona, colgados de la boleta de Alfredo Olmedo que inició su derrotero compitiendo en ese tiempo contra todo el aparato político a fuerza de millones de pesos con los que en cada acto de campaña sorteaba automóviles y motocicletas. En este tiempo forjó amistades con Martín Grande y se arrimó también al romerato con el que coincidiría en superficie y en las cloacas de la política.
Nada extraño considerando que es el romerato el que contribuyó en gran medida a la expansión de los intereses agropecuarios de la familia del sur, impulsada por el padre y depredada por el hijo. La concesión de 230.000 hectáreas a favor de la empresa Ecodesarrollo S.A. -de la familia Olmedo- fue otorgada por la gestión de Juan Romero imponiendo compromisos que no se cumplieron y no se cumplirán porque hoy el presidente de la empresa es también empleado de esa firma. Luego, el boom de la soja hizo la mejor parte de la fortuna. Con perfil selectivo para la denuncia, Zapata nunca quiso que se investigaran los negocios de su benefactor político.
En el año 2013 llegó a la Cámara de Diputados provincial en la elección provincial y, meses después también se trepó a las candidaturas nacionales como segundo de la rosarina Jasbel Singh pero fracasó.
Dos años después el olmedismo mostró su pertenencia al romerato apoyando la última aventura como gobernador de Juan Romero y compartiendo fórmula. Zapata comenzó a dar muestras de su voluble pensamiento y la amplitud de su ambición cuando se postuló como candidato a Parlamentario del Mercosur en representación de Salta en la lista que llevó como candidato a Sergio Massa a presidente y a Alfredo Olmedo como diputado nacional. Compartió sin escrúpulos el sector massista con el camionero y moyanista Jorge Guaymás y el taxista José Ibarra.
El hombre que gusta de almorzar y cenar en el Club 20 de Febrero no le ha temido al ridículo y pidió el voto en cada elección portando una gorra amarrilla en la que denuncia su pertenencia a la persona de Alfredo Olmedo. Eso sí, en este espacio poblado de los pocos aristócratas que quedan, y los que aspiran denodadamente a serlo, todavía tiene temor de exhibir el merchandising de las campañas del sojero.
El veterano contador nunca dejó pasar una elección y en 2017 aspiró nuevamente a un escaño nacional por el olmedismo y su partido Salta Somos Todos. Acompañado por la periodista Andrea Lazarte salió cuarto detrás de Martín Grande, Andrés Zottos y Sergio Leavy. En ese tiempo compartió espacio político con el ya intendente Gustavo Sáenz, con el que negoció la designación de su hija Lucía Zapata Usandivaras como Jueza Administrativa de Faltas.
Un nuevo salto pegó en el 2019 y obtuvo una banca de diputado provincial traccionado una vez más por Alfredo Olmedo y Miguel Nanni. El discurso chauvinista y conservador y algunas problemas internos condujeron a Olmedo a crear el partido Ahora Patria, donde virtualmente figura Zapata como presidente y en cuyo armado más sobraron pesos que militantes o afiliados.
Finalmente sus aspiraciones máximas se concretaron en 2021 cuando dentro de Juntos por el Cambio ganó la interna contra los radicales. Desde ese momento ya no pararía en sus críticas hacia Sáenz y al kirchnerismo que eran multiplicadas por los medios periodísticos del romerato. Algunas versiones informan que, sin mayor recato y a pesar de sus ácidas críticas al gobierno provincial y de acusarlo de ser el más corrupto de la historia de Salta, habría solicitado por intermedio de algunos dirigentes varios millones para su campaña.
Sin embargo, los rencores que mandan en su interior, lo llevaron nuevamente a la traición cuando en 2023 rompió lanzas con sus socios locales y participó del armado que llevo como candidato a gobernador al ultrakirchnerista Emiliano Estrada, los Biella, el Partido Renovador de Salta y el siempre cercano Jorge Guaymás. Casi toda la campaña se financió con fondos extraordinarios destinados a municipios, que manejaba Emiliano Estrada como Subsecretario de Relaciones con las Provincias, dependiente del Ministerio del Interior a cargo entonces de Wado de Pedro. Las versiones de campaña hablan de que a varias partidas se les habrían retenido importantes porcentajes para financiar proselitismo. Con esta plata manchada por las corruptas prácticas del kirchnerismo hizo campaña Carlos Zapata, el que hoy repudia a la casta.
Este miércoles el presidente Javier Milei recibió en la Casa Rosada a legisladores nacionales y con ellos aprovechó para cuestionar a los gobernadores que no han definido apoyo incondicional al gobierno nacional que adopta medidas que han desfinanciado a las provincias.
En esta reunión estuvieron presentes el Ministro de Interior Guillermo Francos y el asesor Santiago Caputo y los diputados nacionales Martín Menem, Oscar Zago, Alberto Benegas Lynch, Julia Santillán, Nicolás Emma, María Cecilia Ibañez, Nadia Marqués, Emilia Orozco, Julio Moreno, Carlos Zapata, Lilia Lemoine, Lourdes Arrieta, Celeste Ponce, entre otros.
Uno de los más efusivos fue el contador olmedista, que en este ámbito calificó de nefasta a la gestión de Sáenz y de corruptos a varios de sus funcionarios. De paso, comprometió su voto para apoyar todas las iniciativas de la gestión de La Libertad Avanza.
En la Asamblea Legislativa Sáenz recogió el guante y les pidió a los legisladores nacionales -Romero y Zapata incluidos- que defiendan los intereses de Salta. Sin embargo, ellos ya piensan en 2025 y una elección en la que quieren revalidarse colgados del saco del León Libertario. Esos intereses personales, multiplicados por muchos de los que tienen legisladores en el país, son los que sostienen en el Congreso Nacional la necesidad de que entregarle la suma del poder público a Javier Milei y que haya ajuste y recortes groseros a las provincias mientras aplauden la devaluación y miran sin preocupación alguna la multiplicación de pobres e indigentes.
Con sabiduría la Constitución Nacional de 1853, y con el recuerdo todavía fresco de la tiranía de Juan Manuel de Rosas, redactó el artículo 29 que prohíbe al Congreso conceder al Presidente facultades extraordinarias, ni la suma del poder público ni otorgarles sumisiones o supremacías por las que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a su merced. La ley máxima considera no se conformó con calificar como insanablemente nulos estos actos sino que a los responsables de estos atropellos los considera “infames traidores a la patria”. Zapata es un traidor.