Encuadrado en un proyecto del CONICET vinculado a las “apariciones” de la virgen del cerro, el sociólogo salteño Agustín Pérez Marchetta junto a la investigadora del Conicet Phd Ana Lourdes Suarez, repasa las devociones marianas en el NOA en general y  Salta en particular. (Agustín Pérez Marchetta)

La región del NOA tiene una fuerte matriz creyente, enraizada en la fe católica. Los datos del Atlas de la Diversidad Religiosa en Argentina elaborado a partir de una encuesta sobre Creencias y Actitudes efectuada en el año 2008, muestran que los porcentajes de creencia en Dios en el NOA son los más elevados del país: 98,4% en contraposición al 91% para el conjunto del país. Asimismo el 91,7% de la población del NOA se declara católica lo que supone que la diferencia porcentual con el total del país es de 15 puntos.

La fuerte adscripción al catolicismo va acompañada de altos porcentajes de creencia en figuras del dogma católico, en los que se destaca una incuestionable preminencia de Jesucristo y la virgen María: un 92,6% en el primer caso contra un 80,6% en el resto del país; y un 87,1% para el caso de la Virgen que es superior a los porcentajes que se dan en el resto del país que es del 64%.

La creencia en la trascendencia en el marco de la tradición católica, es un componente estructurante del imaginario social del Noroeste Argentino. Ese imaginario se va recreando a través de prácticas que la vitalizan y que expresan la variedad de formas y de tradiciones del catolicismo en la región.

Nuevamente, los datos de la encuesta efectuada por el CEIL en el 2008, muestran que más de la mitad de la población del NOA recrea su fe a lo largo del año a través de una variedad de prácticas religiosas: peregrinaciones, visitas a santuarios y participación en cultos a la Virgen y a los santos. En lo que a participación en peregrinaciones se refiere, el NOA muestra un 55,8% contra el 26,3% del resto del país; en el caso de la concurrencia a santuarios los índices marcan un 49,8% contra un 31%; mientras en lo referido a la participación en cultos a vírgenes o santos la cifra es de 67,8% en el NOA contra el 29,6 en el resto del país.

La sociedad salteña tiene una fuerte tradición de devoción y culto mariano que fueron entretejiendo una religiosidad de mediaciones múltiples. Ya en la primera mitad del siglo XVI, la piedad mariana se expresaba a través de diversas advocaciones. En el siglo XVIII, como señala Telma Liliana Chaile en la jurisdicción de la actual Salta, tres devociones religiosas tenían como intercesora a la virgen María. Se trata de los tributos a la virgen de Las Lágrimas, a la virgen de las Nieves y a la virgen de La Viña. Esta última con una fuerte base popular. El culto a la virgen de Las Nieves es traído desde España; en cambio los otros dos son locales y están vinculados con milagros fundantes.

El culto mayor de la sociedad salteña tiene lugar en torno al Señor y la Virgen de los Milagros. El culto de las imágenes del Milagro es actualmente la festividad más importante de la ciudad y de la provincia, es asimismo una de las más antiguas y tradicionales manifestaciones de fe del país. Son tres días dedicados a la natividad de María (13), a la exaltación de la Cruz (14) y a la solemnidad del Señor del Milagro (15) denominado “triduo”, el que se realiza con una misa por la mañana donde asisten obispos de otras localidades.

El día 15 de septiembre a la tarde, las imágenes a la que se suma la de la Virgen de Las Lágrimas, recorren en procesión las calles de la ciudad, acompañadas de cientos de miles de fieles y en la que también participan autoridades civiles, militares y eclesiásticas de la provincia y nación. Esta procesión es la culminación de los nueve días de novenario que dan comienzo el 6 de setiembre; si bien prácticamente un mes antes, las imágenes son expuestas a la veneración del pueblo. Al finalizar la procesión se regresa a la catedral, acompañados de un mar de pañuelos blancos en la plaza principal, con repique de las campanas, el sonar de una sirena y una lluvia de pétalos rojos y blancos, a plaza completa con capacidad de 50.000 personas de pie.

El fenómeno se enmarca, en función de lo expresado en los párrafos de arriba, en una sociedad local creyente, católica y devota con una fuerte tradición de mediaciones marianas locales que han convergido en un imaginario social abierto al milagro y al misterio.